EL VIAJERO
Está en la sala familiar, sombría,
y entre nosotros, el
querido hermano,
que en el sueño infantil
de un claro día
vimos partir hacia un
país lejano.
Hoy tiene ya las sienes plateadas,
un gris mechón sobre la
angosta frente;
y la fría inquietud de
sus miradas
revela un alma casi toda
ausente.
………………….
Y este dolor que añora o desconfía
el temblor de una lágrima
reprime,
un resto de viril
hipocresía
en el semblante pálido
imprime.
Serio retrato en la pared clarea
todavía. Nosotros
divagamos.
En la tristeza del hogar
golpea
el tictac del reloj.
Todos callamos.
Antonio MACHADO.
“Soledades”. Poesías
Completas.
Colección Austral, Espasa
Calpe.
Madrid, 1969.
______________________________
Contenido General:
A. LA
MARCHA DE LAS COSAS Y EL INTERCAMBIO
INELUCTABLE.
B. LA
PATRIA EN DIÁSPORA Y SU GARANTÍA
SOCIETARIA.
C. LA HÉGIRA VENEZOLANA Y DESTELLO
SOCIETARIO.
Contenido
Parcial:
C.
LA HÉGIRA VENENEZOLANA
Y
DESTELLO SOCIETARIO.
Toda acción acontece primero en el pensamiento. ¿“Piensas
emigrar”? aparece de antemano en los medios venezolanos de comunicación masiva
como una motivación, y hasta como un llamado: Son los anuncios en las páginas
interiores de periódicos, revistas, entrevistas de TV, en páginas W, como parte
de empresas de negocios. No en vano en Venezuela hay una cultura del viaje al
extranjero, pero para regresar, en la clase alta, y después se amplió a la
clase media. Para que se dé ese viaje como una suerte, hay un ritual de año
nuevo: después de las 12 campanadas por las que concluye el 31 de diciembre el
que “piensa viajar” saca las maletas vacías y se pasea con ellas por la calle
del vecindario. Como las mercancías importadas, el viaje al extranjero muestra
un amor obsesivo por lo extranjero. Esta xenofilia, sin embargo, termina
contradictoriamente dentro de una actitud integrista cuando de regreso del
viaje se dice ritualmente: “como en Venezuela en ninguna parte”. Hay, empero,
algunos esfuerzos particulares que aprovechan los medios de comunicación para
valorar la riqueza cultural contentiva en las “colonias” de población europea,
y aún asiática (Todo en Domingo, 2004) y para subrayar los aportes culturales
de personalidades venezolanas de origen europeo, como lo hace Arráiz Lucca
(2004). Ello ocurre cuando la inmigración europea comienza a decantarse merced
a que se detiene y decae a partir de 1958 (Pellegrino, 1989; Bolívar Chollet,
2004), continuando en descenso rápido después de 1980 (Bolívar Chollet, 2004).
Dicho proceso tiene la doble vertiente de que ya casi no vienen inmigrantes
europeos a Venezuela, y también de que hay un proceso tanto de retorno de los
pioneros (padres), como de huída de los hijos y aún nietos, juntándose en los
últimos 10 años las circunstancias sociales, políticas y económicas que colocan
a la población todavía residente en disposición de “saltar” hacia fuera del
país. Hay videntes que pronostican que se irá del país durante este año de 2005
el 20% de la población (Azzi, 2005).
Se encuentra tan agudo el conflicto social, político y
económico del país que hasta esta variable de la emigración, imaginada como
implosiva, entra también dentro de los cálculos cabalísticos. Esta forma de
recolección del dato trata de imponerse como “aceptable”, debido a la falta de
cifras oficiales y a la circunstancia de la insuficiencia técnica de la
burocracia, para recoger el movimiento poblacional en las fronteras (Bolívar
Chollet, 2004), Esta falla en la materia prima demográfica se agudiza cuando
nos referimos a la población criolla que piensa y/o decide irse del país, “en
búsqueda de oportunidades que el país no brinda ya”, dicen. En este estudio no
nos interesan los retornados, sino la población criolla. A falta de datos
oficiales confiables y su sistematicidad, procedemos a argumentar con datos
espigados en los medios de información con interés en el problema. La actual
emigración venezolana no obedece a políticas de estado; si no a un estado de
sociedad negativo, por lo que la gente misma toma la iniciativa y trata de ir a
los lugares más favorables y asequibles: sea por la cercanía (Estados Unidos),
sea por la lengua (España). Aunque se incorporan otros países europeos como
Francia, Inglaterra, Italia y Alemania, y americanos como Canadá, y de Oceanía
como Australia.
El país adonde más emigran los venezolanos es a Estados
Unidos. Durante el año 2004 solicitan asilo en Estados Unidos 1.400
venezolanos. El Servicio de Inmigración destaca que el número de solicitudes
creció en 74%. No todos logran ser aceptados. Las autoridades estadounidenses
rechazaron 59 peticiones en los últimos cinco años (http://www.mequieroir.com).
