jueves, 30 de diciembre de 2021

PAÍS MIGRANTE DE SÍ MISMO

 


Utopía de lo imposible

 

Y de repente, llega alguien con mucha luz,

alguien que se preocupa por ti. Te llama,

te busca, piensa en ti, se preocupa por ti,

alguien que te llena de uno que otro detalle así

no sea tu fecha, te roba muchas sonrisas con

una que otra estupidez, alguien a quien no

le importa que tan oscuro estás, y se queda

ahí, a un latido tuyo. Alumbrándote.

 

@extasisletras   @ amoremioeri

 

---Soy migrante sin haberme ido, mi país se fue, no sé donde vivo[1].

 

Me llamó la atención este alto oscuro en el camino de la vida frente al país, donde supuestamente se vive. Un alto que es un aviso, en el Día Internacional del Migrante, 19/12, ante el extravío de cierta gente en ese camino.

Dicha atención se me asocia con el dato de la cultura matrisocial: el venezolano sabe ir a donde vive, pero no sabe donde queda.

¿Será que puede aplicarse la falta de saber del individuo con respecto al país que porta?

La cultura étnica marca el ritmo a la cultura social en Venezuela. El país que se fue pone en cuenta a los venezolanos que ese país parece que se ha ido de nuestras manos:

---¿ha emigrado?

---o ¿ha inmigrado como retornado?

---y  ¿a dónde se fue?

 

De ningún modo ha ocurrido la migración del país en esta triple alternativa.

---¿entonces?

 

Lo que ha acontecido, y está aconteciendo, en estos tiempos de dispersión es que el país se ha movido, se tiene que mover como todas las cosas para sobrevivir.

Pero el estilo de la movida cambia el ser de lo que está en juego socialmente, y en este juego puede perderse (asunto negativo) o ganarse (como beneficio del común).

Lo que parece que trasluce la queja es una pérdida invisibilizada al descargar en el país la responsabilidad individual y un autocontrol sobre la realidad. Mi país se fue, y aparece entonces la idea como un albur o quimera.

La verdad es, pese a la queja, que el país se mueve más allá de sí, permaneciendo él mismo como antes en su atractiva raigambre natural y regresivamente placentero.

 

¿Cómo es el estilo o esa forma de la movida?

 

Como el país no es un abstracto impensable, sino algo concreto posible, su realidad bulle en su vital diversidad de estilos en cuanto a ser portado por los distintos colectivos sociales.

 

---1. Hay quienes se van del país y llevan al país removido, aunque inmóvil, fijado en su memoria y sentir finiquitado.

 

---2. Hay quienes no se van del país, pero viven y sienten al país como movido más allá de sí mismo. Aquéllos lo llevan como nostalgia, éstos  como guayabo de protesta, donde los muchos lo hacen con resistencia resentida, los pocos con resiliencia aguantadora.

 

---3. Hay quienes van y vienen como acción movediza del país, intranscendente para el ser y  no ser de un país no afincado. Lo hacen con esa mentalidad cultural de recolectores (conuqueros) a quienes no importa mucho el país como afinque.

 

---4. Y hay quienes se van y vienen como sujetos retornados, con los deseos de acción rehechos, moviéndose en el margen  donde el país juega su historia de aparecer y desaparecer  consigo mismo. Y lo juega entre las cálidas relaciones primarias de la interacción social y la frialdad de las relaciones secundarias de la impersonalidad de la sociedad.

 

Desde cada lado de este panóptico de grupos diseñados, puede verse y escucharse el deseo de una utopía de lo imposible, donde todos quisieran reconciliarse con el país, de cerca o de lejos.

Pero las condiciones de la posibilidad política frustran el deseo y desvían el querer hacia un utopismo de lo impensable trayendo a colación el motivo económico de la corrupción, de la hiperinflación, deterioro de la moneda, etc. Sin control soberano de la economía, el país se fue a donde no hay caminos de libertad, sino senderos estrechos de retroceso hacia la esclavitud. Así los que portan las ideas de libertad, no se imaginan a donde se fue el país como una sombra que pasa y se ve distintamente desde cada una de las cuatro cavernas establecidas:

 

¿Cómo pensar ahora la utopía de lo imposible, la de la esperanza de la luz en medio de la oscuridad?

