martes, 24 de octubre de 2023

VERGÜENZA DE PAÍS (POEMA)

 

 

                             

Homenaje

a Félix Velasco Cortázar

                               que ha sido coordinador de Yuca

                               boletín de un grupo informal de amigos.

                               Madrid con proyección internacional

.

                                               Si no hay vergüenza de país

no existirá el país verdadero.

 

    

I/

Cuando yo tenía de doce a quince años

el país se me cruzaba en el transbordo

del tren de Burgos al tren de León.

Vacaciones. Devolución gloriosa a

la cuna familiar.

 

Tengo todavía colgando de mis ojos

la maleta y el saco con la manta de dormir.

 

Aquél trasiego aguantaba todas las ganas

del despegue del vivir, y era una ansia de

ensanchar mi corazón de pueblo

a las lejanías que hacen a un país.

 

Lejanías que lindaban con las honduras

del alma por esculpir.

 

Era el país un mundo tan grande que no

coincidía con el mundo pubescente mío.

Pero había algo en mí que me llamaba

más allá de mí mismo.

 

No he vuelto a hacer transbordos. Pero

todos los días aquella encrucijada de

Venta de Baños, tan simple, me sirve

de astrolabio para desplazarme

a través de mi conciencia,

 del país nativo al país ulterior,

y de país ulterior al país nativo

con la maleta pesada de los sueños, y

el saco con la cobija a las espaldas tras

andar de unos trenes a otros.

 

Aún llevo la geografía de los dos países

como inmejorable cuadrícula del

transbordar mundos para reencontrarme

y, aún cansarme de mí mismo.

 

II/

Hace añales que salí de mi casa-mundo

para entrar en mi país-ulterior, y no

disponer, ni de uno ni de otro.

   

¿Será un transbordo de mundos inútil?

 

Ya no puedo más con mi cansancio.

Las explicaciones me dejan en frío, no

comprendo la destrucción de un país.

Hoy los dos países andan descarrilados.

 

El viaje a la sociedad se halla inutilizado.

 

“Si pudiera tener un manantial de la

‘vergüenza de país’, sería en la montaña

de la esperanza. El sonido sibilante de

esa geografía sería persistente y de

alta tensión”.

Lo escribo con el desplazamiento de

                               un ser incurable.

 

A los venezolanos les gusta colaborar.

¡Tú tienes que saber lo que es vivir en

                               un país envilecido!

A mí me gusta colaborar y  disfrutar

de tu amistad.

¡Tú tienes que saber lo que es vivir con

                               paisanos deprimidos!

 

Ahora en la noche de la desvergüenza

necesito cubrir con un paño mi pena

y mi vergüenza, y poder descansar

    de mí bajo la esperanza,

     lábaro en el alcor de la vida.

 

III/

La vergüenza es un sentimiento

revolucionario”, Karl Marx dixit.

 

A ello me atengo. El país venezolano

detenta los bienes humanos que lo

redimen y es un país que nos ama

bajo un manto de consolación.

 

Aunque no comprenda la noche, ni la

música del fin de semana

en el barrio caraqueño,

sin embargo, más firme y más real 

que el sentimiento,

hay algo en mí, en mi carne y huesos,

que espera por la verdad de este país.

 

País incansable a la dicha

                danos la esperanza que sabes

 para la existencia de nosotros mismos.

 

Cuando algún día esté frente al rostro

verdadero del país venezolano,

 lo miraré hasta adquirirlo plenamente

                y reconfigurar mi propio rostro

     en la vergüenza que amerite de país.

 

La vergüenza de país se resuelve

como salud del país mismo. Ésta

es su verdad.

Se alimentará en la circulación de los

       valores de sociedad. La esperanza

             los despejará. Son los que aún

bullen en la savia cívica de este

          desvencijado país.  

 

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Caracas, 22 de octubre de 2023-10-23