miércoles, 14 de diciembre de 2011

CIERRE POR INVENTARIO DE MI SALVACIÓN

















Voy a cerrar por inventario
retiro del mostrador
la mercancía quedada.
A nadie le gustó
nadie leyó
nadie sintió.

Perdí todos los amigos,
eran malos pagadores
huyeron todos de mí.

Perdí tiempo. Perdí todo (bis).
Pero donde perdí me salvé (bis).

Antonio Miranda: Tu País está Feliz.
Cante con guitarra: Xulio Formoso.
Teatro del Ateneo de Caracas, Febrero/Marzo 1971.


Por si quedara alguna duda de mi salvación en el cierre de un fin de año epocal en un diciembre de mucha lluvia de 2011 en Caracas, y bajo advocación navideña:


Rorate coeli désuper/ et nubes pluant justum:
Aperiatur terra/ et germinet salvatorem
(Dejad caer el rocío, cielos de arriba/
y las nubes lluevan al justo:
ábrase la tierra/ y germine el salvador)

Introito de Adviento IV,
con música gregoriana,
He aquí la lluvia del inventario y los gérmenes de salvación mediante el trabajo sobre la tierra, representado como tutor de tesis de Universidad:

  • Ofelia Pérez: "Impacto del Metro de Caracas en el Desempeño de Usos y Actividades cotidianas". UCAB, mayo 1986. Pregrado.


  • Claudia E. Peña: "El Comportamiento del Fondo de Crédito Agropecuario y su impacto socioeconómico en los productores agropecuarios". UCAB, 1987,


  • Pregrado.Ginette González y Vivian M. Morey: “Menores y Economía Informal. Las lógicas de subsistencia de la familia popular-urbana”. UCAB, Caracas, 1993. Pregrado.


  • Carmen Josefina Reyes y F. Rojas: "Las Dificultades del Docente en la Implementación de los Programas de Educación Religiosa". Universidad de Santa Rosa, mayo de 1994. Pregrado.


  • Miguel Ángel González: "La Promoción Turística en Paria (Venezuela). Enclave o Articulación entre la Cultura y la Sociedad". UCV, septiembre 2000 Pregrado.


  • Guillermo Méndez: “Asociación de la Comunidad del Gran San Blas. Hacia el movimiento social de la vivienda en barrios de Caracas”, UCV, abril 2003 Pregrado.


  • Hernán Porras: “Representaciones Culturales y Conflicto Social. Las Plazas Bolívar y Altamira en Caracas”, UCV, 6 de junio de 2003, Pregrado.


  • Franklin Matute: “Oritapo. Migración Rural e Invención de la Comunidad", UCV, 10 de octubre de 2003, Pregrado.


  • Eduardo Salas: “Los Dardos del Yo. Aproximación etnopsiquiátrica a la violencia urbana”. UCV, 14 de octubre de 2003, Pregrado.


  • Carolina Uzcátegui: “Cultura y Proyecto de Género en Venezuela”, UCV, 15 de octubre de 2003, Pregrado.


  • Marysabel Ramos: “Patrones de Crianza y Negativismo Social”, UCV, 32 de abril de 2004, Pregrado.


  • María Carolina Hidalgo: “Liderazgo Femenino y Convocación Comunitaria en el Barrio El Pedregal (Caracas)”, UCV, 18 de mayo de 2004, Pregrado.


  • Ramón Novo: “Quiebre Cultural y Angustia Social. Un caso de inmigración sirio-musulmana en Caracas”, UCV, abril de 2005, Pregrado.


  • Frank Bayola: “Duelo en la Morgue”. UCV, 28 de octubre de 2005, Pregrado.


  • Karilda León: “Dactilograma y Sociedad. Cultura de la Desidia en Venezuela”. UCV, 01 de noviembre de 2005, Pregrado.


  • Gabriel Oliveros: “Estructura Mítica y Transformación Etnocultural. El mito matrisocial”, UCV, 02 de noviembre de 2005, Pregrado.


  • Dayana Rivas: “Sabana Grande: la Ansiedad Urbana de Caracas”. UCV, 03 de noviembre de 2005, Pregrado.


  • Liliana Murillo: “Sociedad Ansiosa, Sociedad Adicta. Estudio etno-psicoanalítico de la droga en S. Antonio de los Altos”, UCV, 07 de noviembre de 2005, Pregrado.


  • Vanessa Vargas y Rafael Fayad. “La Amistad entre los Jóvenes Varones en Venezuela”, UCAB, 17 de Mayo de 2006, Pregrado.


  • Alfredo Alberto Lengert: “Exploración en el Desarrollo Moral del Infectado VIH/SIDA en Venezuela”, UCV, 29 de Mayo de 2007, Postgrado.


  • Enoé Texier Reyes: “Re-Encuentro con el Mito y el Ritual. Una Antropología del Auto-desarrollo”. Trabajo de Ascenso defendido junto a la Lección Pública para optar a la categoría de Profesor ASISTENTE, UCV, 14 de Junio de 2007.


  • Angelith Castillo Pérez: El Complejo de Suegra y el desentendimiento Social en Venezuela”, UCV, 09 de noviembre de 2007, Pregrado.


  • Beatriz Adriana Juárez Rodríguez: “El Policaracas y la Dedicación Urbana”. UCV, 14 de noviembre de 2007, Pregrado.


  • Ángemi Rosceli Jiménez Fuentes: “Educación Básica y Diferencia de Género. Estudio en cuatro escuela en la población de Cagua (Edo Aragua)". UCV, 12 de febrero, 2008. Pregrado.


  • Viviana Cuberos Betancourt: “La Etnoplástica del Cuerpo y las Cirugías Estéticas en Venezuela. La mamoplastia”, UCV, 10 de marzo, 2008, Pregrado.


  • Fátima I. Tavares De Abreu: “Cartografía de la Saudade y Extrañeza Social. Exploración en el desamparo y la valoración del emigrante portugués en Venezuela”.UCV, 07 de mayo, 2008, Pregrado.


  • Daniel José Rodríguez Díaz: “Desorden Urbano: Caso de la Transgresión Urbana en La Bandera (Caracas)”, UCV, 31 de octubre de 2008, Pregrado.


  • Madelaine Quintero Peña: “La Novela de Terror, el Complejo de Inferioridad y la Dependencia Social”, (UCV), 03 de noviembre de 2009. Pregrado.


  • Carlos Gómez: “Legalidad y Legitimidad. La policía en Ciudad Bolívar. Venezuela”, UCV, 10 de noviembre de 2009, Pregrado.


  • Ana Felicia Aveledo Álvarez: “Ética de la Investigación en Objetos Etnográficos: El caso de la Fundación de Etnomusicología y Folklor (FUNDEF)”, UCV, 26 de febrero de 2010. Pregrado.


  • Jorge Humberto Montero Valera: “El Desorden Mítico. La transgresión de las normas del tránsito en la ciudad de Caracas”. UCV, 18 de octubre de 2010. Pregrado.


  • Concetta Brillante Guevara: “Autoridad Eclesial y Obediencia Agonizante. La primera comunión en la iglesia de Nª Sª de Fátima de las Minas de Baruta (Caracas)”. UCV, 20 de octubre de 2010. Pregrado.


  • Ramón Novo López: “Enfermedad Cultural de Aldeanos en la Ciudad”. UCV, 05 de abril de 2011. Proyecto de Tesis Doctoral.


  • Yesery Juárez Torrealba: “Relaciones de Parejas y Abandono del Amor. Estudio en la población de Charallave, Edo. Miranda”, UCV, 13 de mayo de 2011, Pregrado.


  • Wendy Guillén Flores: “Rituales de Fratrías Urbanas. Los Car-Tunning de la bomba Texaco, Las Mercedes (Caracas)”, UCV, 17 de mayo de 2011, Pregrado.


  • Ana Thaís Bravo y Fiorella Casanova: “La Estereotipia Social. Figura ideal corporal y modelaje alimentario”. UCV, 26 de octubre de 2011, Pregrado.


  • Henry José Moncrieff Zabaleta: “La Experiencia Individualista en una Cultura Matrisocial. El individualismo como una posibilidad cultural en Caracas”. UCV, 27 de octubre de 2011, Pregrado.


  • Lía Febres-Cordero Meneses: "La Bailarina Stripper y el Desprecio de la Mirada del Otro. Estudio en pornología en casos de strippers en Caracas”. UCV, 09 de mayo de 2012, Pregrado.


  • Noliany Pastora Manvel Hernández: “Socialización del Varón Adolescente y Narcisismo Social. Dos casos venezolanos de familia extensa”. UCV, 24 de abril de 2012, Pregrado.


  • Michelle Cona: "Aglomeración Urbana y Espacio Alterado. Estaciones de Plaza Venezuela y Petare del metro de Caracas". UCV, Pregrado, presentación en febrero de 2012.


  • Noelia Depaoli: "Iconografía Homosexual y Entretenimiento Social o el Aburrimiento como problema. Los casos de la telenovela Cristal y la telecomedia de Charly Mata en Venezuela", UCV, Pregrado, presentación en marzo de 2012.

TEORÍA DEL CONSTRUCTO 2: LA GARANTÍA DE AUTENTICIDAD EN EL PROYECTO DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA


















Alfarero a tus cacharros.


Haz tu copa y no te importe


si no puedes hacer barro.




¿Dices que nada se crea?
No te importe, con el barro


de la tierra, haz una copa


para que beba tu hermano.




Antonio Machado
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Contenido



A. Balance crítico.


B. El locus ontológico de la estética creadora.


C. La garantía como creación metafórica.


D. La ética como dedicación.


E. La autorización personal creadora compromete la garantía de autenticación del proyecto.


Como ciencia se propone la positividad, como proyecto se propone la rentabilidad, como narrativa se propone ideas atractivas. Si la combinación no hace agua, resultará una investigación de autenticidad garantizada, porque será una poesía del pensamiento.



A. Balance Crítico.



Remedando esforzadamente la entrada a Los Sueños de la Razón de J. A. Marina (2003), aspiramos a asentar dónde se funda la garantía de autenticidad que debe ostentar y con que debe ofrecerse la investigación científica. El asunto de autenticidad nos coloca en la exposición de un estado subjetivo; pero no será subjetivista porque se observará desde una ética y verificará una verdad existente en el mundo real. Tres presupuestos encabezan nuestra argumentación ab initio: 1) el carácter de la investigación; 2) el papel creador del pensamiento; 3) El principio de creación estética.



1) El carácter de la investigación apunta al estudio de una lógica o episteme. Es decir, el estudio de un modo de pensar o de una fuente del conocimiento. Tal estudio se organiza a partir de un rigor en el control de las variables; puede hacerse el control por introspección (sociología comprensiva) o por el lenguaje (cotidiano) como institución o plasmación de lo humano. La teoría es la que tiene la capacidad del control de las variables en una investigación científica, la cual termina siendo un proceso fenomenológico controlado.



De acuerdo a esta referencia conceptual, la senda, que tomamos en este primer presupuesto, se orienta según el modelo analítico en el cual se diferencian la actividad de ocuparse en investigar y la actividad de dedicarse a investigar, atendiendo a que las garantías de autenticidad del estudio de una episteme no o sí vengan otorgadas por la creación de la teoría.


Ocuparse en la realización de una cosa muestra la ejecución de unas tareas de tipo artesanal, informativo, técnico, sin consecuencias en la trascendencia del conocimiento, es decir, que no comunica, orientaciones, ideas, posibilidades, proyectos. En cambio, dedicarse a la realización de una cosa supone una concepción de las tareas de carácter artístico, conceptual, de formación de ideas y su propulsión transcendente con consecuencias en la transformación de la realidad. La concepción o diseño de ideas para organizar la realidad contiene la intención de orientar la realidad misma, inspirar proyectos, proponer una referencia moral y ética.



