viernes, 8 de febrero de 2013

VILLORIDO





Homenaje a
Paredes de Nava
mi villa y pueblo

I

Los visitantes me traen tus campos
todavía crujiendo duelos de historia
bajo la piel inasible de tus estupores.
En mis añoranzas te siento dormitando
trigales. Cardos morados y algunas
amapolas guían tu senda desde la ermita.

La nieve hace su hatillo y se va
desnudándose su blanco delantal,
el barro endurece su esencia plástica,
dispuesto a soportar los deseos del verano,
en el alcor, apenas erguida, se abandona
tu presencia de olvido,
invita al aquelarre de eternidad evanescente.

Se vació la aldea en paraje de término:
tierra labrantía, algunas zarzas,
juncos reducidos a arroyos, invisible
en liebres, perdices, avutardas...
Hoy quiero asomarme a tu resonancia
absoluta, acosada de perpetuidad.
Crucificada la encuentro en el éxtasis
de tu Cristo vivo consolador,
museo de memoria vigilante.

II

Tuve que dar la vuelta al mundo
como Elcano. Con nostalgias
he abocetado los sitios de tu sendero.
De ti apenas quedan el sendero y las pisadas
de mi ser historizante,
huellas del regreso que siguen hincando
a merced de mis sueños volanderos
a lo Ícaro.

Partí de ti
lo hago cada vez en el recuerdo gravitante.
No es suficiente. Lo auténtico el regreso
de cada lugar en que te vivo y te maduro.
¿La osadía? Intensifico mi alucinación
cada vez que me pongo a encontrarte
consumiéndote a bocados llenos de lejanía
avara.
He alumbrado tu noche con fogatas de mí
en procura de dar con un lucero para el afecto.

III

¿Osadía aún?
Tuve que inventarte en Imágenes de Villorido.
Es mi senderismo del regreso desde Venezuela:
hallo el lenguaje umbroso de La Palencia,
el dulcificado de Valladolid de Aragua. Trópico
diseñado a distancia de mundos del recio
páramo castellano.

Quise añadir algo a tu historia, más allá de ti mismo,
espectro de turismo estético, oscilante
de ansiosas turbulencias
en la experimentación del ser.

Imágenes alevosas para asuntos
del conocimiento: no sé si partí alguna vez
o tú te viniste conmigo arrostrando
del sendero los largos abismos.

Busco hoy con tus soledades plenificarme
en cuajos de estros memoriosos.
Fondeados de tiempo, desmayados
tus campos están a la exposición
de los avatares de Castilla.

Evaporóse el sosiego
ante lo esforzado por el retorno
¿Llegaré algún día?
sólo tu escueto sendero vitalicio
foguea la humana promesa.



Caracas, 29 de diciembre de 2012.
Publicado en Imágenes de Villorido
20 de enero de 2013

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