domingo, 18 de agosto de 2019

DESTRUCCIÓN: HASTA QUE EL INFINITO NOS ALCANCE

La hoguera en el corro de San Juan, bajo la torre de mis ensueños 



DESTRUCCIÓN: HASTA QUE EL INFINITO NOS ALCANCE.

-“¡Cuándo vamos a salir de esto!”

Y si le conocen a uno como vecino o conocido suelen añadir como tendiendo una mano en son de ayuda: Tú que te encuentras con gente importante ¿qué dicen de la situación?”.

Me ocurrió con Paula, una vecina el pasado 2 de junio de 2019, cuando podaba las cayenas del frente de la casa, y me sugirió no podar las cayenas dobles, todas floreadas, en el centro sobre el murito de contención del jardín de la fachada. La escena desde la calle semejaba un espectáculo de belleza rematado con la floración también del rosal en la altura.

-“Así debería quedar de bello el país, y ser la envidia de todos los países del mundo, le susurré.

Todos tratan de tocar una tecla a ver si se oye alguna resonancia positiva. Uno siente como voces profundas buscando esperanza. Es un clamor cuyo eco se debate entre el desespero y la espera encomendada a Dios ¿A quién más?

-“Yo siempre te dije que esto (la superinflación) va al infinito, le remito a mi señora y le hago sentir el eco aquél que se recoge en las calles de Caracas.

Lanzo esta explicación al infinito del ambiente venezolano, porque somos lo que hace de nosotros la cultura que portamos en Venezuela, y con su sentido de permisividad actuamos la realidad…Y así nos va hasta donde nos lleve el autobús de la vida. La política socio-comunista va de la mano de esa nuestra cultura, desidiosa, y aprovecha ésta para soportar en ella su avance destructor.

¿Qué ocurre con este avance aplanador de igualdades, socialmente palo abajo?

-Que todo va pasando inercialmente y se va aceptando sin retaliación, más bien con toda la permisividad matrisocial y como recolectores de conuco en selva o del bosque en llamas.

-Infinito indica conceptualmente en su política hasta la destrucción, y que ésta sea total, porque además, según su ideología, es la forma de implementar su mundo nuevo como ejemplo para toda la humanidad con su historia y su amplia geografía mundial. Destrucción significa que todo no sólo se haga añicos, sino su desaparición sobre la faz de la tierra, donde se incluye el genocidio, y todo lo que se proponga como alterno-enemigo. Toda la realidad terminará no sólo con la vuelta al conuco (bárbaro), sino que, en sociedad compleja, hasta destruir la selva entera (Guayana) si ésta se resiste a entregar todos, absolutamente todos, sus recursos para el servicio de la revolución (= como destrucción antropológica, la del ritual de cargo).

-Infinito indica en expresión tecnológica virtual

1) no que todo esté “por las nubes”, como decimos de los precios en el mercado, según un concepto economicista de explicación fenomenológica,

2) sino que todo esté, como ya está, colocado y colocándose “en la nube”. El país dejó de ser real, para ser virtual. Entonces entra a jugar la ideología de la patria inmaculada (sin mancha), un concepto dieciochesco queriéndose actualizar en el siglo XXI; siglo cada vez más de migraciones y movidas de población internacional o de patria mundial que de otra cosa. Y sin embargo, se pretende con la revolución volver al país de la tierna infancia (Hugo de San Víctor) como consuelo regresivo.

Política comunista (igualitarista) y cultura matrisocial se hallan en colaboración hacia nuestro regreso a la barbarie, de donde al parecer nunca hemos salido al menos desde nuestra independencia política en 1811, y pese a ésta.

-¿Cómo se rescatará el país “de la nube”? ¿Y quién y/o quiénes?

Sabemos dónde está la nube, todas nuestras nubes: no sólo en la forma de hacer política enfermiza, también en la forma de activar la cultura de permisividad al dejar pasar la solución de nuestros problemas. Es decir, dándonos todos los permisos posibles y hasta aberrantes para transgredir la convivencia social y así impedir la emergencia de los acuerdos sociales en serio, básicos para establecer un orden esencial y poder sobrevivir y no bajo un estado de semi-locura.