2) En la senda, signada para el logro de la garantía de la autenticidad, se indica un punto inicial donde se asigna al pensamiento el papel de una fuente de creación de ideas y conceptos. Las cosas comienzan a aparecer con significados, y en éstos se expresa un reto como destino de su existencia; se obtienen así las ideas de las cosas. La irrealidad que representa la actividad de la concepción de las cosas, toma la delantera del futuro a la realidad que está representada por las cosas del presente.


La obra o proyecto de investigación aún no existe, pero ya está en proceso de existencia en el pensamiento creador del sujeto pensante, el autorizando. Sin esta inicial de irrealidad como inquietud, y como tal deslumbrante unas veces, pero otras veces tímidamente pobre, ofuscadamente incierta, indigente buscando oropeles entre barahúnda de apuntes, papeles, libros, videos, poemas, novelas, estadísticas, filosofías, crónicas periodísticas, etc. Sin esta inicial que pretende una inspiración creativa, no se marca el ritmo a la investigación. Como creación, supone que el pensamiento se sobreponga a sí mismo, venciéndose en su propia función creadora. Esta creación demiúrgica no puede ser sino una poiesis, es decir, una poesía del pensamiento.



3) La mezcla que debe lograr una combinatoria dosificada de cientificidad, proyecto y narrativa, se origina a su vez en un principio de creación estética. La estética como motivación tiene ya una historia en nuestra intención personal. En la travesía por el CIPOST (Centro de Investigaciones Postdoctorales) 1993-1998, donde afloró tal motivación para la reflexión filosófica, humanística, literaria, pretendimos también pensar la asociación de la estética con la actividad científica. Pero no hubo ocasión para lograr también su diferenciación y autonomía, ya con respecto a la retórica, ya con respecto al juicio o sensibilidad filosófica.


Antes en 1985, comenzando los cursos de Antropología de la magia y la religión y Etnopsiquiatría dictados por el profesor Gustavo Martín en el Doctorado en Ciencias Sociales, se apuntaba a la sensibilidad como un acceso al conocimiento. El estructuralismo levi-straussiano, así como el estructuro-marxismo presidían aquel intento de orientación, como un magma de sentimentalismo sin sujeto.



Aquella motivación nunca fue elevada a ser pensada como principio. Las cosas y sus problemas quedaban a un lado haciendo guiños de objetivación, negada pero no disuelta. El desalojante subjetivismo tapaba las ansiedades de los investigadores de cara a los problemas objetivantes. Además se avanzaba hacia una criminalización de la ciencia, donde la disciplina y el trabajo disciplinario eran condenados sin conmiseración, la academia era vituperada como academicismo, así como marginalizado el profesionalismo y al fin destruido reflexivamente, como de bajo estatus.



En la investigación debía concurrir una mezcla inteligente, tanto de los hechos que hay que describir con claridad, como de las explicaciones que tienen que venir de los debates de las corrientes de pensamiento y el conocimiento. Es decir, concurrir fenomenología y ciencia explicativa, análisis e interpretaciones. También concurrir las sensibilidades estéticas, pero ahora como principio esencial de la elaboración conceptual.



En suma, ocuparse en investigar no es suficiente para garantizar la autenticidad de la obra o proyecto de investigación; es necesaria, como función moduladora de las cosas, la invención de ideas, de suerte que el pensamiento demuestre que antes de que la obra exista como realidad, con sus conocimientos y técnicas, logre una existencia creada como concepción de irrealidad. Ni el retoricismo esteticista, ni el subjetivismo sensibilizante, alcanzan a establecer un proyecto de positividad y rentabilidad, capaz de dar cuenta de la actividad creadora del pensamiento, es decir, de la poética de éste.


B. El locus ontológico de la estética creadora.



El lugar epistemológico donde coloquemos la estética o sensibilidad creadora va a señalar la comprensión conceptual de su operatividad, y, con ello, de su pensamiento y existencia pro-activa. No se pretende que fundamente la intelección de las cosas como postura psico-estética, según la ideología postmodernista del CIPOST. Tampoco se aspira a una sentimentaloide ampliación dentro de la ideología de la muerte del sujeto, para acceder desde un estructuralismo trasnochado a las estructuras etnoculturales, según una lingüística humanística de uno de los curso del doctorado.



Ambas vías, con motivo de una ampliación emocional del sujeto, o para alentar al sujeto, resultan ser un callejón sin salida:



a) lo estético como perceptivo no avanza más allá de una sensibilidad del gusto de carácter retoricista, como criterio post-modernista.



b) Lo estético en cuanto la subjetivación particular del gusto para alcanzar experiencias individualistas, termina en una opacidad y confusión con el prejuicio de lo creativo del subjetivismo sofístico del hecho científico a costa de la objetividad. Tal subjetivación relativista terminará arropándose con las medidas del culturalismo post-modernista de la antropología norte-americana.



Nuestra posición vira hacia lo ontológico, como criterio de un saber estar en el mundo de las cosas. Se sensibilizan las cosas desde la dinámica de la acción en la medida que la acción misma está orientada por la ética en su originaria racionalidad poética. Si la estética es un producto del pensamiento ético, es porque la función misma de creación estética moldea el ser del pensamiento mismo. Éste, al vencer su primer impulso de ser, no puede sino inventar su propio modo de pensarse a sí mismo y al mundo de las cosas; modo de pensamiento que juega también el papel de fondo de reemplazo de los conocimientos y técnicas, de los proyectos y métodos, de los problemas y los conceptos explicativos, de los principios y las condiciones de realización de la acción según situaciones y conductas.


Tejiendo con esta madeja de hilos elementales, el pensamiento (inteligente) crea la ética en el tiempo histórico e impulsa su autonomía productora de su definitiva objetivación en el proyecto de sociedad. De este modo se diseña el lugar desde donde se debe pensar. La estética ya no es un impulso sentimentalizado, ni un motivo decorativo, ni un despegue de simple inspiración, tampoco una condición marginal de la realización de la acción, sino un principio del pensamiento con el que se trabaja a sí mismo el pensamiento, y éste trabaja al mundo.



La estética resulta ser una idea ontológica, turgente de la sensibilización de la acción y de las experiencias colectivas. En el juicio, como gusto de las cosas, anida también el juicio de la creación de las cosas. La estética o sensibilidad se transforma en acción creadora, después de ser evaluada desde las teorías de las relaciones sociales en proceso permanente de innovación. La innovación indicada se evalúa en las relaciones de la conducta real que debe tener o por la que debe optar un sujeto pensador, esto es, un diseñador de realidades.



En definitiva, como principio del pensamiento, la estética es entendida como una operación creadora, objetiva, de sentimiento que cristaliza información y remodela cosas que se tienen entre manos. La estética es consumación de libertad, hija no del deseo, sino del proyecto del pensamiento. Un proyecto permanente que el pensamiento impulsa como invención de posibilidades, lo promulga y lo realiza con más o menos éxito (Marina, 2004, 246). Es un proyecto (todos y cada uno) que como tal diseña acciones, que no logran fabricar ni el deseo, ni el gusto. Porque se configura como un diseño cargado de criticidad y dirigido a la solución de los problemas sociales reales.



En suma, el pensamiento se sobre-impone a su propio ser, adviniendo como principio creador de sí mismo y de las cosas. Es el pensamiento poético. Como estética pro-activa se asocia con una poética, y como instancia primigenia del pensamiento (inteligente) signa la garantía de autenticidad de toda obra o proyecto. Tal como éstos, puede ser también obra o proyecto de investigación científica.



B. La garantía como creación metafórica.



La garantía suele ser solicitada, demandada, para inquirir sobre la autenticidad de una cosa, sea un vino, un carro, un servicio de taller, un poema, un cuadro. Suele corresponder con la responsabilidad, la autoría, el origen natural o social producido. Se asocia con la marca de los zapatos o la corbata, la denominación de origen del vino o de la casa productora del ron.


La autenticidad se refiere a la autoridad que con título propio sobre el asunto en cuestión, asegura el origen y calidad de una obra o cosa. El autor de una obra, su diseñador, es el que representa el verdadero autenticador o testigo con relación a la positividad y rentabilidad operadas. Su propia subjetividad, objetivada u objetivándose en los procesos de trabajo de las obras, identifica la operación previa que como obra a su vez operante signa la veracidad que garantiza la autenticidad de la obra operada como resultado. En breve, la ejecución diseñada como operación subjetiva tiene consecuencias en cuanto que se convierte en el principio constitutivo del ser de una obra ejecutada, objetiva.



Una realidad auténtica o lo auténtico como realidad, originado en la psico-dinamia de su creador, transfigura a éste en artífice de mundos. Ya no es un simple actor ejecutante (fautor o factor), sino un autor que, al diseñar ideas, detenta una autoridad y puede signar la autorización de una obra.


En la génesis o punto focal se encuentra un pensamiento creador, poético. Esta clase de pensamiento no procede de los medios utilizados, sino de los fines, no de las tecnologías, sino de los valores éticos, de la inteligencia. La inspiración de la idea es ontológica: qué necesito hacer para mi mundo, mi sociedad, es la ubicación esencial para hacer el análisis de la acción y que ésta se explique de un modo preciso y atractivo, es decir, que se comunique con buen juicio.



Cuando Engels en El Banquete de Dijón dice que “la máquina de vapor y el ferrocarril valían por muchas ideas” ya está mostrando que la máquina de vapor y el ferrocarril eran una verdad objetiva que transcendía la especulación reflexiva, pues ya en su misma invención eran, en verdad, ideas comprobándose, y, en consecuencia, ostentaban en su comprobación la visibilidad de la garantía de su autenticidad como grandes ideas del siglo XIX. Como tales, pertenecían a las ideas promotoras de imaginación, que, como un relieve de creatividad, impulsaron ideas de innovación y hechos de innovación que tendrán resultados favorables en la transformación de las sociedades (Véase Hurtado, 1990).



La gran idea dice relación con la existencia personal y social, que a su vez la autentica. Más allá de poetas dignos, inteligentes, sensibles y valiosos, Gamoneda se coloca en el desafío de identificar a los poquísimos poetas españoles que proporcionan una realidad existencial, es decir, lo que es auténticamente una creación.


Más allá de la escasez de esos poetas (como siete en la historia de la literatura de España) interesa saber cuál es el criterio de esas obras de creación con autenticidad. No se trata de la versificación, para la cual Cervantes no tuvo la gracia que otorga el cielo para elevarla a una poética, sino de una poética que incorpora a la secuencia narrativa un núcleo de realidad existencial conjuntamente de sí y de su sociedad.



Así el Quijote constituye una gran obra poética (Leonardo Padrón (2010: “Antonio Gamoneda, el rayo de la poesía”, El Nacional). Para Gamoneda, la poesía en su autenticidad no pertenece a ningún género literario, ni siquiera a la lírica. La poesía tiene que ver con la invención de existencias, y no con recursos como los representados por los géneros literarios: novela, épica, lírica, dramaturgia, etc. “El pensamiento poético que no es ficción….es en mí, lo quiera o no, una forma de existir; no puede falsificar la realidad biográfica: es parte de ella” (Antonio Gamoneda, 2009, 236).



La poesía es ante todo investigación de la realidad, es propulsión del sentido del ser, principio del ser mismo en cuanto pensamiento de mundos existenciales. Toda gran novela (que es representación de un mundo) para ser tal, debe tener en sus entrañas aliento poético. Leer El Quijote o La Celestina es leer un enorme poema narrativo (Gamoneda en Padrón, 2010, 3).


