viernes, 3 de agosto de 2012

DIÁSPORA, ETNICIDAD Y ESTADO DE SOCIEDAD (EN VENEZUELA)

EL VIAJERO

   Está en la sala familiar, sombría,
y entre nosotros, el querido hermano,
que en el sueño infantil de un claro día
vimos partir hacia un país lejano.
   Hoy tiene ya las sienes plateadas,
un gris mechón sobre la angosta frente;
y la fría inquietud de sus miradas
revela un alma casi toda ausente.
    ………………….
   Y este dolor que añora o desconfía
el temblor de una lágrima reprime,
un resto de viril hipocresía
en el semblante pálido imprime.
   Serio retrato en la pared clarea
todavía. Nosotros divagamos.
En la tristeza del hogar golpea
el tictac del reloj. Todos callamos.

Antonio MACHADO.
“Soledades”. Poesías Completas.
Colección Austral, Espasa Calpe.
Madrid, 1969.
 ______________________________
Contenido General:
A. LA MARCHA DE LAS COSAS Y EL INTERCAMBIO INELUCTABLE.
B. LA PATRIA EN DIÁSPORA Y SU GARANTÍA SOCIETARIA.
C. LA HÉGIRA VENEZOLANA Y DESTELLO SOCIETARIO.

                                                           Contenido Parcial:

