jueves, 23 de julio de 2015

MISSES, MINORÍAS ACTIVAS, INNOVACIÓN SOCIAL

Migbelis Castellanos, Miss Venezuela 2013
Mes de Julio, mes de vacaciones,
recordando a mis hermanos Guillermo y Maribel, junto a sus nietos: Íñigo y Sofía, Javier, Samuel e Isabel.


Entre concursos de belleza, incertidumbres (ansiedades) y la búsqueda reflexiva por enfocar la innovación social, se encuentra la sociedad venezolana. ¿En qué lugar se ubica la cultura matrisocial venezolana, si se examina la “Mitología  de la doncella criolla” (texto de María Fernanda Palacios) desde la ciencia antropológica con el título OBSESIÓN POR LA BELLEZA FEMENINA EN VENEZUELA? Ante ese aire del triunfo femenino vivido como un Reality Show, un espectáculo nacional, la colectividad social prosigue hoy día, obsesionada por sus incertidumbres permanentes y por sus ansiedades económicas y políticas, interrogándose por la solución de sus problemas cotidianos. Solución que tiene que venir de sus mismas entrañas etno-culturales, de su mismo ser como pueblo. Tal idea la proclama el Corifeo a capella: INCERTIDUMBRE Y MINORÍAS ACTIVAS ¿Cómo vislumbrar ese camino de salvación social si no existe un programa dentro de los grupos que tienen el deber de pensar, siquiera pensar, en las opciones posibles, una de ellas inspirada en el concepto de innovación? Tal es el programa doctoral que desarrollaremos en la Universidad Central de Venezuela el próximo semestre: LA COMUNIDAD INNOVADA

OBSESIÓN POR LA BELLEZA FEMENINA EN VENEZUELA

Misses Universo Venezolanas
La obsesión por la belleza femenina venezolana se ha convertido en tópico generalizado. Los aspectos varios de su estudio mostraría un complicada temática. Aquí tematizamos la cultura para plantear el excelente preparado natural que como campo de cultivo social tiene la Organización de Miss Venezuela. El punto fenoménico y de ocasión explicativa se ubican en la pauta del machismo, originado en el modelo de madre/macho inscrito a su vez en el concepto de matrisocialidad, como conceptualizamos la matriz de sentido en la cultura mayoritaria de Venezuela. El argumento procede de la obsesión machista que incluye el reverso del hembrismo, cuyo símbolo lo porta una mujer primitiva, sensual y sexualizante. Como obsesión se vincula con un desorden étnico: el infantilismo pueril; como primitiva se asocia a lo virginal; como sensual sexualizante genera lo placentero. La belleza femenina se vive como un don natural que contiene la idea de perfección como norma de saberse y practicarse lo femenino. La función dual del varón constituye una adoración por lo femenino reforzando la autocontemplación de la mujer sobre su propia apariencia corporal. Exhibicionismo, vanidad narcisista, competencia inter-femenina, autoestima que impulsa al permanente arreglo, ostentación de pureza briosa y desenvoltura moral, recorren y preservan su autoevaluación sensible cuando se mira a sí misma. Cultivar su belleza le servirá para sobreponerse en la escena social y hasta subir en la escala social y aún de poder. Más que encantar, procura cautivar al hombre. Sus triunfos internacionales como miss, vividos como espectáculo histriónico, sostienen al yo ideal como compensación a la disminución  del ideal del yo que expresando un complejo de inferioridad constituyen el ser nacional.

Palabras claves: obsesión, belleza femenina, machismo, virginal, narcisismo.
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Resumen presentado al 1° Congreso de Antropología de la Asociación de Antropólogos Iberoamericanos en Red (AIBR), Madrid, 7 al 10 de julio de 2015. La ponencia (artículo) se encuentra en publicación.

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