Que Estados Unidos sigue siendo la meca de la emigración latinoamericana, lo
reporta dicha página al referirlo a México. “Más de 398 mil mexicanos
abandonaron el país durante 2004 y la gran mayoría se mudó para Estados
Unidos”. Este proceso no es nuevo. En el año 2.000 casi 20 millones de
latinoamericanos y caribeños vivían fuera de su país, y siete de cada diez
vivían en Estados Unidos, muchos de ellos en condición ilegal; asimismo, entre
los emigrantes el porcentaje de profesionales y técnicos es cada vez mayor. La
crisis económica, social y política que sufren muchos de los países ha forzado
a una creciente emigración principalmente en Colombia, Argentina y Venezuela.
No es sorprendente que el venezolano tome el camino de
Estados Unidos, pues este país sigue siendo el de mayor inmigración del mundo.
Este proceso en el siglo XIX se relacionó con la emigración europea; en el
censo de 1980, Alemania aportó el 13% de los inmigrantes. En el siglo XX, el
papel le corresponde a América Latina. De los 56 millones que alcanza el
record, 34 millones corresponde a México en las últimas tres décadas, es decir,
la cuarta parte de emigrantes. Venezuela estaba fuera de esas corrientes
migratorias debido a las buenas condiciones sociopolíticas financiadas por el
petróleo y la redistribución partidista. Venezuela era un país de esperanzas
para sus ciudadanos e inmigrantes. El juicio de este país esperanzado véase en
Hurtado (2000) Pero desde hace 10 ó 12 años los venezolanos iniciaron su
proceso migratorio hacia Estados Unidos
(http://www.mequieroir.com/migración/migracion_porque.phtml). El censo
estadounidense del año 2000 registra más de 91 mil venezolanos viviendo en
diversas regiones de Estados Unidos. Las últimas estimaciones calculan que
podrían haber aumentado hasta en un 80% en los últimos dos años llegando a más
de 200 mil venezolanos. El mismo Comité de Estados Unidos para Refugiados
(USCR) consigna el hecho de que la mayoría se refugian en el estado de Florida.
Dicha organización civil reporta en su “Encuentro Mundial de Refugiados 2004” que solamente este año
“cerca de 2.960 venezolanos han buscado refugio en Norteamérica” (http://www.refugees.org/world/countryindex/venezuela.cfm).
Empero, el Informe añade que “opositores destacados del gobierno del presidente
Chávez han solicitado asilo en otras naciones del hemisferio”.
El proceso emigratorio venezolano parece que comienza a
dibujarse en firme. Así, las solicitudes de asilo de venezolanos en Estados
Unidos aumentan en número durante el año 2004. Las cifras oficiales revelan que
659 ciudadanos venezolanos introdujeron documentos ante la Oficina para la Revisión de Inmigración
(EOIR) del Departamento de Justicia. Se triplican frente a las 210 que reciben
en los años anteriores, el 2002 y 2003 (Matheus, 2004, en línea:
http://www.eluniversal.com/2004/10/29int_art_29134E.shtml). En Miami se observa
que los venezolanos han elevado sus compras de vivienda. La inmobiliaria
Fortune vendió 2,5 millardos de dólares en 2003. De este monto, el 16%
corresponde al mercado venezolano. (El Nacional, 11 de julio 2004).
Sin embargo, para muchos países sudamericanos, Europa está
desplazando a Estados Unidos como región más atractiva, en parte por razones
culturales y de idioma, pero también por el notable crecimiento económico de
España e Italia. El proyecto de “blanqueo” de trabajadores extranjeros en
condiciones de ilegalidad que comienza a funcionar desde el 15 de febrero de
2005 en España va a favorecer a las colonias sudamericanas, como la ecuatoriana
que asciende a 800.000 personas, a la colombiana que se acerca al medio millón
(http://www.mequieroir.com; Majo, 2005). Otros destinos importantes de los
emigrantes latinoamericanos son Canadá (con medio millón), los Países Bajos, el
Reino Unido y Australia. La empresa internacional Alexa promociona la
emigración venezolana a los países señalados con motivo de trabajo y estudio. A
falta de consignar cifras, la propaganda empresarial ofrece testimonios
personales sobre el éxito de la gente que adquiere el estatus de diáspora
(http://www.mequieroir.com).