 

Una utopía del país sin pensamiento puede derivar hacia un desastre de país, o ser pensada para que se realice como desastre cual profecía autocumplida. Así ha venido ocurriendo según “un comportamiento histórico afincado en el resentimiento como epicentro de nuestro ser social y como daño ‘autoinfligido’,” tal como lo actualiza de un modo penetrante el chavismo (Lombardi, 2020), o de otro modo según el criterio de una guerra interminable, donde “los chavistas no van a terminar nunca la guerra contra los venezolanos” (Erickhoff)[2]. Son procesos que ocurren bajo la forma de una guerra híbrida secundada por la sindemia, como lo califican Erickhoff (2021) y Mujica (2021)[3].

 

Aquí tenemos una forma de país migrante de sí mismo bajo la deriva actual del chavismo, forma particular que ahonda aquella migración del país en torno a sí mismo y que se puede medir según el modelo de análisis conformado por el yo ideal  y el yo excéntrico. El venezolano parte del espectáculo para imaginar a su país de acuerdo a como me gusta verme o que me vean o en qué forma debieran verme. Así, concibe a su país como el mejor del mundo. Este yo ideal choca ambiguamente con el yo real convertido en un yo excéntrico, a partir de enajenar al país mediante su despojo volcado al exterior en los valores de exportación poblacional, de preparación profesional y de fortunas apañadas con diversas corruptelas. Yo excéntrico donde lo social navega con distintos signos de moralidad e inmoralidad. Así se convierte en el mejor país, propicio para ser destruido  y convertido en un país extraño para sus propios paisanos, es decir, desconocido en su ser para sí mismo[4].

 

Sin embargo, el país del placer pensado desde el yo ideal no colide de forma frontal con el país del despojo imaginado desde el yo ex-céntrico. Ambos colaboran para que la huida del país respecto de sí mismo se fortifique. Empero hay voces que se quejan de uno o de otro, sobre todo del segundo que se genera más en la realidad vía a su enajenación y extrañamiento. Lo que motiva el no saber del país que se fue, y su consecuente no saber dónde vivo yo.     

 

Los que pretendan saber como ‘migrantes’ donde vivir en el país que se fue, tendrán que saber llevar su nostalgia o su guayabo, y hacerlos florecer (saber manejarlos), para no enfermarse de país. Porque los acecha el resentimiento, un sentir muy primario y de compulsión fija, anidado en su narcisismo cultural (matrisocial). Una cosa deben tener en cuenta los emigrantes en el exterior y para estos tiempos: que no son simples exiliados, sino gente que se puso a salvo de un desastre de país. Quizá varios de ellos alentaron políticamente el origen de ese país migrante desde su desastre, y luego le huyeron como sitio  donde no se puede vivir, según el testimonio que se recogen en sus correos, pero también en sus videollamadas con una voz en vivo como excéntrica y de fuera de este mundo.

 

Los que permanecen en el país, sufriendo su desastre, quieran o no, lo enfrentan en su realidad cruda (no entran aquí los aprovechados de la situación desastrosa, que en su favor lo encuentran en su placer narcisista como privilegio). El enfrentamiento de aquéllos se sitúa en su exclusión dibujando el polo opuesto al privilegio (Sardi, 1993). Y es claro que los dos polos constituyen en su distancia estructural el dibujo del desequilibrio social (privilegio/exclusión) que indica el fenómeno de la marginalidad en América Latina (Cf. Touraine, 101-139).

 

La exclusión los hace socialmente removidos (migrantes) en su propio país. El país se les fue, se ausentó de sus vidas: ahora son pobladores de una ausencia de país. Son ‘exiliados’ sin saberlo, cual forasteros en su país nativo o naturalizado.

 

Lo que queda es una ilusión de realidad en la utopía de lo imposible. Porque el país que se fue, conserva sus ‘gracias naturales’, las de su clima, paisaje, recursos, junto con la cultura primaria de su gente ¿Por qué y cómo se hace posible esa utopía en los que no lograron resistir su nostalgia en el país ajeno? Resistencia de vencidos por desempleo, trabajo precario, clima de temperatura feroz,  gente de rostros duros, fríos, en su interacción social. Todo ello sentido como una desgracia de naturaleza antisocial.

 

---“Hemos estado un año y medio fuera. Allí todo es muy bonito, pero hace mucho frío y extrañamos la calidez no sólo del clima sino de la gente. Uno a ciertas edades ya no está para aquello[5].

 

Desde los cuatro lados del panóptico diseñado arriba, aparece el país venezolano como un sujeto, no sólo referencial, sino protagonista de una acción que al moverse se ha ido fuera de sí, llevando hasta su inconsciente colectivo; según esto, no podemos ni imaginarnos qué será de nosotros. Su auto-centrífuga social ha desorientado ansiedades y deseos, afanes y ganas, de quién lo porta diferencialmente con sus objetivos en el quehacer de su propio país.