C. LA HÉGIRA VENENEZOLANA
Y DESTELLO SOCIETARIO.

Toda acción acontece primero en el pensamiento. ¿“Piensas emigrar”? aparece de antemano en los medios venezolanos de comunicación masiva como una motivación, y hasta como un llamado: Son los anuncios en las páginas interiores de periódicos, revistas, entrevistas de TV, en páginas W, como parte de empresas de negocios. No en vano en Venezuela hay una cultura del viaje al extranjero, pero para regresar, en la clase alta, y después se amplió a la clase media. Para que se dé ese viaje como una suerte, hay un ritual de año nuevo: después de las 12 campanadas por las que concluye el 31 de diciembre el que “piensa viajar” saca las maletas vacías y se pasea con ellas por la calle del vecindario. Como las mercancías importadas, el viaje al extranjero muestra un amor obsesivo por lo extranjero. Esta xenofilia, sin embargo, termina contradictoriamente dentro de una actitud integrista cuando de regreso del viaje se dice ritualmente: “como en Venezuela en ninguna parte”. Hay, empero, algunos esfuerzos particulares que aprovechan los medios de comunicación para valorar la riqueza cultural contentiva en las “colonias” de población europea, y aún asiática (Todo en Domingo, 2004) y para subrayar los aportes culturales de personalidades venezolanas de origen europeo, como lo hace Arráiz Lucca (2004). Ello ocurre cuando la inmigración europea comienza a decantarse merced a que se detiene y decae a partir de 1958 (Pellegrino, 1989; Bolívar Chollet, 2004), continuando en descenso rápido después de 1980 (Bolívar Chollet, 2004). Dicho proceso tiene la doble vertiente de que ya casi no vienen inmigrantes europeos a Venezuela, y también de que hay un proceso tanto de retorno de los pioneros (padres), como de huída de los hijos y aún nietos, juntándose en los últimos 10 años las circunstancias sociales, políticas y económicas que colocan a la población todavía residente en disposición de “saltar” hacia fuera del país. Hay videntes que pronostican que se irá del país durante este año de 2005 el 20% de la población (Azzi, 2005).
Se encuentra tan agudo el conflicto social, político y económico del país que hasta esta variable de la emigración, imaginada como implosiva, entra también dentro de los cálculos cabalísticos. Esta forma de recolección del dato trata de imponerse como “aceptable”, debido a la falta de cifras oficiales y a la circunstancia de la insuficiencia técnica de la burocracia, para recoger el movimiento poblacional en las fronteras (Bolívar Chollet, 2004), Esta falla en la materia prima demográfica se agudiza cuando nos referimos a la población criolla que piensa y/o decide irse del país, “en búsqueda de oportunidades que el país no brinda ya”, dicen. En este estudio no nos interesan los retornados, sino la población criolla. A falta de datos oficiales confiables y su sistematicidad, procedemos a argumentar con datos espigados en los medios de información con interés en el problema. La actual emigración venezolana no obedece a políticas de estado; si no a un estado de sociedad negativo, por lo que la gente misma toma la iniciativa y trata de ir a los lugares más favorables y asequibles: sea por la cercanía (Estados Unidos), sea por la lengua (España). Aunque se incorporan otros países europeos como Francia, Inglaterra, Italia y Alemania, y americanos como Canadá, y de Oceanía como Australia.           
El país adonde más emigran los venezolanos es a Estados Unidos. Durante el año 2004 solicitan asilo en Estados Unidos 1.400 venezolanos. El Servicio de Inmigración destaca que el número de solicitudes creció en 74%. No todos logran ser aceptados. Las autoridades estadounidenses rechazaron 59 peticiones en los últimos cinco años (http://www.mequieroir.com). Que Estados Unidos sigue siendo la meca de la emigración latinoamericana, lo reporta dicha página al referirlo a México. “Más de 398 mil mexicanos abandonaron el país durante 2004 y la gran mayoría se mudó para Estados Unidos”. Este proceso no es nuevo. En el año 2.000 casi 20 millones de latinoamericanos y caribeños vivían fuera de su país, y siete de cada diez vivían en Estados Unidos, muchos de ellos en condición ilegal; asimismo, entre los emigrantes el porcentaje de profesionales y técnicos es cada vez mayor. La crisis económica, social y política que sufren muchos de los países ha forzado a una creciente emigración principalmente en Colombia, Argentina y Venezuela.
No es sorprendente que el venezolano tome el camino de Estados Unidos, pues este país sigue siendo el de mayor inmigración del mundo. Este proceso en el siglo XIX se relacionó con la emigración europea; en el censo de 1980, Alemania aportó el 13% de los inmigrantes. En el siglo XX, el papel le corresponde a América Latina. De los 56 millones que alcanza el record, 34 millones corresponde a México en las últimas tres décadas, es decir, la cuarta parte de emigrantes. Venezuela estaba fuera de esas corrientes migratorias debido a las buenas condiciones sociopolíticas financiadas por el petróleo y la redistribución partidista. Venezuela era un país de esperanzas para sus ciudadanos e inmigrantes. El juicio de este país esperanzado véase en Hurtado (2000) Pero desde hace 10 ó 12 años los venezolanos iniciaron su proceso migratorio hacia Estados Unidos (http://www.mequieroir.com/migración/migracion_porque.phtml). El censo estadounidense del año 2000 registra más de 91 mil venezolanos viviendo en diversas regiones de Estados Unidos. Las últimas estimaciones calculan que podrían haber aumentado hasta en un 80% en los últimos dos años llegando a más de 200 mil venezolanos. El mismo Comité de Estados Unidos para Refugiados (USCR) consigna el hecho de que la mayoría se refugian en el estado de Florida. Dicha organización civil reporta en su “Encuentro Mundial de Refugiados 2004” que solamente este año “cerca de 2.960 venezolanos han buscado refugio en Norteamérica” (http://www.refugees.org/world/countryindex/venezuela.cfm). Empero, el Informe añade que “opositores destacados del gobierno del presidente Chávez han solicitado asilo en otras naciones del hemisferio”.