Las figuras del asilo, educación, e inversión de capital,
muestran la diáspora de fronteras de los venezolanos que debido a su carácter
internacional marcan pautas de aspirar a las ventajas del estado de sociedad
que parece despuntar foráneamente
1. La figura del asilo, fundamentalmente desde 1999, con
ocasión del comienzo del gobierno del presidente Chávez constituye la hégira
venezolana hacia Estados Unidos. Entre 1999 y 2001 hubo 153 casos de solicitud
de asilo, mientras que entre 2002 y 2004 se presentaron 2.069 solicitudes. De
éstos últimos, 899 ocurrieron en 2003, de ellas fueron aprobadas 168. En 2004
se alcanza el record de 1048
solicitudes, de las cuales se aprueban 611 y 43 se deniegan, el resto continúa
en revisión. En el contexto de este repunte se encuentra la revocación que
dictó la Fiscalía
General de Venezuela de viajar al exterior a 350 personas
firmantes del decreto Carmona con ocasión de los sucesos del 11 de abril de
2002 en Caracas. Son cifras que proporcionan el Servicio de Ciudadanía e
Inmigración estadounidense según ANSA (El Nacional, 2 enero 2005).
Venezuela se convierte en el país del hemisferio occidental
con mayor número de asilos otorgados en Estados Unidos. Con sus 659 peticiones,
Venezuela supera a Cuba en planillas de asilo con 645 y a Irak con 554 en el
año 2003. Tradicionalmente, México, El Salvador, Cuba y Haití son los países
con mayor número de peticiones de asilo en el hemisferio occidental. Pero
tienen la particularidad de que a los ciudadanos de estas naciones les es
reconocido un status especial por razones económicas y políticas. En este marco
favorece o desfavorece a estos ciudadanos: por ejemplo, de 7.678 solicitudes de
ciudadanos mexicanos, solo recibieron asilo 64. A los venezolanos no los
ampara un tratado ni una condición especial (Matheus, 2004; en línea
http://www.eluniversal.com).
Aunque no coinciden por diversos criterios las cifras que
oficialmente relatan las agencias norteamericanas (Servicio de Ciudadanía e
Inmigración y la Oficina
de Revisión de Inmigración (EOIR), sin embargo, destacan el crecimiento del 74%
de las solicitudes, y la casi aceptación de la mayoría de las solicitudes. Ello
tiene un sentido: Aunque los venezolanos han ingresado con visas variadas,
empero, recurren a la figura del asilo como una forma de asegurar la residencia
y evitar tener que regresar al país. Por primera vez en la historia, asistimos
a la hégira del venezolano como huída de su propio país. ¿Será una huída
diaspórica que, como un bautismo de fuego, inaugure un aprendizaje del estado
de sociedad?
2. La figura de la educación constituye otro motivo de la
diáspora venezolana. Lo promocionan las embajadas de los países acreditados,
pero también empresas de emigración y algunos centros de educación de
enseñanzas de lenguas extranjeras. La embajada estadounidense cita al Instituto
de Educación Internacional (IIE) de Nueva York que describe el salto del
volumen de estudiantes internacionales en USA: en el año académico de 1954-1955
eran cerca de 34.000, en 2002-2003 pasaron a casi 600.000. En los últimos 30
años –atestigua el embajador- unos miles de estudiantes venezolanos se han
graduado en Estados Unidos por medio de la Fundación Gran
Mariscal de Ayacucho venezolana y el Programa Fulbright estadounidense
(Brownfield, 2004; en línea:
http://www.eluniversal/2004/11/23/ten_art_23252A.shtml).
Australia también se ofrece como destino educativo a los
venezolanos. Aunque no ha habido mucha promoción, en la actualidad hay unos 100
venezolanos haciendo algún tipo de curso en esa nación (El Nacional, 24 de
enero 2005). Asimismo, España y Canadá se encuentran entre las naciones promocionadas
para que los venezolanos vayan a cursar estudios en sus universidades
(http://www.mequieroir.com).El carácter internacional del estudiante otorga a
éste un aprendizaje de otras culturas (diáspora de fronteras), también un mayor
entendimiento de sus relaciones sociales, según el texto citado. De seguro que
todo ello le favorece el aprendizaje de la diáspora societaria.
3. La figura de la emigración del capital constituye también
una demostración de la diáspora de frontera, la de los emprendedores. Costa
Rica se ha convertido en un polo de atracción para empresarios colombianos y
venezolanos. La inversión venezolana supera la erogación de los 19 millones de
dólares en 2003. El aumento supone el 900%. Datos del Banco Central indican que
los 1,9 millones de dólares fueron invertidos en 2002 por firmas venezolanas,
mientras que al año siguiente la cifra ascendió a 19,2 millones de dólares.
Venezuela se coloca en el tercer país latinoamericano que inyecta dinero en
Costa Rica después de México (38 millones) y El Salvador (31 millones)
(http://www.eluniversal.com/2004/08/24/eco_art_24154C.shtml). Al promover
acciones empresariales en el exterior, el venezolano aprende la competencia
(Cf. Hurtado, 2001), virtud que le dispone para situarse en las aspiraciones
del proyecto de sociedad.