La creación de una escritura constituye una función estética como expresión de un esfuerzo creador. En el origen se encuentra la concepción de una obra, su diseño. La estética debe estar incorporada al diseño, porque en la estética es donde va a insertarse, a tomar carne, el impulso creador, la poética. El lenguaje humano ha venido convirtiéndose en un instrumento con capacidad de sensibilidad existencial: es representación, y también un existencial del yo mediante la operación sensibilizadora.



La metáfora tiene un poder pluri-sígnico para instrumentalizar el objeto que pretenda el sujeto portador del lenguaje, ya idiomático, ya poético, esto es, el que identifica rasgos de un objeto y el que recrea el objeto. “Considera Ortega que la metáfora es una especie de matriz generativa de objetos estéticos, operación identificable si examinamos con cuidado al mecanismo de transposiciones verbales que efectúa” (Serrano, 1974, 146).


La metáfora siempre convierte en punto de partida la representación de la imagen (punto de llegada de la cosa a la conciencia) para la segunda operación de la recreación del objeto como algo mío en cuanto representación, es decir, como un estado de conciencia del sujeto. La metáfora deja de ser un elemento decorativo que se aparece al sujeto, para que su epifanía se convierta en principio de revelación del pensamiento. Como principio está cargado de intencionalidad emocional o sentimiento estético, que analiza e interpreta problemas y trae a la existencia nuevas cosas.


El lenguaje lógico (científico, filosófico) que tiende a rehuir este temple emocional, no siempre lo consigue, y no podrá conseguirlo. Es una dicha que no lo consiga porque queda pendiente que el objetivo supremo, el más objetivante, es que lo incorpore como es: principio del pensar del concepto explicativo. El constituye el mejor esfuerzo creador de un autor que garantizará la autenticidad del concepto (a construir) y de su explicación (a desarrollar).


El psicólogo político Richard Sennett concibe los vínculos metafóricos como un instrumento del pensamiento (Sennett, 1982, 79), pero cuando muestra y explica el mecanismo de elaboración de la metáfora conceptual, lo hace con el tratamiento de un mecanismo del pensamiento explicativo, con aspiración de principio. La metáfora amplía los sentidos del ser en el encuentro con otro ser: se amplía el sentido de jefe al jugar el papel de un padre en la metáfora del paternalismo.


Al concurrir dos seres con disonancias de sentido: el jefe no puede ser un padre (contradictio in términis), la metáfora crea un significado mayor que la sumatoria de sus partes, lo que implicará una modificación de los sentidos concurrentes con orientación disímil, por lo menos oblicua. Estos sentidos al relacionarse entre sí hacen que la metáfora ya en sus segmentos conceptuales pueda establecer relaciones sociales: clases sociales, roles, funciones, etc.


El vínculo metafórico fuerza a que conviva en su fusión metafórica lo que conceptualmente no puede suceder, pero que sucede en la realidad vitalmente social. Así la metáfora explica ya en su construcción conceptual las posibilidades de la convivencia de los seres, pues plantea y soluciona en sí misma las problemáticas de una sociedad al dar coherencia a las contradicciones que anidan en la relación de sus seres (Sennett, 1982, 79-81).


En conclusión, hay un afán de los autores por llegar a la cúspide al entendimiento de la esencia y el papel de la metáfora en la vida social. Cada uno tiene una plataforma de interés reflexivo. Se trata de una gran idea con el fin de incidir en lo existencial. Engels lo entrevió con la idea de la máquina de vapor y del ferrocarril.



El poeta Gamoneda lo desentraña como su problema en cuanto principio creador, extra-literario, de realidades existenciales, como lo es la poesía. Serrano llega también por la imaginación simbólica a la coyuntura donde separa la metáfora idiomática de la metáfora poética, siendo ésta un principio de recreación del objeto.


Sennett proyecta el prejuicio científico del instrumentalismo psicológico y como respondiendo para qué sirve la metáfora al quehacer de la ciencia, no tiene otra fórmula que la del vínculo de los elementos políticos con el fin de explicar las contradicciones de los seres sociales con las que sin remedio tienen que convivir. El modelo de la metáfora literaria le sirve para justificar la metáfora conceptual como instrumento del pensamiento científico: ésta sigue siendo un útil de retoricismo aunque para la dinámica constructiva de la explicación conceptual.


En nuestro problema planteado, el poeta Gamoneda da más en el objetivo que estamos proponiendo según el cual la metáfora poética signa mejor la garantía de autenticidad de una obra, porque expresa o soluciona directamente el compromiso existencial del autor-creador con el testimonio de su obra para la investigación del quehacer existencial.


D. La ética como dedicación.


El locus ontológico de la metáfora se sitúa más allá de ocurrencias (poéticas versificantes), que no implican ni significan pensamiento (poético) alguno. Las ocurrencias pudieran ser movilizadoras de pensamiento, pero no son pensamiento. Esto sucede también en la investigación científica. Las ocurrencias se localizan a niveles de las proyecciones fantásticas, deseos, depresiones, ansiedades, pero no de los conceptos. El desarrollo de los conceptos debe contener un pensamiento que los impulsa, soporta y mueve en el estudio de su propia lógica, pero es necesario no detenerse, ni caer en las tentaciones ocurrentes, aunque las ocurrencias como las inspiraciones pueden motivar construcciones de pensamiento conceptual.


Al confeccionar narrativas seductoras con conceptos o conceptualizar con motivos seductores con base estética, se corren riesgos de diseñar epistemología clausurando el atractivo del relato o hacer retórica literaria a costa de la conceptualización (opacidad en la luminaria o ambigüedad en la explicación). El principio del pensamiento poético se presenta desactivado y con ello no luce con su luminaria seductora la narrativa científica. El resultado es la pérdida del brillo en el pensamiento científico conceptual.


En la investigación científico-social, el pensamiento poético es el que decide el buen juicio, y, por lo tanto, constituye la fuente de la garantía de autenticidad de la acción investigadora, no los recursos de la investigación como son el conocimiento, las técnicas y las condiciones sociales de la realización. Sin pensamiento poético el investigador se reduce a ser un ocupante o un ocupado o un mero pre-ocupado en investigar. La actitud ética es la que otorga la lógica de la dedicación a investigar, la que hace un dedicado a la investigación con compromiso de oficio y vida.


Entonces el dedicado en su demostración procura primero construir su modelo o metáfora conceptual que encontrará en el fontanal de su pensamiento poético, y segundo permanecer en dicho nivel creador mientras desarrolla el proyecto de investigación, es decir, procede con su representatividad basal que consiste en mantenerse en la actitud del rigor de control de las variables: debe ser coherentemente conceptual en el estudio de la lógica o episteme en estado de construcción explicativa. Si su investigación es sobre el ser, su óptica de observación será siempre desde el deber ser (ideal ético).


El ser se obtiene en la cultura o en la estructura social, aterrizando en él mediante los recursos estadísticos, psicológicos o etnológicos. El ser etnográfico siempre juega el papel de un hecho bandera que como tal asienta la fenomenología de una investigación, pero la garantía de autenticidad no procede del ser fenomenológico, sino del deber ser conceptual explicativo.



Es importante detectar que la experiencia o repertorio etnográfico como relato seductor de fenómenos desafía a la dedicación investigadora a proseguir en el empeño de la demostración explicativa y a estar al frente de la decisión del conocimiento. La claridad en la luminaria poética emerge en el pensamiento teórico del investigador dedicado, que al fin y al cabo es el que tiene por el mango la herramienta conceptual, expresada en el modelo explicativo (Devereux, 1989).



E. La autorización personal creadora compromete


la garantía de autenticidad del proyecto.



Para poder ver etnográficamente, el autor debe llenarse de sentido de realidad, de sensibilidad de las cosas y sus problemas, que es la manera conversiva de decir que el autor es el que genera, y, por lo tanto, otorga dicho sentido y sensibilidad a las cosas mediante su entrenamiento ontoló-gico del buen gusto.

Sin embargo, llegan tiempos de oscuridad en las sociedades y también en lo personal. No son los tiempos representados por las monstruosidades. No son nuevos, ni una rareza en la historia y en la experiencia personal. Pero aún en estos tiempos tenemos el derecho a esperar cierta iluminación, una luz que pueda provenir menos de la teoría y conceptos, y más del pensamiento.

El pensamiento es el que tiene la facultad de inventar las teorías y los conceptos para las explicaciones que tenemos entre manos y son difíciles de resolver. Hay que pensar, ejercitarse en pensar. Para ello hay que reconfigurar la inteligencia humana: se trata de buscar la racionalidad poética que cambie el régimen del pensamiento concreto del di-vagante y lo haga vi-andante.


A la hora de emprender la formulación de un proyecto, el investigador en ciencias sociales debe incursionar en una poética de la acción, como requisito que haga posible una reforma del sentimiento a incorporar en su subjetividad creanda (que debe ser creada y creadora), y de aquí a su plasmación objetiva en el proyecto de la investigación. ¿Qué es lo que puede y tiene que caracterizar a una poética de la vida normal, y a su entrenamiento que amplíe el campo de su acción investigadora? En el origen de esta poética totalizadora siempre hay un proyecto propulsor. Los planes que guían los entrenamientos consisten en irrealidades que facilitarán, con su eficacia simbólica, la realización de las posibilidades pergeñadas.


El proyecto con su poder poético exige que sin salir de mí, me aleje de mí mismo a ámbitos del futuro que se entrevé. El autor se va sentir reinventándose al ir transfigurando su subjetividad conforme crea obras objetivas de investigación. Hay que elegir bien (es la ética) como lo pide la creación de un proyecto ¿Cuál es la estructura básica de la creatividad, como poética de la autenticidad a partir de una autor-ización vital?:


a. La conciencia de ser autor de la propia programación de su misma vida y de su orientación de las ideas que vienen a veces en tropel y otras en narrativa ordenada y razonable. Aquí no vale la diferencia que hace Karl Krispin (2011) entre autor y narrador. Todo el torrente de vida va envuelto en una institución total de conciencia poética: lo cotidiano y lo extraordinario. Lo importante aquí no son las ocurrencias, ni las inspiraciones, sino los entrenamientos y las prácticas que suponen un ejercicio de la libertad sin cortapisas. El autor, con su operación creadora, es el testigo veraz de la autenticidad de su obra.


b. La adquisición de una actitud poética que se enfila siempre hacia la invención de significaciones. “Busca modos de realizar su proyecto creador, que puede identificarse con el proyecto de su vida cotidiana. La relación activa con la realidad abre dos zonas de libertad: una, la zona de los significados, y otra, la zona de las acciones. Podemos, en dosis mayores o menores, cambiar el significado de las cosas, o cambiar las cosas mismas” (Marina, 2001, 164). Las significaciones inventadas se garantizan si la actitud poética coincide con las problemáticas del mundo actual y sintoniza con las inquietudes de la sociedad, a la cual dirige sus obras para solucionar las necesidades de ese su mundo y sociedad.


c. El compromiso personal con su obra o proyecto que es la operación poética por excelencia. Como la creación artística, también la científica, la económica, la deportiva, terminan siendo actividades fragmentarias, y, por lo tanto, pueden producir desviaciones, es necesaria la vigilancia ética para prevenirse de no caer en la indignidad y el utilitarismo. Aquí sí vale la diferencia de la investigación burocrática y la investigación con pensamiento creador. La burocrática no compromete sino parcialmente al investigador con su obra, de suerte que puede negarse, en sus objetivos esenciales, a reconocerse en ella o que se le reconozca en ella: se la declara utilitaria para alcanzar un objetivo parcial en su vida. En la investigación creadora el compromiso es total, de suerte que lo cotidiano u ordinario puede devenir extraordinario como vivencia de vida, y viceversa; el investigador ama y se reconoce en su obra o proyecto. El llamado es a dignificar la realidad operada para hacerla colaboradora de nuestra libertad. La actitud poética igual que la actitud amorosa “son utilitarias por elevación, utilizan lo que hay para construir una hermosa posibilidad” (Marina, 2001, 167).


