jueves, 13 de agosto de 2015

RESPONSO PRIMERO

Cristo de Villorido (siglo XIII) en el museo de Paredes de Nava
 RESPONSO PRIMERO

Yo me rezo el descanso,
me arranco de vosotros la plegaria poderosa y en orden,
oh Huesos, Huesos míos, piadosos Fieles de mi cuerpo.
Me rezo azul iluminando las pasiones,
como la lluvia que suspende raíces de la tierra.
Precipitada paz del viento del Espíritu pedís,
bendición de la lumbre y de la sal,
del agua profundísima que muere con mi ser.
Oh mundo de piedad en mí dorado, Huesos míos profundos.
No desconozco apocalipsis; las oscuras ternuras
se pudren por la fórmula de vuestros sacramentos numerosos.
Mucha piedad y vida merecéis reconcentrados,
comunión brillantísima de días y de noches por mi cuerpo.
Sensibles y bellísimos conciertos de oratorios
interpretáis a los oídos despiertos de mi alma;
mis horas propagáis de bendición entre los vivos,
mi gloria y mi inocencia para siempre.
Vuestro incienso es la nube blanca que conduce la Fe.
Yo ideo por vosotros, Huesos míos, mis Fieles,
oración o futuro junto a Dios,
ideo el alto azul, esencial y pacífico.
Oh Arterias de gracia y hermosura
me ganáis poco a poco la paz más verdadera…

Timoteo MARQUINA: Hombre para morir, Ágora, Madrid, 1961.

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