 

El problema más fuerte tiene que ver con el bucle que hace el retroceso no simplemente de los que socio-geográficamente retornan, sino de los que letalmente no retornan porque no se han ido, y como dice Erickhoff, se la juegan ‘completica’, añadimos con argot criollo: pues no tienen la perspectiva de la experiencia alternativa de ir y venir, y, en consecuencia, carecen del saber de la vida del verdadero exiliado con su plusvalor positivo (Cf. Hurtado, 2019).

 

Se trata de los que nunca se han ido, y además conservan la esperanza de un cambio de suertes en su propio país, el cual, por su parte, se fue, y se le piensa como un migrante extraviado de sí mismo. La esperanza es que debe retornar en mejores condiciones, en las de una utopía de lo imposible: el alumbrar un proyecto de sociedad donde la gracia de la interacción social anidada en las relaciones personalizadas, saque a su vez a la luz el buen funcionamiento de las otras relaciones, las impersonalizadas de la ley y de la confianza social. Será la forma de que el país deje de ser un migrante desconocido de sí mismo, desconocimiento como un no-saber que ha sido políticamente (con criterios de guerra) orientado[6].

 

Referencias

----Alianza Rebelde Investiga (ARI) (2021). “Durante mandatos de Chávez y Maduro ha habido 316 casos de desfalco al patrimonio”, Noticiero Digital, entrevista por Jhoan Meléndez, Caracas 17 de diciembre, investigación confirmada por Tal Cual, Runrunes y El Pitazo.

----Erickhoff, Georg  (2021). “Los chavistas no van a terminar nunca la guerra contra los venezolanos”. Caracas: Runrunes de Nelson Bocaranda Sardi. Es una entrevista que ahonda las declaraciones dadas a @GitiW. (Cf. Georg Erickhoff @JorgeErickhoff, March, 21, 2021).

----García, Leonardo (2021). “De 2.000 zulianos que abandonan semanalmente su estado solo retornan 600”. Reuters, en Noticiero Digital, Caracas, 23 de diciembre.

----Hurtado, Samuel (2019). “Soledad alterna: breve tratado del exilio”. En Variaciones con tema matrisocial. Coregas sensibles al proyecto social en América Latina. Caracas: Ediciones digitales de la Facultad de Economía y Ciencias Sociales, Universidad Central de Venezuela, 120-128.

----Lombardi, Ángel Rafael  (2020). “La nueva política de los EEUU para Venezuela en la era Biden”. Caracas: Talcualdigital.com, Home, Opinión, 17 de diciembre.

----Mujica, Vladimiro, (2021). “Venezuela: un paradigma de Guerra Híbrida y Sindemia”. (Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela) APUCV INFORMA, Caracas, 10 de abril, N° 1140.

----Sardi, Milena (1993). Venezuela esquizofrénica. Caracas: Ed. Galac.

----Touraine, Alain (1978). Las sociedades dependientes. Ensayos sobre América Latina. México: Ed. Siglo XXI.



[1] @albanelyrengel

[2] Entrevista a Georg Erickhoff, donde ahonda sus declaraciones dadas a @GitiW, reproducida en Runrunes de Nelson Bocaranda Sardi, 31 de marzo 2021.

“Venezuela está en guerra y la mayor prueba es su número de refugiados…

“Claro que los ciudadanos juegan [en esa guerra]. Por ejemplo, los seis millones que se fueron jugaron su jugada. Los que se quedan también se la juegan. Hay que entender a cada uno en su juego y ve cómo se pueden alinear las fuerzas para dejar de jugar el juego del enemigo. Sí, esto marca a cualquiera. Liderazgo es ver más allá de este mareo al cual nos quieren someter”

[3] “’Guerra híbrida’ es un concepto muy bien adaptado a la mentalidad de los venezolanos: es la guerra del ‘como vaya viniendo vamos viendo’. No todo lo que pasa está cien por cien planificado, pero todo lo que pasa es evaluado y aprovechado con criterio de guerra.

“Es una tarea fundamental en las guerras híbridas asegurar que las víctimas se sientan culpables de su miseria…

“Y en ningún momento han dejado una duda de que son los militares quienes ejecutan estos planes con criterio militar. Su mantra es la llamada ‘unión cívico-militar’. Es el mantra de la guerra híbrida” (G. Erickhoff)

[4] No va a ser extraño para sí mismo un país cuando un paisano emigrante en Estados Unidos se compromete “a portarse bien y dar buena cara de los venezolanos de a pié”, indicando que los venezolanos emigrados extrañamente no se portan bien y pretende lavarles la cara más allá del país que dejó atrás (Cf. Leonardo García, 2021).