Tal estructura básica se encuentra diseñada por J. A. Marina en “El Horizonte de la Felicidad”, un capítulo de Ética para Náufragos (2001), es decir, en medio del naufragio societario. Podemos sensibilizar cómo al final del trabajo productivo creador, basta una ritualización (aunque sea cuasi festiva) expresada en una leve conmensalidad o degustación, se llega a experimentar la libertad del ser, de lo que uno es en su profundidad. Tal acontecimiento en la libertad prefigura, con eficacia poética, el reencantamiento del mundo, imaginado desde un proyecto societario en maduración (Gruson, 2010).



Referencias



Devereux, Georges (1989): De la ansiedad al método en lasciencias del comportamiento, Siglo XXI, México.


Gamoneda, Antonio (2009): Un armario lleno de sombra, Galaxia Gutenberg, Barcelona.


(Biografía infantil y adolescente).


Gruson, Alberto (1910): Asociación y sociedad, Papel de trabajo, Centro de Investigaciones Sociales (CISOR), julio.


Hurtado, Samuel (1990): Ferrocarriles y proyecto nacional en Venezuela, 1870-1925, Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central, Caracas.


Krispin, Karl (2011): “Librería Sónica”. Entrevista en RadioCaracas, 16 de abril.


Marina, José Antonio (2001): Ética para náufragos, Anagrama, Barcelona.


Marina, José Antonio (2003): Los sueños de la razón, Anagrama, Barcelona.



Marina, José Antonio (2004):El laberinto sentimental, Anagrama, Barcelona.



Padrón, Leonardo (2010): “Antonio Gamoneda: el rayo de la poesía”. El Nacional, Papel Literario, Caracas, 16 octubre, 3.



Sennett, Richard (1982): La autoridad, Alianza, Madrid.



Serrano, Segundo (1974): Formas simbólicas de la imaginación, Ediciones de la Universidad Simón Bolívar, Caracas.



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Papel de Trabajo, Dictado en el Seminario de Investigación en la Línea de Investigación: Antropología, Cultura y Sociedad, del Doctorado en Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Universidad Central de Venezuela. Parte II, Punto 4. (Véase el Dossier en este blog día 3 de junio 2011).

jueves, 24 de noviembre de 2011

LA SIGNIFICACIÒN Y LA ACCIÒN. UNA RED PROBLEMÀTICA HILVANADA

¿Qué ves en la noche,
dinos, centinela?

Dios como un almendro
con la flor despierta;
Dios que nunca duerme
busca quien no duerma
y entre las diez vírgenes
sólo hay cinco en vela.

Gallos vigilantes
que en la noche alertan.
Quien negó tres veces,
otras tres confiesa
y pregona en llanto
lo que el miedo niega

¿Qué ves en la noche,
dinos, centinela?

Himno de Resurrección
(estrofas)

Un vigía late en lo alto y ronda con su mirada a toda la ciudad. Nunca duerme y busca quien no duerma. La existencia de la ciudad se hace estando en vela. Pero a veces se distrae y se duerme o dormita. La conciencia no se enajena, ni se extasía, por las contraventanas siempre atisbando con su potencia de ver. Aún cuando parece oscurecerse en su in-consciencia, es para volverse hacia adentro y alentar en su raíz al pensamiento, desvelada.

¿Qué pasa en el horizonte luminoso cuando al vigía del tiempo y la memoria se le encenaga la visión? Las luces de la aurora pierden la esperanza ante los obstáculos que le imponen las técnicas formales, el cansancio del conocimiento vacío, las ansiedades de la historia repetitiva, los artificios del concepto que generan las abstracciones que como redes capturan la realidad pero que no la producen.

Surgen las crisis del espectro político, falta quitar la herrumbre a la rutina, la educación que no tiene proyecto por carecer del despegue desde un plan que supone jugar a sociedad. Los vigías delatan el problema en que se debate la ciudad contra sus defensas derruidas, sus ensoñaciones que terminan por vencerla y caer en largo sueño. Entre la conciencia creadora, vigilante, que la pone en atención a la realidad, y la conciencia fracasada, que la hace dormitar con ojos semi-cerrados, se debate el pensamiento inteligente que clama por sus demandas de realidad.

Artículos publicados en El País de España el 03 de octubre de 2010, J. M. Aunón, La Universidad anda sin Oxígeno, Ana Ripoll, rectora de la Universidad Autónoma de Barcelona, Faltos de Oxígeno, y la Editorial, Campus sin Excelencia, desarrollando un reportaje sobre “La crisis en la Educación”, enuncian que a la universidad le falta dar el salto a la calidad del conocimiento, no importa si aún no han solucionado sus problemas de cantidad de conocimiento, ni de masificación del alumnado, que puede tolerar una universidad. El origen del problema dicen es la falta de recursos financieros, debido a la crisis europea actual, que compromete la innovación tecnológica y la gobernanza.

No es posible que sean sólo estos factores los que creen el estancamiento académico. Algo debe pasar en la conciencia, entre su tiempo de relato y memoria (Anthropos, 2011) y su episodio detenido y oscuro, para que su energía, que debe cumplir el papel de una vigilia, impulse el despegue del pensamiento con su infraestructura de creación e incentivos imaginativos. Éstos representan recursos fundamentales siempre con capacidad para abrirse paso en medio de las dificultades materiales y aún en “tiempos de oscuridad”. Tiempos de oscuridad en que está amenazado el pensamiento.

La amenaza al pensamiento de tales tiempos suele venir desde una práctica social aviesa, en la que la producción de las significaciones apunta hacia un lado incorrecto.

“Últimamente he oído que mucha gente está preocupada por la posible reducción de los estudios de filosofía en el bachillerato. El motivo es que la filosofía, según cuentan, enseña a pensar por uno mismo. Ahora bien, tal tarea me parece en nuestro país un deporte de riesgo. ¿Es prudente divulgar entre los jóvenes ese peligroso vicio en lugar de encaminarles hacia el tenis, las motos o la fórmula uno, donde pueden obtener tan rentables éxitos? ¿No será mejor enseñarles a que aúllen bien sincronizados con los lobos o al menos balen al unísono con los corderos? O, si pueden remediar pensar, que aprendan de lo que le ocurrió a Sócrates y sepan callarse. Aunque quizá basta con disimular…” (Savater, A 10).


Parece que la sociedad (las gentes) se estanca y aún retrocede ante el desafío del pensamiento inteligente. Las prácticas y los sentidos sociales muestran la posibilidad de que el pensamiento no reflexione sobre caminos en falso, que suponen riesgos que se avecinan o indolencias que inmoralizan. Aún en estos tiempos de oscuridad y a veces de regresión, el pensamiento, con su inteligencia, hace posibles las ventajas para anunciar momentos de amanecer. Sin la fuerza pensante positiva se puede caer en tiempos de estupidez, a que la sociedad de consumo masivo expone con la máscara de un delirio permanente.

Es posible que estemos en la situación de lo impensable de una época, especialmente en Venezuela. Bourdieu muestra que ese impensable epocal está en lo que no se puede pensar por falta de disposiciones éticas o políticas, o por falta de instrumentos de pensamiento (subrayo nuestro) como problemáticas, conceptos, métodos, técnicas (Bourdieu, 16).

A veces los tiempos con situaciones de lo impensable se deben no sólo a lo epocal. También pareciera que hemos obstruido lo epocal a favor de la pereza por lo civilizado o de no producir sino ausencias de personalidades geniales que visibilicen lo que se ofrece por delante o hagan los trazados en los territorios vírgenes o eriales. Aún en estos tiempos de lo impensable, siempre (si estamos vigilantes o somos centinelas de la ciudad) se aparece la imaginación viandante de mano de urgencias impostergables. “El hambre hace echar a los ingenios por caminos que no están en el mapa”, decía Cervantes, el genio de nuestra lengua.

Donde ya no vale la razón o el concepto está a la desbandada, aparece la idea de mano de la necesidad. Se instala la visión con capacidad para diseñar la senda que pondrá al sujeto (la sociedad) en busca de su conciencia práctica, la del alerta, la de la inteligencia inventiva mirando a las soluciones de las necesidades que nos presionan. Ya no es hora de quedarse en la contemplación del ser en su ontología, sino de conocerlo para medir en su peso de carga, en sus medidas y sus cálculos provisorios.

Uno de los puntales para remontar el racionalismo y el teoricismo lo constituye el estar atentos a la emoción de “gratuidad” proveniente de la ética, que se desprende prístinamente de los datos etnográficos, y, a su vez, de responder a dicha gratuidad con la misma pureza ética que deben tener los análisis de significaciones y acciones, que prolongan las conductas de los actores sociales. En un momento dado de la historia de las ciencias, se trata de esfuerzos de pensamiento que comportan sobrepasar los sistemas de la significación encajonados en las actitudes metódicas del estructuralismo (con pensamiento mítico universalista) y llegar a sistemas de acción temporales, que deben comprobar las veracidades de las significaciones. Las reglas de las tribus no fueron dadas de una vez para siempre; pueden cambiarse en dirección ética mediante proyectos de acción emprendedora en la historia[1].

Como problemática más básica, se trata de que la significación antropológica que se ofrece con pureza de gratuidad y con ello incentiva, con motivaciones originales, a la acción sociológica, también prosiga con su capacidad transformándose en los tiempos concretos de la acción social y en la medida de los requerimientos que ésta demande. Hay una ida y vuelta de la significación a la acción y en sus relaciones retrospectivas. Van a ser relaciones de compensación, mutua amplificación y comprobaciones respectivas. Los antropólogos suelen pensar refiriendo su tarea a los tiempos pasados, regresarse a ellos gnósticamente o hacerlos presentes mediante la memoria, aspirando nostálgicamente que retorne el paraíso perdido del que nos despojó la historia. El sociólogo le insta a ver que su tiempo antropológico también está en el presente arduo y en el ideal de los tiempos últimos (futuros), donde deben también realizarse, como un reto de maduración histórica, las significaciones (del mito). El antropólogo, por su parte insta al sociólogo a que no se desmonte tan fácilmente del mito, del ser, de la realidad profunda; que deje de echarse tan fácilmente en brazos de la filosofía, de la especulación, del teoricismo, a que sepa operar o accionar históricamente el mito.

En épocas de grandes oscuridades y de desiertos de conocimientos, la depuración de las confusiones y de dar contenidos de verdad a las carencias del espíritu, debido a las ansiedades de la sociedad consumista, se tornan en un inmenso desafío de mantener a salvo el pensamiento inteligente y a su circunstancia universitaria, inmersa muchas veces hoy día y en ciertos países en el formalismo académico o amenazada por el pensamiento retrógrada y simplonamente único. Es urgente apelar a la necesaria vigilancia (la del centinela en la noche de la conciencia) sobre el destino a que apunta el dictamen de intelligentia pauca, sed pauci sunt intelligenti (hay poca inteligencia, porque son pocos los inteligentes) que pareciera dirigido al senado romano por el orador político como era Marco Tulio Cicerón.