Las cifras de la diáspora mundial aumentan con los años: cada
vez más gente en el mundo vive fuera de su patria chica, lo que supone una
circunstancia desafiante para que el ser humano sepa al menos constituirse una
situación de sociedad. La emigración involucra al venezolano en este flujo
humano mundial ¿Cómo se dispone a ello?
Veamos la escalada de la diáspora mundial. El Informe del
Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas (ONU)
establece que en el año 2.000 en el mundo había un total de 175 millones de
personas viviendo fuera de sus países. Una cifra muy elevada en comparación con
los 80 millones en los años setenta, o los 100 millones en los años ochenta. El
asunto se complica porque la situación de ilegalidad es alta en este tipo de
población. Se cree que en Estados Unidos hay unos siete millones de inmigrantes
ilegales, y la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) utiliza la misma
proporción uno de cada cinco- para deducir que en el año 2000 en Europa
Occidental había 3,5 millones de inmigrantes ilegales. Son emigrantes que se
movieron mediante el contrabando y el comercio ilegal de personas, un negocio
ilegal que mueve unos 10.000 millones de dólares al año
(http://www.eluniversal.com/2004/11/30). Tanto la marcha ascendente de la
población globalizada pensada en diáspora, como el intercambio global llevado a
contragolpes (ilegalidad) revelan la importancia de los flujos migratorios en
la población mundial, así como su influencia en la composición económica,
social y demográfica.
Estas circunstancias mundiales han llegado a soplar en la
geografía venezolana. Tenemos unos resultados en el ámbito de la opinión
pública y otros resultados al nivel de crecimiento personal que suponen
disposiciones al hecho social de la mancomunidad mundial (Véase http://www.me
quieroir.com/migración/migración_porque.phtml):
1. Un estudio reciente de opinión pública da como resultado
que más del 43% de la población general venezolana se marcharía si se le
presentara la ocasión de hacerlo. Esta variable aumenta considerablemente
cuando se interroga a jóvenes menores de 24 años (53%). Su argumentación es
consistente con los indicadores en el siguiente orden de importancia: 1) No
visualiza un futuro promisorio y lo expresa diciendo “no hay oportunidades”; 2)
Inseguridad personal; 3) Hay mejor oportunidad en el exterior; 4) No hay
desarrollo profesional; 5) Incertidumbre política. Cuatro de los cinco
indicadores refieren un vacío, una ausencia, un negativismo de percepción sobre
el país. Hay un país que se vacía. Sólo un indicador positivo mira al
extranjero. ¿Será una xenofilia cargada de yo ideal? Este estudio se encuadra
en una aspiración objetivista e ideológica, pero marca la posibilidad de
diáspora de fronteras inscrita en la opinión pública venezolana.
2. Otro estudio señala el fenómeno denominado “crisis de
oportunidades para el autocrecimiento” como razón para la diáspora. Es una
aspiración de subjetivación del sistema social. Hay una evaluación crítica del
sistema social, porque éste se encuentra inmovilizado en sí mismo, inhabilitado
étnicamente para generar oportunidades a favor del individuo; por tanto no deja
crecer socialmente a éste. A esta conclusión llegamos en nuestro estudio sobre
la sociedad venezolana, que como la de Alor (Oceanía) muestra una conducta
pre-edípica (Hurtado, 2000, 308). Según esto, se averigua que emigrar para la
mayoría de los venezolanos (que están dispuestos a emigrar) es “algo más que la
búsqueda de oportunidades económicas, de trabajo. Nos encontramos con
profesionales jóvenes que sienten que la crisis está haciendo difícil el
desarrollo de la vida cotidiana, por lo que ven en el exterior el contexto
ideal para la búsqueda de la autorrealización” (l.c.). Parte del país ha
crecido, suponemos un 18%, y otra parte, suponemos un 82%, es una rémora de
tipo étnico que deniega y no admite que haya crecimiento personal ni social, de
modo que los “mejor” crecidos (profesionales) orienten al colectivo para que se
constituya su proyecto social. La aspiración a la autorrealización identifica
un tipo de diáspora interior, básica para superarse en la diáspora de fronteras
que como ilusión o deseo, hemos visto, está inscrita en la percepción de la
opinión pública. También ayuda a
establecer el foco de la forma fractal diaspórica, indispensable para mirar por
encima de las diferencias étnicas; aún más si se piensa que para alcanzar la
autorrealización es indispensable la acción mancomunada de los otros todos (lo
social mundial). Entonces entra en juego la decisión de asumir la diáspora como
circunstancia ventajosa para abrirse a la aspiración del proyecto social
posible. Esta es la situación de un grupo de venezolanos calificados y en
trance de ingresar a la diáspora societaria situándose fuera del sistema social
venezolano, que por sustrato étnico se mantiene estrecho e inmóvil.
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