El proceso emigratorio venezolano parece que comienza a dibujarse en firme. Así, las solicitudes de asilo de venezolanos en Estados Unidos aumentan en número durante el año 2004. Las cifras oficiales revelan que 659 ciudadanos venezolanos introdujeron documentos ante la Oficina para la Revisión de Inmigración (EOIR) del Departamento de Justicia. Se triplican frente a las 210 que reciben en los años anteriores, el 2002 y 2003 (Matheus, 2004, en línea: http://www.eluniversal.com/2004/10/29int_art_29134E.shtml). En Miami se observa que los venezolanos han elevado sus compras de vivienda. La inmobiliaria Fortune vendió 2,5 millardos de dólares en 2003. De este monto, el 16% corresponde al mercado venezolano. (El Nacional, 11 de julio 2004).
Sin embargo, para muchos países sudamericanos, Europa está desplazando a Estados Unidos como región más atractiva, en parte por razones culturales y de idioma, pero también por el notable crecimiento económico de España e Italia. El proyecto de “blanqueo” de trabajadores extranjeros en condiciones de ilegalidad que comienza a funcionar desde el 15 de febrero de 2005 en España va a favorecer a las colonias sudamericanas, como la ecuatoriana que asciende a 800.000 personas, a la colombiana que se acerca al medio millón (http://www.mequieroir.com; Majo, 2005). Otros destinos importantes de los emigrantes latinoamericanos son Canadá (con medio millón), los Países Bajos, el Reino Unido y Australia. La empresa internacional Alexa promociona la emigración venezolana a los países señalados con motivo de trabajo y estudio. A falta de consignar cifras, la propaganda empresarial ofrece testimonios personales sobre el éxito de la gente que adquiere el estatus de diáspora (http://www.mequieroir.com).
Las figuras del asilo, educación, e inversión de capital, muestran la diáspora de fronteras de los venezolanos que debido a su carácter internacional marcan pautas de aspirar a las ventajas del estado de sociedad que parece despuntar foráneamente
1. La figura del asilo, fundamentalmente desde 1999, con ocasión del comienzo del gobierno del presidente Chávez constituye la hégira venezolana hacia Estados Unidos. Entre 1999 y 2001 hubo 153 casos de solicitud de asilo, mientras que entre 2002 y 2004 se presentaron 2.069 solicitudes. De éstos últimos, 899 ocurrieron en 2003, de ellas fueron aprobadas 168. En 2004 se alcanza el record  de 1048 solicitudes, de las cuales se aprueban 611 y 43 se deniegan, el resto continúa en revisión. En el contexto de este repunte se encuentra la revocación que dictó la Fiscalía General de Venezuela de viajar al exterior a 350 personas firmantes del decreto Carmona con ocasión de los sucesos del 11 de abril de 2002 en Caracas. Son cifras que proporcionan el Servicio de Ciudadanía e Inmigración estadounidense según ANSA (El Nacional, 2 enero 2005).
Venezuela se convierte en el país del hemisferio occidental con mayor número de asilos otorgados en Estados Unidos. Con sus 659 peticiones, Venezuela supera a Cuba en planillas de asilo con 645 y a Irak con 554 en el año 2003. Tradicionalmente, México, El Salvador, Cuba y Haití son los países con mayor número de peticiones de asilo en el hemisferio occidental. Pero tienen la particularidad de que a los ciudadanos de estas naciones les es reconocido un status especial por razones económicas y políticas. En este marco favorece o desfavorece a estos ciudadanos: por ejemplo, de 7.678 solicitudes de ciudadanos mexicanos, solo recibieron asilo 64. A los venezolanos no los ampara un tratado ni una condición especial (Matheus, 2004; en línea http://www.eluniversal.com).
Aunque no coinciden por diversos criterios las cifras que oficialmente relatan las agencias norteamericanas (Servicio de Ciudadanía e Inmigración y la Oficina de Revisión de Inmigración (EOIR), sin embargo, destacan el crecimiento del 74% de las solicitudes, y la casi aceptación de la mayoría de las solicitudes. Ello tiene un sentido: Aunque los venezolanos han ingresado con visas variadas, empero, recurren a la figura del asilo como una forma de asegurar la residencia y evitar tener que regresar al país. Por primera vez en la historia, asistimos a la hégira del venezolano como huída de su propio país. ¿Será una huída diaspórica que, como un bautismo de fuego, inaugure un aprendizaje del estado de sociedad?
2. La figura de la educación constituye otro motivo de la diáspora venezolana. Lo promocionan las embajadas de los países acreditados, pero también empresas de emigración y algunos centros de educación de enseñanzas de lenguas extranjeras. La embajada estadounidense cita al Instituto de Educación Internacional (IIE) de Nueva York que describe el salto del volumen de estudiantes internacionales en USA: en el año académico de 1954-1955 eran cerca de 34.000, en 2002-2003 pasaron a casi 600.000. En los últimos 30 años –atestigua el embajador- unos miles de estudiantes venezolanos se han graduado en Estados Unidos por medio de la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho venezolana y el Programa Fulbright estadounidense (Brownfield, 2004; en línea: http://www.eluniversal/2004/11/23/ten_art_23252A.shtml).
Australia también se ofrece como destino educativo a los venezolanos. Aunque no ha habido mucha promoción, en la actualidad hay unos 100 venezolanos haciendo algún tipo de curso en esa nación (El Nacional, 24 de enero 2005). Asimismo, España y Canadá se encuentran entre las naciones promocionadas para que los venezolanos vayan a cursar estudios en sus universidades (http://www.mequieroir.com).El carácter internacional del estudiante otorga a éste un aprendizaje de otras culturas (diáspora de fronteras), también un mayor entendimiento de sus relaciones sociales, según el texto citado. De seguro que todo ello le favorece el aprendizaje de la diáspora societaria.