Entonces se necesita una minoría activa y un pueblo reverente donde priven tácticas y estrategias de sociedad; tantas que esa minoría pueda jugar bien (ética), con maña, y aún con maraña, según una invención socialmente arte-fáctica. Es lo que émicamente se suele explicar, es decir, jugar (con todos los aliados) con Dios y con  todos los amigos posibles, y hasta donde sea posible[1]. Es necesario llegar hasta el milagro o maravilla de la salvación con todos los fieles a la causa, y revertir el ritual de cargo[2] como falsa utopía para canalizar su fuerza transformadora en proyecto.

-¿Cómo puede ser esto?

Después se verá que se hará con amigos que pueden convertirse en diablos. Porque todo tendrá sentido si hay proyecto, como dice Simón Rodríguez en su Defensa de Bolívar, y no demagogia. El acuerdo de sociedad es preciso implementarlo desde la política como voluntad, y empleándose totalmente en esa política con una ética de la verdad.

-¿Lo societal generado como proyecto en y por la política?

Sí, porque la política es lo sensible real que tenemos a mano; sí, porque debe ser una política como instrumento y materia prima, la que se venza a sí misma cediendo el paso al engendro de la sociedad y su proyecto. Sin sociedad no hay salvación posible en Venezuela, y, por supuesto, tampoco en ningún sitio.        



[1] Este modelo comprometido políticamente me lo inspira el final de la película de El Empecinado (Juan Ruiz, el guerrillero emblemático de un pueblo del sur de la provincia de Burgos en la guerra de independencia española contra el ejército francés de 1808). En la escena final que comparte con Wellington, el general inglés que entrando por Portugal es aliado de los españoles, pretende algunos privilegios en el comercio liberal inglés y comienza a sabotear la manufactura española. Han logrado el objetivo mayor: expulsar al ejército de Napoleón de la península ibérica, ahora queda cómo deshacerse de los que ayer como amigos tácticos advienen como nuevos enemigos, ahora estratégicos, pero esto ya es un problema de otro o segundo orden. Lo principal está cumplido.
[2] Ritual que consiste en destruir las cosas del presente para que mágicamente venga hacia nosotros e infinito futuro prometido.

EL PENSAMIENTO VIANDANTE

Reloj de Universidad Central de Venezuela, mi 'alma mater'


El pensamiento viandante se propone emprender viaje como experiencia de investigación. Comienza por hacerse la idea con miras a investigar, idea que la va condensando como concepto epistémico en la medida que la imagina un objeto a entender vía al diseño de un proyecto de investigación. Con sociología y  antropología compañeras en el viaje inquisitivo, psicoanaliza a observador y a observado para no destruir los datos, y plantea el apoyo pluridisciplinario. Cuando abre la teoría a la práctica de realización expositiva el pensamiento viandante adquiere el rostro de pensamiento poético, creador. Al andar consigo mismo para explicarse y explicar el mundo, tiene que aclarar el tema, precisar el problema a investigar y su demanda de solución conceptual. Ésta se garantiza si construye bien (ética) el modelo paradigmático y da cuenta de él en el hacer del camino (método) con argumento riguroso. Las narrativas varias implican distintos géneros literarios: al lento averiguar (análisis) sigue la conclusión rápida demostrativa (comprensión). En suma, el proyecto de investigación es pensado como problema de explicación y se coloca delante del investigador para que guíe su acción científica. 
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Sumario que hace de CONTRAPORTADA del libro El PENSAMIENTO VIANDANTE: de la Idea de investigar al Proyecto de investigación. Saarbrücken (Alemania): Editorial Académica Española. Autor: Samuel Hurtado Salazar. Fué lanzada su publicación el 31 de julio de 2019, con 12 capítulos dividios entre Parte I: Teórica y Parte II: Práctica, con un número de 318 páginas. 

Puede conseguirse en línea en la dirección www.get-morebooks.es  o www.morebooks.es