Pocos, por no decir los esforzados, son los que terminan siendo los escogidos, esfuerzo personal de los que “se retiran a la soledad”, sabedores de los frutos y disfrutes de pensamiento que se hallan en la experiencia del interior contemplativo.

Los postgrados deben ser, al menos, un lugar de dicho retiro donde se debata el pensamiento, en paseos de intensa vida interior (a lo peripatético como era la circunstancia de la escuela de Aristóteles, semejando un “thiasos”, especie de comunidad dedicada al cultivo y honra de las Musas). Allí bajo los emblemas de la amistad y la verdad eran los emblemas de tal vitalidad, Aristóteles proclama en su Ética a Nicómaco: “Siendo los dos amigos míos (Platón y la verdad), es un piadoso deber mío poner por delante a la verdad”. Amicus Plato sed amica véritas, remarcará el estagirita.

Un postgrado debe desarrollar el desempeño de la oportunidad en el tiempo (carpe diem) para un intelectual académico: tal es el poder de oportunidad de ingresar a los “retiros” de soledad del pensamiento y conocimiento. En América Latina, especialmente en Venezuela, la falta de retiros para el pensamiento es crítica. Quizá opere un desorden étnico asociado a la dificultad del cultivo de lo privado en función de lo público. Poniendo a funcionar la inteligencia creadora, y no la inteligencia estúpida, modelo de inteligencias que diseña Marina en su libro La Inteligencia Fracasada (2006), es deseable “jugar a sociedad” (Simmel, 91), es decir, desarrollar o tomar en cuenta las ventajas que ofrece la vida, a veces de hacer de tripas corazón como se dice, de remontarse sobre las dificultades y manejarlas como instrumentos privilegiados para colocar las cosas a favor de las metas que deben alcanzarse.

Sobre este ángulo dibujado y como terreno abonado por y para el pensamiento, se piensan con osadía las posibilidades de desprender el diseño programático desde el tema polarizado del seminario: Cultura y Sociedad, dos campos del conocimiento al encuentro (o al desencuentro). Esta proposición configura un modelo general, que desarrollamos en un subsiguiente e inclusivo modelo específico, de acuerdo a la identificación de los objetos de realidad que justifican aquel tema como evidentes: la significación y la acción. Se funda esta tematización en la evidencia conseguida mediante testimonio constituyente de lo real y como argumento que instaura la ética, según dice Marina en su libro Ética para Náufragos (2001, 58, 61-62).

La significación muestra el núcleo de realidad de la cultura (antropológica, en este paper). La acción, el de la sociedad. Una y otra representan los “objetos de la investigación”, según el programa didascálico presentado (Véase el blog: http://pensamientosantropologicos.blospot.com/ jueves 29 de julio de 2010). Su co-presencia relacional signa un problema de acompañamiento donde van a ocurrir encuentros y desencuentros, armonías y conflictos, autonomías y sometimientos (a veces tendenciosos o no). Todo esto puede y de hecho ocurre, no ya por su ofrecimiento de “gratuidad”, sino por las posturas teóricas del investigador; es decir, son problemas teóricos los que se imbrican en su entendimiento y desde el primer instante de su planteamiento, y por eso se pueden traer a su co-existencia simbólica.

De por sí la significación es un problema, también la acción práctica. Cuando se habla de significación en antropología se refiere como concepto a todos aquellos sentidos y orientaciones que son extraídos “directamente de los rasgos culturales tomados en forma aislada o fundidos en la unidad presentida de una visión global” (Bourdieu, 18). Se puede diferenciar, por un lado, la extracción por un trabajo de intuición a partir de un trabajo por familiarización, y, por otro lado, la extracción por la compilación de elementos dispersos o el análisis de una parte de realidad o de un todo que ayuda a comprender el sentido de una parte.

La significación no coincide con el valor que consiste en “una significación sentimentalizada”[2]. Hay un plus de psicologización de la significación que permite amplificar a ésta y obtener una plusvalía simbólica, conceptualizada como valor. La psicologización funciona en lo social colectivo como la grasa o aceite que lubrica las relaciones que operan entre los espacios exteriores e interiores del ser humano. Pero a partir de aquí también amplifica la existencia sensible de lo real, al tiempo que motiva la apariencia sensible y sus resonancias en el colectivo social, como ocurre con los signos míticos (Bourdieu, 18). Es posible y de hecho tenemos simbolismo psicológico, según las ciencias del psi, que se diferencia de lo simbólico social y su imaginario perceptivo de carácter objetivante.

Otro problema lo constituye el concepto de acción; su posible ambigüedad puede resarcirse con la precisión que le otorga la praxis. Mientras la significación puede recluirse en un tiempo mítico (etnológico), la praxis no tiene otra existencia que un tiempo histórico, el cual nos revela en sí mismo lo concreto existencial, sin entrar directamente en lo físico del problema. La objetivación de la acción en el proceso práctico, frente a la construcción sistémica que suele refugiarse en lo abstracto por su universalismo y su tentación subjetivista, exige sincerar permanentemente el tiempo y lugar, pesos y medidas, cálculos y percepciones, exigiendo atención calificada tanto psicológica como técnica.

La ansiedad, que pueden producir estas formalidades atendidas, no puede hacernos caer en el objetivismo de la ciencia sociológica, ni decir que son lo más importante de la investigación. La teoría prevalece y es la que debe disponer de ellas. La caída en la ansiedad amenaza con psicologizar las investigaciones de un modo obsesivamente negativista, que termina por embadurnar de subjetivismo lo que proviene de una atención objetivizante (Devereux, 1989; Hurtado, 2009).

La amenaza psicologista en ciencias sociales suele permanentemente otear desde diversos horizontes y dañar el trabajo de investigaciones donde se conjugan la acción y la significación. Es importante concienzudamente organizar la posible pluridisciplinariedad entre las ciencias del psi y las sociales, cuando sea el caso. Si se propone en el programa el trabajo conjunto de significación y acción, se instaura en otro ámbito, el de la cercanía objetival. La co-presencia reactiva de una y otra no va a traer otro problema sino el apropiado en este programa y propuesto como una investigación teórica: ¿Cómo sirve (ancilla) la antropología al quehacer operativo de la sociología, y cómo cumple la sociología por su parte tal papel “ancilar” (instrumental) con la operación antropológica, es decir, cómo extrae a la historia y a la realidad práctica (que puede ser ritual) las significaciones culturales ancladas en los primordios del mito?

Se trata de tareas de mutua potenciación teórica y metódica, o ampliación disciplinaria, a la que nos tematiza u orienta la relación co-presencial de la significación y la acción.

En cuanto a la problemática que se cierne sobre la co-presencia de uno y otro configurando un “problema de investigación” nuevo, se presenta previamente la problemática de la autonomía de ambos objetos, en cuanto a la competencia teórica que deben demandar los modelos conceptuales, que justifican las disciplinas de antropología y sociología, con el fin de que el trabajo conjunto (pluridisciplinario) en torno al “objeto de investigación” nuevo propuesto tenga también su propia justificación teórica. Los modelos conceptuales referidos son cultura y praxis, respectivamente. Tal solución debe respetar las autonomías disciplinarias y la especificidad de su forma de trabajo. La afirmación de esta postura es fundamental en este momento didáctico para que se piense que el establecimiento de las líneas teóricas paralelas obedece a una previa puesta en escena del tiempo investigador.

Según la procedencia disciplinaria de cada alumno (antropólogo, sociólogo, psicólogo, etc.), la forma de entrada a la pluridisciplinariedad es distinta, así como será diverso el grado de operatividad disciplinaria, como se va a plantear en la segunda parte titulada: El Pensamiento Viandante o el Prácticum de Investigación (Véase el blog: http://pensamientosantropologicos.blogspot.com/ jueves 5 de mayo de 2011). Esta sinceración programática constituye un requisito que debe acompañar a la claridad analítica de las matrices teóricas para su fecundación mutua según la complementariedad o para su conjunción en la adiccionalidad metódicas, como veremos en el tema V.

Esta veta epistemológica que proponemos como existente entre la cultura y la sociedad, otorgará inspiración y arte, conceptualización y técnica, subjetividad y objetividad, a la hora de iniciar la siembra de los proyectos de investigación de cada uno de los alumnos. Los problemas y su solución conceptual mostrarán su eficacia en el trabajo de las ciencias sociales por excelencia. La antropología con su objeto conceptual de la cultura, y la sociología con su objeto conceptual de la praxis.

La red en trance de hilvanarse entre la significación y la acción están planteados desde sus objetos diferenciados y de sus constructos indicados. Los temas II y III exponen la alineación programática respectiva del trabajo de construcción de los conceptos de cultura o semántica de la realidad y de la praxis o de la ingeniería de la acción social, con miras a los temas IV y V, que van a exponer la subjetividad objetivada y los niveles de conjunción de la pluridisciplinariedad, en el juego de la infraestructura étnica que representa la significación y la estructura social donde se desarrolla la acción.

En este punto programático, se coloca sobre la mesa la cuestión de mantenerse alerta en la noche de la proposición del proyecto de investigación y de permanecer en vela. Si nos echamos a dormir como las otras cinco vírgenes, nos encontrará el esposo sin méritos para contraer el compromiso nupcial que debe cultivarse entre la investigación y el investigador. Las luces de la ciudad temática estarán apagadas, y el centinela o vigía no podrá hacer la ronda sin equivocarse por las grandes avenidas de las significaciones y de la acción, y mucho menos acertar con las trasversales que las comunican (las hilvanan). Al llanto (o lamento) y miedo no podrán acudir como auxiliadores los gallos vigilantes (tutores) con su anuncio del amanecer.

Porque el amanecer tiene que encontrarnos vestidos y despiertos, como la flor del almendro, el primer árbol que florece antes de acabarse el invierno en el hemisferio norte. La conciencia como un dios o un vigía o una flor, nos pedirá cuenta de qué hemos hecho con la gerencia de nuestro pensamiento y conocimiento que deben estar operando en permanente equipo de trabajo.

Referencias
Alborch, Carmen (1999): Solas, Temas de Hoy, Madrid.
Anthropos, Editorial (2011): “La conciencia es el tiempo de un relato y
Memoria”, Felicitaciones de Navidad.
Aristóteles: Ética a Nicómaco.
Bourdieu, Pierre (2008): El sentido práctico, Siglo XXI de España, Madrid.
Campus sin Excelencia, editorial y el País: “Crisis en la Educación”,
Madrid, 03 de octubre 2010.
Devereux, George (1989): De la ansiedad al método en las ciencias del
comportamiento
, FCE, México.
Hurtado, Samuel (2009): "Ansiedad y objetividad en las investigaciones del
comportamiento", XI Congreso de Metodología de las Ciencias del
Comportamiento y de la Salud
, Málaga, septiembre.
Marina, José Antonio (2001): Ética para náufragos, Anagrama, Barcelona.
Marina, José Antonio (2006): La inteligencia fracasada, Anagrama,
Barcelona.

Simmel, Georg (2002): Cuestiones fundamentales de sociología, Gedisa, Barcelona (1º publicación en 1917.

Savater, Fernando (2005): “Deporte en riesgo”. El Nacional, julio 3, A-10.
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[1] “En su magnífico libro Tiempo de feminismo, nos cuenta Celia Amorós que Lévi-Strauss, ante la propuesta de ingreso de Marguerite Yourcenar en la Academia de la Lengua Francesa, se opuso sentenciando: "No se cambian las reglas de la tribu". El feminismo replicaría a esta actitud, y con razón. Las reglas de nuestra tribu consisten, precisamente, en que estas mismas reglas están sujetas a revisión, crítica y debate, y a ellas se aplica lo que Savater llama la “perspectiva civilizatoria”: las reglas de todas las tribus están en cuestión; no se puede en rigor argumentar que “no se cambian las reglas de la tribu”. Las mujeres queremos cambiar esas reglas que resultan oprimentes y discriminatorias, proponiendo la alianza del feminismo, que ha de asumir el reto de la multiculturalidad, con una “cultura de razones”, concluye Amorós” (Alborch, 177-178).