3. La figura de la emigración del capital constituye también una demostración de la diáspora de frontera, la de los emprendedores. Costa Rica se ha convertido en un polo de atracción para empresarios colombianos y venezolanos. La inversión venezolana supera la erogación de los 19 millones de dólares en 2003. El aumento supone el 900%. Datos del Banco Central indican que los 1,9 millones de dólares fueron invertidos en 2002 por firmas venezolanas, mientras que al año siguiente la cifra ascendió a 19,2 millones de dólares. Venezuela se coloca en el tercer país latinoamericano que inyecta dinero en Costa Rica después de México (38 millones) y El Salvador (31 millones) (http://www.eluniversal.com/2004/08/24/eco_art_24154C.shtml). Al promover acciones empresariales en el exterior, el venezolano aprende la competencia (Cf. Hurtado, 2001), virtud que le dispone para situarse en las aspiraciones del proyecto de sociedad.
Las cifras de la diáspora mundial aumentan con los años: cada vez más gente en el mundo vive fuera de su patria chica, lo que supone una circunstancia desafiante para que el ser humano sepa al menos constituirse una situación de sociedad. La emigración involucra al venezolano en este flujo humano mundial ¿Cómo se dispone a ello?
Veamos la escalada de la diáspora mundial. El Informe del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas (ONU) establece que en el año 2.000 en el mundo había un total de 175 millones de personas viviendo fuera de sus países. Una cifra muy elevada en comparación con los 80 millones en los años setenta, o los 100 millones en los años ochenta. El asunto se complica porque la situación de ilegalidad es alta en este tipo de población. Se cree que en Estados Unidos hay unos siete millones de inmigrantes ilegales, y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) utiliza la misma proporción uno de cada cinco- para deducir que en el año 2000 en Europa Occidental había 3,5 millones de inmigrantes ilegales. Son emigrantes que se movieron mediante el contrabando y el comercio ilegal de personas, un negocio ilegal que mueve unos 10.000 millones de dólares al año (http://www.eluniversal.com/2004/11/30). Tanto la marcha ascendente de la población globalizada pensada en diáspora, como el intercambio global llevado a contragolpes (ilegalidad) revelan la importancia de los flujos migratorios en la población mundial, así como su influencia en la composición económica, social y demográfica.
Estas circunstancias mundiales han llegado a soplar en la geografía venezolana. Tenemos unos resultados en el ámbito de la opinión pública y otros resultados al nivel de crecimiento personal que suponen disposiciones al hecho social de la mancomunidad mundial (Véase http://www.me quieroir.com/migración/migración_porque.phtml):
1. Un estudio reciente de opinión pública da como resultado que más del 43% de la población general venezolana se marcharía si se le presentara la ocasión de hacerlo. Esta variable aumenta considerablemente cuando se interroga a jóvenes menores de 24 años (53%). Su argumentación es consistente con los indicadores en el siguiente orden de importancia: 1) No visualiza un futuro promisorio y lo expresa diciendo “no hay oportunidades”; 2) Inseguridad personal; 3) Hay mejor oportunidad en el exterior; 4) No hay desarrollo profesional; 5) Incertidumbre política. Cuatro de los cinco indicadores refieren un vacío, una ausencia, un negativismo de percepción sobre el país. Hay un país que se vacía. Sólo un indicador positivo mira al extranjero. ¿Será una xenofilia cargada de yo ideal? Este estudio se encuadra en una aspiración objetivista e ideológica, pero marca la posibilidad de diáspora de fronteras inscrita en la opinión pública venezolana.
2. Otro estudio señala el fenómeno denominado “crisis de oportunidades para el autocrecimiento” como razón para la diáspora. Es una aspiración de subjetivación del sistema social. Hay una evaluación crítica del sistema social, porque éste se encuentra inmovilizado en sí mismo, inhabilitado étnicamente para generar oportunidades a favor del individuo; por tanto no deja crecer socialmente a éste. A esta conclusión llegamos en nuestro estudio sobre la sociedad venezolana, que como la de Alor (Oceanía) muestra una conducta pre-edípica (Hurtado, 2000, 308). Según esto, se averigua que emigrar para la mayoría de los venezolanos (que están dispuestos a emigrar) es “algo más que la búsqueda de oportunidades económicas, de trabajo. Nos encontramos con profesionales jóvenes que sienten que la crisis está haciendo difícil el desarrollo de la vida cotidiana, por lo que ven en el exterior el contexto ideal para la búsqueda de la autorrealización” (l.c.). Parte del país ha crecido, suponemos un 18%, y otra parte, suponemos un 82%, es una rémora de tipo étnico que deniega y no admite que haya crecimiento personal ni social, de modo que los “mejor” crecidos (profesionales) orienten al colectivo para que se constituya su proyecto social. La aspiración a la autorrealización identifica un tipo de diáspora interior, básica para superarse en la diáspora de fronteras que como ilusión o deseo, hemos visto, está inscrita en la percepción de la opinión pública.  También ayuda a establecer el foco de la forma fractal diaspórica, indispensable para mirar por encima de las diferencias étnicas; aún más si se piensa que para alcanzar la autorrealización es indispensable la acción mancomunada de los otros todos (lo social mundial). Entonces entra en juego la decisión de asumir la diáspora como circunstancia ventajosa para abrirse a la aspiración del proyecto social posible. Esta es la situación de un grupo de venezolanos calificados y en trance de ingresar a la diáspora societaria situándose fuera del sistema social venezolano, que por sustrato étnico se mantiene estrecho e inmóvil.

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