Los venezolanos no de a pie que dejan al país en la estacada como país extraño y fácil para saquearlo como una  movida del país en sí mismo, lo ofrece la investigación del desfalco del patrimonio nacional, desfalco que debiera conceptualizarse como la conculcación de los Derechos Humanos de un país. La Alianza Rebelde Investiga (ARI) ofrece una información de escalofrío: “Durante los mandatos de Chávez y Maduro ha habido 316 casos de desfalco al patrimonio público de Venezuela…Desglosando la cifra total, resaltan los 108 procesos iniciados por parlamentos y fiscalías de 219 países donde investigan robos sufridos por la nación venezolana, siendo EEUU el país con mayor cifras de causas abiertas por corrupción con 48. A la vanguardia están Argentina con 15 casos, España con 5, mientras que Portugal, Ecuador y Brasil comparten el cuarto lugar con 4 juicios abiertos. En Suiza hay 3.” (Alianza Rebelde Investiga, 2021).    

[5] Testimonio de correo personal, diciembre 2021.

[6] “Mi trabajo más específico es precisamente el análisis político de todos los aspectos invisibles pero reales de esta guerra… Una parte de la guerra en Venezuela es visible, gran parte es invisible” (G. Erickhoff). Invisibilidad, que identificamos en gran medida con el modo cultural (matrisocial) con que discurre la vida social venezolana, y al que ha apuntado el mismo Erickhoff en la entrevista de Runrunes.

PAÍS ULTERIOR. MÁS ALLÁ DE LAS FRONTERAS LAS CUMBRES DEL PENSAMIENTO TRASMIGRADO

 

EL PAIS ULTERIOR y La Antropología Estructural

Hay pérdidas que pueden revertir en posibilidades de ganancias. Es como decir que la destrucción puede llevar al aprendizaje, si nos disponemos a aprender de la desgracia. El resultado se origina cuando el individuo al fin se ve forzado a saltar los límites en que está atrapado, y salta para enfrentar el futuro con sentido de riesgo; riesgo que le impulsa a emprender cosas como protagonista de sí mismo. El símbolo del arraigo suele jugar el papel de una situación de atrapamiento. Si se encarama sobre éste, el ser humano se coloca en una alternativa de producción de realidad impensable. La nueva situación se define por el símbolo del intercambio: éste impulsa al individuo a forzar la barra de las relaciones sociales, y hacerle sentir el momento que le convoca a la innovación.

Es el escenario en progreso del emigrante, del exiliado, de la diáspora. Frente al nativo, limitado a su pequeña medida de intercambio tranquilo, el emigrante se encuentra en una situación de privilegio arriesgado, (tal es la base de su transvaloración): la medida del intercambio es mayor y su calidad superior. Su soledad crecida hace que su encuentro con el otro sea tan fecundo que genera en la sociedad de llegada un valor social original. Desde su extralimitación nativa, primero, y política después, el emigrante se resitúa en el alargue de sus posibilidades sociales; realidad extra que, en torno a él, configura un “país ulterior” que pretende la vitalidad posible de todos los sitios, esto es, de su universalidad transcendental.

IDENTIDAD A CONTRALUZ. COMPLEJOS Y EMBROLLOS CULTURALES EN VENEZUELA


 

Epítome

La Identidad vuela en la contratransferencia, se procesa en centrífuga con relación al otro (alter) con sus múltiples diferencias y alter-aciones, y no se logra en línea recta (a trasluz) sino en signo de bucle a contraluz. En Venezuela el bucle se diseña como laberinto, de suerte que la identidad se tienta en complejos como el matrisocial, en juegos de sexualidades quincotómicas e intercambio desequilibrado, en la magia de la política y su extravío primitivista, en el placer contrariado de la acogida y la violencia, en la inercia de la innovación cultural, y en la pícara lucha tenaz contra la ética y la ley social. Más allá de los peligros que pueden desatar sus desórdenes étnicos y tentación mafiosa (Gruson y Zubillaga), se encuentran su narcisismo fundamentalista, el dependiente-recolector aprovechado, y las vivezas amorales, que hacen que la identidad cultural venezolana tenga un destino entre lo confianzudo de calle y lo embrollado de raíz desconfiada. Son síntomas que se imponen al ethos o estilo cultural con la insistencia de un tragaluz que destella los espejismos de los deseos sociales, vividos con el desentendimiento del tiempo paradisíaco.