[2] “Perdóneme, Marta, me cuesta trabajo no elogiar lo que me gusta. Porque eso es lo que ocurre: que veo las cosas y me gustan o me disgustan. Veo una paloma y veo que es blanca y aburrida. En cambio, la gaviota es blanca e irritante, si la mira de cerca. En fin, que siento cualidades agradables, desagradables, interesantes, no interesantes, atractivas, enfurecedoras, aversivas, irritantes o apaciguadoras, estimulantes o deprimentes. Son significados valorativos. Pues bien, la inteligencia puede manejar esos significados, puede pensarlos, aunque no los esté sintiendo en ese instante. No hace falta tener sed para valorar el agua, pero sí para sentir su valor. Esos significados derivados de una experiencia sentimental son los valores" (Marina, 2001, 69).


Dictado en el Seminario de Investigación en la Línea de Investigación: Antropología, Cultura y Sociedad, del Doctorado en Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Económicas y Sociales Universidad Central de Venezuela. Tema I, Punto 3. Desde 2010.

viernes, 28 de octubre de 2011

PENSAMIENTO Y CONOCIMIENTO. HILVANES DE RELACIÓN
































Hay dos modos de conciencia

una es luz, y otra, paciencia.

Una estriba en alumbrar

un poquito el fondo del mar;

otra, en hacer penitencia

con caña o red, esperar

el pez, como pescador.

Dime tú: ¿cuál es el mejor?

¿Conciencia de visionario

que mira en el hondo acuario


peces vivos,

fugitivos

que no se pueden pescar

o esa maldita faena

de ir arrojando a la arena,

muertos, los peces del mar?




(Antonio Machado)

A. El pensamiento una habitación humana.
B. Evaluación de los trabajos cognoscitivos.
C. Colocar bien las piedras en el camino
D. Cuando el cielo aparece cerrado para ver el camino.

Tejer un contrapunto entre pensamiento y conocimiento lleva a obtener un tejido básico para observar las actividades diferenciadas de la mente humana y sus resultados. Y también para hacer después los hilvanes de su relación a favor de una sabiduría de los resultados.


El pensamiento establece su referencia a las obras, a las creaciones, a los diseños, a las originalidades del genio. El pensamiento siempre es un principio de actividad en torno a la invención de la realidad. Por su parte, el conocimiento es un recurso del pensamiento, conteniendo elementos de información para los resultados de la acción pensante. Es un recurso como lo son las técnicas, las operaciones, los planes. Los resultados obtenidos por y desde el conocimiento son productos. El conocimiento sólo produce y reproduce, repite y/o ejecuta los diseños creados por el pensamiento. El conocimiento se asocia a las competencias del talento [1].


Hay una diferencia notable entre el autor que crea o inventa obras, y el actor que las ejecutas con sólo el sentido de los productos. La diferencia se establece también en la puesta en práctica de las subjetividades y aún estudiarse las psicodinamiza del sujeto (Vallejo Nájera, 1985). El escenario de la Universidad da para desarrollar tanto una como otra actividad. Específicamente en el escenario de un doctorado en ciencias sociales las dos actividades tienen cabida, y el problema es cómo cuando una y otra tienen que cumplir su función. Sin embargo, la aspiración, a que empuja la ética, es que el estudiante, así como el profesor, no terminen aprendiendo/enseñando a repetir, aun teniendo en cuenta la repetición con una simple competencia. Es necesario adquirir las virtudes del pensar evitando toda comodidad y descrédito del pensamiento [2]. Se trata que el profesor y el estudiante, como un equipo de trabajo, lleguen a activar y ejecutar la inteligencia, y que aún se sientan intelectuales pese al desprecio de que se ha llenado esta palabra [3]. Proponer que el doctorado tiene como objetivo la producción de conocimiento, es insuficiente, es decir, limitado sólo a procesar información, cuando lo más auténtico es la capacidad de producir informaciones, es decir, generar proyectos. Una tesis doctoral debe ser o aspirar ante todo a ser una obra. Umberto Eco permite rematar esta proposición definitoria, cuando después de contar la historia con su precedente, el belga Edgar du Bruyne, saca una segunda consecuencia al comparar esa obra de la tesis doctoral con un cochino, porque en la matanza de este animal no se desperdicia nada, claro, si se hace bien [4].

A. El Pensamiento una habitación humana.


Hacer bien una tesis supone un principio apropiado desde el que se trabaja. No es otro que el pensamiento, y en este caso se trata del pensamiento complejo, reflexivo, colmado de libertad, porque tiene que ser creador. La creación no puede tener sino un núcleo crítico que tiene que ver con la acción. Por eso, antes de la libertad de expresión está la libertad del discurso, como antes de la democracia se encuentra la libertad. Massimo Desiato lo desnuda, y a su vez lo reviste con su originalidad radical: “La conducta es democrática, se cree, si se concede libertad de expresión. Yo sostengo que sólo es democrática si, no sólo se tolera la libertad del discurso, sino que se la lleva a incentivar” (Desiato, 2003).


En lo crítico del pensamiento se accede a la acción y en lo creador a la imaginación y afectividad. Son los canales de “aprender a pensar de forma crítica y creativa, en el contexto de la libertad y solidaridad formado por la comunidad de investigación”, se convierte en la condición necesaria para convivir en sistemas democráticos (García Moriyón, 1997) [5]. Hay indudablemente un compromiso político que postula como irrenunciable la asociación profunda entre pensamiento y acción para la solución de los problemas éticamente. Por eso el autor de Etnología para Divagantes no duda en proclamar esa asociación en el planteamiento de su obra para decir que el pensamiento sin acción divaga, y la acción sin pensamiento se encuentra sin orientación de sentido, sin viento favorable hacia donde ir. Por eso nuestro pensar sobre Venezuela se queda en rumores que uniformemente repite el colectivo en son de explicación de lo que pasa en el país [6].

“Estas proposiciones estereotipadas, como tantas otras sobre las problemáticas venezolanas, se vienen escuchando en diversos ambientes académicos y profesionales, desde al menos los primeros años de 1970, que es como decir desde que uno tiene uso de razón en Venezuela. La de la “Venezuela surrealista” (se la dice kaftkiana a veces) es la más socorrida (Cf. Massó, 2002). Al oírla uno se queda en Babia casi pensando en el París de Bretón, en el arte primitivo de Picasso (Véase Clifford, 2001). O también en la imaginación dadaísta, espontánea y aleatoria. El milagro es que la cultura iletrada venezolana, no teniendo ningún inventor reconocido, pareciera que habría nacido de la fuente inaugural como imagen de la creación divina del mundo. ¡Una rareza exótica! ¿Ce encumbra ilusoriamente la realidad o ésta es nostálgicamente rechazada ante el espejismo opaco del pensamiento?


“Si de una forma u otra sucumbe la realidad, es porque primero ha sucumbido el pensamiento. Éste sucumbe porque le faltan las garantías para remontar los riesgos en los que le colocan las referencias de la acción. Las garantías se refieren al lugar ontológico desde donde debe pensarse para poder al mismo tiempo, clarificar el lugar que la realidad transita y adónde va. Este proceso conlleva una fuerte dosis de pánico a la realidad para todos los colectivos humanos. La sobreprotección de un líder como ocurrió en el nazismo o de un sistema como se desarrolló en el socialismo, que clausuran libertades, indica una gran regresión al caos social. Pero también la falta de protección social como sucede en los colectivos populistas latinoamericanos lleva a una regresión lindante con el abandono o desamparo originario, en el sentido de estar o quedarse varados en medio de un mar lleno de tempestades y tiburones. Siempre, especialmente en estas situaciones, el pensamiento tiene la máxima responsabilidad” (Hurtado, Etnología para Divagantes, 11-12).


En el principio de la acción, estamos en el campo ciego o caja negra, para decirlo con Lefebvre en la Revolución Urbana, o un estar en blanco que es un vacío (Lefebvre, 1972a, 33). La morada del hombre sobre la tierra se encuentra en la nada mientras no la haga posible el pensamiento con su libertad de creación. Los espacios del actuar identifican un punto originario, pero se convierten también en una fase crítica merced al actuar del pensamiento.


En Teoría de la Inteligencia Creadora, J. M. Marina (1997, 155 y 159) expresa la proposición con las metáforas del esbozo vacío o el patrón vacío como postura abierta a todos los proyectos de creación posibles. La idea de proyectar se inserta en la de campos abiertos a ser cerrados, después de llenarlos, por su orientación ontológica, con la realización de los proyectos y sus obras.


Una artista plástica, vinculada con el color, Milagro Serritiello, ha desarrollado su evolución personal estética en la imagen modelística conceptual del nigredo al albedo. El nigredo representa la parte en la que la noche alcanza su máxima oscuridad y puede asociarse con los pensamientos y percepciones del ser humano. En el proceso de elaboración de sus obras fue deshaciéndose del nigredo interior para “hacer amanecer el contenedor de luz que involucra a lo femenino y masculino” (El Nacional, 5 de junio 2010). Pareciera así que aspira a alcanzar a representar la creación de Adán y Eva emergiendo del pensamiento originario.

Diríamos en forma mitopoética que en el principio revoloteaba el pensamiento:

-buscaba un lugar donde habitar, es decir, como constituirse un hábito o elaboración primera del mundo para existir y dar existencia,


-y con ello buscaba un lugar también para hacerlo habitable y proceder a habérselas con el mundo: era la cultura infra-estructural, que constituirá el material antropológico, para otorgar sentido a las cosas del mundo. Él era realidad pero necesitaba dar sentido, diversos sentidos, para él también cobrar sentido existencial



-buscaba también su lugar propio, es decir, para ejercitar su autonomía de acción dentro de la realidad toda. Definitivamente lo definía en sus formas de ser y trabajo.



El pensamiento no es una ideología. Es una realidad


-No es un simple ni mero conocimiento (un recurso parcial), es totalidad del ser.
-No es intuición provisional, es mirada permanente e interior (un intellígere, intus-lecto).


No es análisis, es hermenéutica originaria.



Se parece a la poesía que es (como) su hija, nacida de su libertad creadora de mundos. Como la poesía quiere que construyamos el mundo como una habitación poética, tal como evoca Heidegger, trayendo a colación a su compatriota el poeta alemán Hölderlin y continuando la tradición pre-socrática. ", escribió Hölderlin. Ya sabemos lo que el verso significa. Inteligentemente habita el hombre la tierra, alumbrando en ella el reino de las posibilidades libres” (Marina, 1997, 28).


Por lo tanto, el hombre asiste a todas los acontecimientos de aquellas parcialidades (ideología, conocimiento, técnicas) para impulsándolas, liberarlas de sus defectos y darles un sentido de orientación, y aunque termine al final como u-tópico o lugar comunísimo, (versión positiva del no-lugar negativo, según Yerro Belmonte en Sociología de la Imagen, 1974) reúne como comunísimas a todas las dilexias o lugares particulares mencionados

Si la doxa (opinión, dictamen) es el modo de pensamiento del sentido común, de la apariencia, del comentario superficial, de lo concreto, del bricolage, según opera el pensamiento concreto o silvestre, para decirlo con Levi-Strauss (1972),


-la epistemología es el modo de pensamiento de la ciencia para sacar a flote las evidencias y explicaciones, y de la verdad en filosofía.


Si la doxa nace y es otorgada con la etnocultura


-la episteme se origina en la ética cuya obra objetiva es el proyecto de sociedad: es fruto del esfuerzo de la inteligencia o pensamiento.


La vocación del pensamiento es llegar a la realidad totalizándola con su energía gnoseológica,


-mediante una subjetivación tendente a la contemplación del mundo, a su unión cuasi-mística,


-pero también mediante una acción objetivante y la solución de problemas.


Requiere tiempo para concebir (la) realidad, y para el procesamiento o elaboración de ésta. Rof Carballo dice que ese tiempo se caracteriza por la lentitud, es un tiempo de ternura para con la realidad, de afectividad o amor por la misma. Está lleno de elaboración reflexiva, donde puede entrar ya la elaboración de un dato primario o primero.


La vocación del conocimiento, en cambio, llega a la realidad ya existente y lo hace caminando por las diversas parcelas de la realidad.


-Su finalidad de realización es la de la objetivación sensible del mundo, por lo tanto se le ve trabajando en la relación de materia-forma, relación fundamentada por el esfuerzo de una gnoseología, según Gustavo Bueno en Teoría del Cierre Categorial (1992).



-Es también una objetivación de la práctica teórica y su relación con la técnica, y cuyo fin pretende conseguirse con la explicación de problemas parciales.


En resumen, por estas vías diseñadas llegamos a conseguir dos hitos distintos de acceder y caminar simbólicamente la realidad
-Por el pensamiento alcanzamos a la inteligencia o intelecto, es decir, a la intelectualidad como una operación de intus-especulación. Siempre el pensamiento encerrado en la idea, siempre planeando sobre la realidad para “informarla” esperando que desde otro lado (teoría, técnica, práctica) se le dé una forma cada vez reinventada, en la medida que se inserta o se aplica a la realidad.
-Por el conocimiento damos alcance a la teoría, es decir, a la conceptualización como una operación de explicación de la realidad ya sea visible o invisible, pero siempre en su materialidad. Es decir, el conocimiento científico está encerrado en la realidad material, siempre esperando una forma y realizándose en la reelaboración de formas.


En la relación del pensamiento y el conocimiento hay distinta dosificación de lo subjetivo y lo objetivo, así como distinta cualificación o valor, en la aplicación de ambos en las prácticas (ideática o de realización), de acuerdo a la solución de problemas, relación sujeto-objeto que reserva Gustavo Bueno a la epistemología. Aunque este autor en su libro Teoría del Cierre Categorial, se inclina a ubicar el pensamiento como campo de la filosofía y por lo tanto en la actividad relacional de sujeto y objeto, y al conocimiento en el territorio de la ciencia, y por lo tanto en la operación de materia y forma, sin embargo, pensamos que uno y otro tienen que ver, aunque con distinta dosificación y cualificación en los dos modelos de relaciones, ya sea el de materia-forma ya el de sujeto-objeto.


B. Evaluación de los trabajos cognoscitivos.


Con respecto a nuestro objetivo podemos diseñar cuatro modalidades en las relaciones según los balances gnoseológicos y /o epistemológicos:


1) pensamiento versus teoricismo (triunfalismo teórico sobre el pensamiento: exceso de conceptualismo frente a la falta de pensamiento)



2) intelectualismo versus teoría (triunfalismo de la especulación sobre la conceptualización. Se trata de una operación gnóstica, muy propia de Clifford Geertz, 1995, y aún de Levi-Strauss, 1972).



3) Intelectualismo versus teoricismo (una fuerte carga y exceso de lenguaje, sobre reflexión y explicación, que obnubila la técnica y la objetividad, apoderándose el formalismo sobre la materia o realidad: se trata del imperialismo o triunfalismo del discurso a costa de la representación, y aún de la metáfora conceptual, superponiéndose lo metafórico retórico sobre lo conceptual. El subjetivismo de cierta postmodernidad se eleva sobre lo real y pretende crearlo como un dios demiúrgico).



4) Intelectualidad plus teoría. Se trata de una dosificación conveniente de idea más concepto, donde mutuamente se complementen y se liberen de sus triunfalismos y excesos, complementariedad y liberación necesitadas de operaciones autónomas de lo intelectual y de lo teórico. Defendiendo que sin ideas no hay conceptos, y sin conceptos las ideas no toman territorio sobre la realidad, y se mantienen en la pureza del cielo platónico.


Brevemente, en nuestra trayectoria científica de la cultura y la sociedad, el pensamiento es necesario para inspirar, impulsar, motivar, liberar del empirismo y del racionalismo al conocimiento, tal como ocurre en la ilusión etnológica, el etnologismo crítico, en el ingenierismo sociológico como el positivismo, etc.


C. Colocar bien las piedras en el camino.


Nuestros remates sobre lo epistemológico, junto con el compromiso del investigador y su ideación (concepción) del proyecto se colocan en las veredas del proceso cognoscitivo:


A) Partimos de la metáfora de que la epistemología es, al modo antiguo, un viaje de observación a la realidad (etnográfica).


a) Se observa un primer esbozo o plano general cuyo supuesto es de tipo denotativo o indicador de realidad mediante distingos de descripción. Así se diseñan temas de realidad de primera mano, y se “nocionan” (sic) como primer esfuerzo reporteril del pensamiento. Por ejemplo, se distinguen magia (pretensión de dominar lo invisible mediante gestos y rituales), religión (aceptación de los designios divinos mostrados mediante signos), iglesia (una autoridad de organización con el objeto de controlar los signos que señalan lo invisible y sus rituales de acceso, así como sus revelaciones o designios sobre el hombre y su realidad).


b) Se asciende a un segundo esbozo o planos segundos específicos del quehacer antropológico. El supuesto es el miedo o pánico a la realidad y su respuesta de osadía a la misma con sus problemas. Aquí se tienen dos semiplanos de elaboración de respuestas osadas para calmar las ansiedades:


1. el semiplano de los enunciados primarios.


Se elaboran enunciados de carácter mítico, en un orden de lo dado o natural. Es el orden de la etnocultura. El pensamiento es concreto o mítico, que al enfrentar o verse con lo fenomenológico, inventa el tema de un quehacer o un plan o un proyecto.


2. el semiplano de los enunciados secundarios.


Los enunciados que se elaboran son de carácter filosófico y/o científico, en un orden de creación o invención de lo que debe ser (o lo no dado que hay que inventar) Es el orden de lo societal, y por lo tanto la osadía o atrevimiento son ya de responsabilidad, así nos atrevemos a inventar un proyecto, el proyecto de sociedad. Se trata ya de un pensamiento abstracto con su dimensión ética, que tiene que enfrentar o verse con lo ontológico, de suerte que tienen capacidad de inventar un problema que se vincula solamente con un proyecto, integrando en este el quehacer y el plan.



B) Diferencias ente los niveles fenomenológico y ontológico.


a) el nivel fenomenológico se encuentra en el plano del ser.


Se trata de un postulado cultural cuyos significados están dados en el sistema social y siempre tienes una existencia pre-epistémica. Ejemplos:


El esclavo romano era una cosa, un peculium. Esto dado socialmente, era moral como cultura. Del mismo modo “alborotar al pueblo” despegando solo lo dado de la etnocultura, representa una política en sí misma moral, una democracia qua tal. Esto es lo más placentero, según Simón Rodriguez en el texto de Defensa de Bolívar (1916).


b) el nivel ontológico se sitúa en el plano del deber ser.


Se trata de un postulado ético cuyos significados están objetivados como un perfil del proyecto de sociedad. Es el nivel epistémico qua tal.


Continuación de los ejemplos:


El esclavo romano pasa a ser considerado una persona, con derechos. Esto se adquiere con un esfuerzo histórico-social, o conflicto o pugna entre los grandes grupos sociales. Del mismo modo “orientar al pueblo” o como dice Simón Rodríguez “tener proyecto” o como dice San Agustín en La Ciudad de Dios “ama y haz lo que quieras”, representa la auténtica política. Frente a la demagogia moral por ser cultural, debemos lograr con esfuerzo, la democracia como un perfil del proyecto de sociedad.


Ejemplo de ñapa (otro más) para que se entienda bien el problema:


1. la pornografía es una cosa a disfrutar, donde un falo me atrae y al mismo tiempo me rechaza. (nivel fenomenológico)


2. la pornografía es representada por una persona con problemas. Un yo que carga con lo pornográfico de una sociedad, expresa mi otro yo porno problemático.


Conclusión: el razonamiento etnológico, que es, por esencia científica, ontológico, no puede oscurecerse por ninguna beata “fidelidad” a los datos fenomenológicos:


-Si la etnografía impone lo que debe ser (los datos objetivos, como bandera científica),


-es porque está hecha o realizada ontológicamente (como debe ser desde la teoría del “dato a priori”).


El nivel ontológico representa el nivel civilizatorio o societario, que establece y soporta el nivel de las proposiciones epistemológicas.


D. Cuando el cielo aparece cerrado para ver el camino



A) Los “tiempos de oscuridad” del investigador social se escenifican en Hanna Arendt en sus libro “Tiempos de Oscuridad” (1992). El Prefacio cumple el papel de manifiesto.


a) Hay un interés de la obra referido a una reflexión sobre artículos y ensayos escritos en 12 años.


-son artículos y ensayos de ocasión.


-sobre personas distintas y lo mismo su contexto histórico.


–todos contemporáneos (siglo XX) menos Lessing, pero éste es tratado como contemporáneo.


–No se conocían entre sí.


–No son representantes del zeitgeist (en alemán: espíritu de los tiempos).


b) El tiempo histórico es tiempo de oscuridad. Se toma el título de Berthold Brecht.


-la catástrofe estaba encubierta por el lenguaje y el dialecto ambiguo.


-se expresaba en laguna de credibilidad, que degrada la verdad en trivialidad sin sentido.


-Sartre lo describió en La Náusea en términos de la mala fe. En el artículo sobre Walter Benjamín, Arendt recogerá de él la mala suerte que definió la experiencia de vida de aquél. Son interpretaciones para indicar que todo existe en una forma opaca.


Haidegger lo templó con extraña precisión en Ser y Tiempo: todo lo que es real y auténtico es asaltado por el poder y el discurso que surge del reino público que a su vez determina cada aspecto de la vida cotidiana.


c) Buscando el tiempo ontológico (el que debiera ser), la única forma de escapar es retirarse a la soledad (pagana, diré yo, a los siglos de oscuridad engendrados por las invasiones bárbaras, siglos 5-8) con respecto al reino público. ¿Por qué?


No interesan los análisis de Heidegger,


-ni la tradición del pensamiento filosófico, para su desarrollo.


-sino una experiencia fundamental que recoja la expresión de un pensamiento constituyente o mejor aún, que lo produzca, originario y originante, es decir, no interesa tanto su historia como su ontología. (Posición similar a la reflexión de José Antonio Marina en su Ética para Náufragos (2001), señalada en sus dos primeras páginas, y referida a una ética constituyente, autor que no se sale de este marco constituyente en sus innumerables publicaciones).


El interés de todo esto lo constituye el papel del pensamiento en la configuración de la teoría, y ésta en la conformación de las ciencias sociales.


B) En nuestro contexto venezolano, diríamos que la luz negra de lo público todo lo oscurece. Victoria Camps, una filósofa de la ética titula ya su libro como Malestar en la Vida Pública (1990). Pero en Venezuela además lo público está oscurecido, tanto etno-culturalmente (cultura matrisocial) como sociopolíticamente (sistema populista). La luz de nuestra etnocultura no ayuda a la luz del pensamiento público. Nosotros jugamos permanentemente con el pensamiento mítico en una sociedad simple o mágica, sin que tal pensamiento deje paso a operar a la ideología política de las sociedades complejas&lt [7].


Los “tiempos de oscuridad” no son simplemente los representados por las monstruosidades. Por supuesto, no son nuevos, ni una rareza en la historia.


Sin embargo en tiempos de oscuridad tenemos el derecho a esperar cierta iluminación, una luz que puede prevenir menos de teoría y conceptos, y más del pensamiento.


El pensamiento es el que puede inventar las teorías y los conceptos para las explicaciones que tenemos entre manos y no sabemos resolver. Hay que pensar, ejercitarse en pensar. Para ello hay que reformar la inteligencia humana: se trata de buscar la racionalidad poética para cambiar el régimen del pensamiento concreto o mítico del “divagante” haciéndole caminante.


A la hora de emprender la formulación de un proyecto, el investigador en ciencias sociales debe incursionar en una poética de la acción para hacer posible una nueva cultura sentimental a incorporar en su subjetividad y de aquí a su plasmación objetiva en la investigación. Por consiguiente, la importancia de un ejercicio subjetivo básico y originario que consiste en una contratransferencia entre lo ético-epistemológico y el pensamiento fundamental que tenga como consecuencia una metanoia o conversión del científico a la acción científica. Sin “socioanalizarse” el investigador social tiene dificultades epistémicas de hacer ciencia (Lefebvre, La Vida Cotidiana en el Mundo Moderno, 1972b, 227; Bourdieu, El Sentido Práctico, 39). Si “hacer ciencia es hacer mundos”, y por lo tanto una especie de creación, el pensamiento requiere de esa conversión a la lentitud, a la ternura, a la dedicación, al amor, a la pasión por la realidad que demanda ser innovada socialmente. Como decíamos arriba. Ya Freud lo propuso para el psicoanalista (tiene que pasar por la experiencia de psicoanalizarse), y así Devereux lo propone al antropólogo como deber (tiene que “antropologizarse”), en su obra epistemológica De la Ansiedad al Método (1989). Son modos de sincerarse con la objetividad.


Este paso de ordenamiento del laberinto subjetivo donde juegan los afectos, la etnicidad y lo societal en el investigador, a un plano de una nueva subjetividad implica saber que los tres niveles diseñados tienen un estatuto particular en la constitución contratransferencial. Para ello hay que establecer como cuestión esencial que lo afectivo o pasional entra como elemento constituyente del pensamiento necesario en la motivación, búsqueda, afrontamiento e interiorización de la realidad temática y/o problematizada. Sin embargo, los vínculos afectivos existentes se juegan en los sistemas culturales, y es con ellos que se estructuran los vínculos de lealtad. Conceptualmente, los vínculos afectivos no coinciden con los vínculos leales. Aquéllos son parte de éstos. Aunque el volumen y la calidad de los afectos pudiera condicionarlos psíquicamente, sin embargo, no determinarán nunca las estructuras de la lealtad a las cuales pertenecen.


De modo paralelo, las estructuras culturales son parte del sistema social, y no determinan éste. Sin embargo, le proporcionan sentido y dirección, de suerte que la acción de aquél debe revisar su comprobación en la cultura, y viceversa, la cultura no es nada fuera de su territorio que es la acción social, y su sentido debe comprobar su autenticidad en la acción.


Finalmente, ni los contenidos de la pasión sentimental y actitudes, ni el sentido basal de la cultura (barbarie) y la mera acción social, tienen capacidad de producir un proyecto social por sí mismos. Necesitan que su nivel de realidad ético-epistemológica tenga entrada en la acción creadora, es decir, que cree posibilidades de realidad y solución a las problemáticas que se presenten. Se trata pues de lógicas o razones inventivas donde emergen los derechos que signan lo societal fundado por el deber ser que propulsa la Inteligencia Ética del hombre y que éste justifique qua tal. El afecto, la etnocultura y la simple acción y actividades, pueden ser plataformas de conocimiento, prerrequisito del despegue del pensamiento constituyente de lo social que funden los derechos y su ética de acción poética cuya objetivación es el proyecto de sociedad.


Referencias



Arendt, H. (1992): Hombres en tiempos de oscuridad, Gedisa, Barcelona.


Bourdieu, P. (2008): El sentido práctico, Siglo XXI de España, Madrid.


Bueno, G. (1992): Teoría del cierre categorial, Pentalfa, Oviedo.


Camps, V. (1990): El malestar en la vida pública, Prensa Ibérica, Barcelona.


Consalvi, S. A. (2003): “La sabiduría del ‘diente roto’”. EL NACIONAL, Caracas, 29 de junio, A/11.


Desiato, M. (2003): “Libertad de discurrir”. EL NACIONAL, Caracas, 13 de julio,


Devereux, G. (1989): De la ansiedad al método en las ciencias del comportamiento, Siglo XXI, México.


Eco, U. (2003): “Cómo se paga una deuda a plazos”. EL NACIONAL, Caracas, 7 de diciembre, A/10.


García Morrión, F. (1997): “Aprender a pensar”. ABC, Madrid, 23 de mayo.


Hurtado, S. (2006): Etnología para divagantes, FACES-UCV, Caracas.


Ibáñez. Jesús, (1990): En “Editorial: las dimensiones de un pensamiento complejo: investigación social y proyecto utópico”. En Revista Anthropos, Sociología Crítica de la Cotidianidad Urbana, Nº 113.


Lefebvre, H. (1972a): La revolución urbana, Alianza, Madrid.


Lefebvre, H. (1972b): La vida cotidiana en el mundo moderno, Alianza, Madrid.


Lefebvre, H. (1975): El derecho a la ciudad, Península, Barcelona.


Levi-Strauss, C. (1972): El pensamiento salvaje, FCE, México.


Marina, J. M. (1997): Teoría de la inteligencia creadora, Anagrama, Barcelona.


Marina, J. M. (2001): Ética para náufragos, Anagrama, Barcelona.


Rodríguez, S. (1916): Defensa de Bolívar, Imprenta Bolívar, Caracas.


Rangel, M. A. (Serritiello, M.) (2010): “El arte es la alquimia del ser humano”. EL NACIONAL, Caracas, 5 de junio.


Serrano, S. (1974): Formas simbólicas de la imaginación, Equinoccio, Caracas.


Todorov, T. (1988): el Cruzamiento entre culturas” en T. T. (comp.), Cruce de Culturas y Mestizaje Cultural, Júcar universidad, Madrid, 9-31.


Vallejo Nájera, J. A. (1985): Locos Egregios, Mediciencia Editora, Caracas.


Yerro Belmonte, M. (1974): Sociología de la imagen, Sala, Madrid.



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[1] Preside la consideración de este modelo, el modelo que formula Henri Lefebvre en El Derecho a la Ciudad, en su capítulo de Industrialización y Urbanización. Él mismo se apoya en el modelo de la Economía Política del valor de uso que dará lugar a las obras y el valor de cambio que se realizará en los productos (Lefebvre, 1975). Siempre el pensamiento está asociado al ámbito de un valor de uso, porque la autenticidad del pensar como principio se asoma éticamente al valor del uso relacionado con una actividad primordial. Aunque todo pensamiento, como todo valor, es creativo por definición, aún el rutinario, nos referimos en esta ocasión al pensamiento epistémico de la reflexión especulativa y teórica, que cuando se aúna intencionalmente con una elaboración metafórica, la obra resultante tiene un improntus creativo imp0onderable. En la metáfora está asociada la imaginación y lo mágico, aspecto creativo por excelencia (Serrano, 1974).


[2] No siempre el pensamiento como lo será la intelectualidad tuvo buena prensa. “El viejo lema de la Universidad de Cervera , acabó siendo adoptado por todas las universidades del mundo. Al menos, en las Facultades de Ciencias Sociales. Los científicos sociales dejaron de pensar y se pusieron a calcular. La cara empírica se disolvió en empirismo (investigación despojada de la teoría); la cara teórica, en positivismo (teorización reducida a análisis lingüístico de los términos). Se abandonaron los significados (emic) para centrarse en las causas (étic). Había llegado al final de las ideologías: el control mediante cuentos iba a ser sustituido por el control mediante cuentas. La ciencia dejaba el campo libre a la técnica. Los nómadas dejaban paso a los sedentarios” (Ibáñez, 2).




3] Todorov (1988) clasifica las actividades y la de intelectual puede dar sentido a las otras: “Estas dos actividades de una misma persona, la de científico y la de político, padecen por igual un mutuo aislamiento; pero ¿es posible concebirlas en otra relación que no sea la de alternancia (erudito de nueve a cinco y militante de cinco a nueve? Sí, a condición de admitir que junto a estas dos funciones puede existir una tercera, que yo designaría con ese término ambiguo, si acaso desvalorizado, de intelectual. Yo querría que este momento se entendiera, mediante esta palabra, la necesidad que pesa sobre el especialista en el espíritu humano y sobre sus obras de dar cuenta de los valores que subyacen a su trabajo y de la relación que éstos guardan con los valores de su sociedad. El intelectual, en tanto que tal, no es un hombre de acción” (Todorov, 10).



[4] “Y aquí llegamos a la segunda moral de mi historia. Escribí en mi libro Cómo se hace una tesis que una tesis bien hecha es como un cerdo, no se tira nada, e incluso décadas más tarde se podrá volver a usarla en distintas ocasiones. Estoy contento de haber tenido razón”(Eco, 2003)



[5] El articulista García Moriyón presenta el libro de M. Lipman, Pensamiento complejo y educación, Traduc. De Virginia Ferrer, Ediciones de la Torre, Madrid, 1997, 366 págs, desarrolla su exposición haciendo la relación del pensamiento reflexivo y la educación, atendiendo a las dimensiones de realización del pensamiento: criticidad y creatividad: “”un pensamiento que es al mismo tiempo crítico y creativo, que tiene en cuenta la dimensión cognitiva de nuestros procesos superiores y la dimensión afectiva, en la que se incluyen aspectos tan decisivos como la empatía, la autoestima o el cuidado de nosotros mismos y de los demás” (García Moriyón, 1997).




[6] A propósito del cuento de Emilio Coll: “El diente roto”, compilado en Cuentos para volar, editados por Carolina Ledezma y María Sol Reyna, Simón Alberto Consalvi dice que “abunda el “dienterrotismo” que en definitiva se da la mano con los lenguaraces. Una versión contraria del mismo fenómeno: dárselas de “sabelotodo” sin saber de nada. Tronar y atronar. Yo, puesto en la disyuntiva, me quedo con Juan Peña. Que si se engaña, no es suya la culpa” (Consalvi, 2003). El muchacho o chico que se rompió el diente, adopta una actitud hierática, de éxtasis, acariciando su diente roto en la oscuridad de su boca, sin pensar en absolutamente nada, pero todo el mundo se hacía lenguas de su postura reflexiva y pensante. Hay en las aulas una generalizada pereza por el pensar que “se reproduce en la sociedad” , según M. Desiato (2003)



[7] Se toma el modelo analítico de Levi-Strauss de acuerdo a como lo propone este autor: en las sociedades complejas, la ideología política viene a ocupar el puesto que en las sociedades simples ocupaba el pensamiento mítico (1972).


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Dossier del Dictado de Investigación, Parte I: punto 1. Universidad Central de Venezuela Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Postgrado en Ciencias Sociales, (Véase en este mismo blog, día 3 de junio de 2011).