viernes, 26 de mayo de 2023

EL NIDO ABORRECIDO

  A Karina Pacheco

Volverán las oscuras golondrinas

en tu balcón sus nidos a colgar,

y otra vez con el ala a sus cristales

jugando llamarán.

Pero aquéllas que en vuelo refrenaban

tu hermosura y mi dicha a contemplar,

aquéllas que aprendieron nuestros 

 nombres esas…  ¡no volverán!

 

(Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LIII).

 

Mirando a la enramada formada por los brotes del rosal en la jardinera del apartamento, observaba cómo se iban enmarañando pajitas, hilachas, briznas, hojarascas traslúcidas… Todos los días le dedicaba un tiempo a limpiar aquella maleza caída supuestamente del apartamento de encima.

“Siempre los de arriba maltratan a los de abajo, pero no importa, eso no dura siempre”

Con ese pensamiento no descuidaba de limpiar el rosal de mi balconada.

La cosa no cedía; se paró con los últimos desperdicios de pajas y hojarasca fina, enredadas entre las púas de las ramas del rosal. Al ultimar la limpieza recibo un pinchazo en mi dedo índice, como si fuera un regaño del rosal. Al lastimarme caí en la cuenta de que con mi tarea de limpieza venía desmontando la sabia hechura de un nido.

La consecuencia fue que la calenturienta pájara había abandonado el propósito de su esfuerzo y aborrecido el nido en construcción; éste hubiera sido la hermosura del balcón y mi dicha en el habitar urbano con las rosas velando la cría de pichoncitos.

Bajo la luna menguante podé el rosal para propiciar una nueva enramada en la que, purificada del aborrecimiento, se inicie otro posible nido virginal.

¿Quién iba a pensar que una pájara cerrícola conviviría con las rosas civilizadas de la jardinera, dando pábulo a mis gustos domésticos? ¿Y cómo desde esos gustos tan nobles podía mirar a la ciudad y sentir al país amplificando críticamente mi pensamiento de jardín?

Era mi travesura antropológica pasar del pensamiento silvestre como objeto, según Lévi-Strauss (1972), al pensamiento de jardín como escenario subjetivo, inspirado en Bauman (2007)[1].

Comencé entonces a diseñar, en mi pensar intuitivo, la alegoría de la etnocultura como una pájara creativa que se siente rechazada en el trabajo de su hábitat; del mismo modo hay un desmontaje político del país en sus instituciones económicas y sociales que dará lugar a que la gente venezolana genere el aborrecimiento del país como hábitat humano.  

¿Acaso el país venezolano no se halla en una situación crítica, en la que se han depreciado tanto su estructura económica como su esencia histórica, bajo la lógica destructiva del pensamiento de cazador?

El bosque se quedó sin el cuidado del guarda, y se están destruyendo las condiciones de posibilidad de pensar el balcón urbano como el sitio de un jardinero. Nos encontramos con la situación de abandonar hasta la posibilidad de idear un país como utopía de realidad, situación parecida a la de mi nido irrealizable por estar aborrecido de antemano.

¿Tragedia o farsa de país?

La farsa cultural de país ha ido pasando a ser una tragedia social por lo que se presenta en este final del cuarto de siglo XXI. El cambio del país se ha venido ahondando; podemos decir, que venía siendo maltratado, llegando a sentirse maltrecho a esta altura de los años, tanto que al final aparece como un país fuera de la estima de sus habitantes.

¿Acaso ha acontecido el cambio hacia el país aborrecido?

Cunde la depresión como desesperanza no aprendida como huyendo al país por dentro de sí mismo; se presentan las ausencias de la emigración como un abandono del país sin regateo, y se extiende la demolición del país cayéndose a pedazos en situación destructiva. He aquí cómo oteamos desde nuestro balcón, cual panóptico sociopolítico, el que todos los días en la redes sociales de nuestra ventana en internet, aparece una situación continuada de aborrecimiento del país a partir de nuevos problemas que demandan nuevas preguntas.

Se piensa que la cosa no va a durar por siempre, para poder pensar en positivo imaginando que el ‘ángel de la historia’ tiene que trabajar no destruyendo las memorias sino avistando las posibilidades de comenzar de nuevo a plantearse el futuro del país salvaguardado en sus liturgias culturales y políticas[2]. Aunque hemos conceptuado que el ‘ángel del destino’ en Venezuela frena la marcha de la historia al estacionarla en un tiempo de presente, ello es un acicate para pensar de nuevo la existencia del país y profundizar dicho pensamiento bajo luna menguante: la del podar como destrucción lo socialmente avejentado cual rémora de frenado, y presentar las posibilidades de una nueva creación (innovación) con diseño esperanzador del porvenir.

¿Cuáles son las líneas que están desquiciadas y que se cruzan en su negativismo social?

Son las grandes líneas de la cultura y la sociedad.

Por la cultura vemos que el problema de la existencia del país, no sólo ha sido precaria, sino también autoalimentada por el negativismo social que la cultura matrisocial impulsa como desorientación del sentido  en el hacer sociedad, debido a sus contraindicaciones.

Por la sociedad observamos que los renglones de exportación siempre fueron sentidos y organizados como enclaves en el interior de la estructura del país, tanto económica como histórica. El sentido del enclave va de mano con lo que imprime el talante de la acción venezolana desde la economía recolectora que viene de la tradición del conuco y del hato. Esta referencia de socialización regresiva se reconfirma culturalmente en la psicodinámica narcisista de la familia. Así la exportación de materias primas como la falta de arraigo[3] conuquero constituyen los soportes de la necesidad obligada del intercambio, pero la devolución en resultados sociales termina como enajenada, sin proyección de apropiación, tierra de nadie (o de todos), en la organización social venezolana.

Este proceso se halla presente en Venezuela desde siempre, es persistente en su historia. José Ignacio Cabrujas, un intelectual, en agonía consigo mismo dentro del país al cual concibe como un ejercicio de simulación (Hernández, 372), no lograba pensar de otro modo sino fuera la de captar al país desde su fracaso histórico y bajo la forma de su celebración familiada[4].

¿En qué tiempo se había originado tal proceso inalterable?

Lo intenta apuntar  Elías Pino Iturrieta, historiador de las mentalidades, al colocar el origen del totem venezolano en los tiempos antiguos; lo concretiza en el siglo XVII, en el siglo de la consolidación inicial del país y el más opaco de la historia venezolana. En crítica oral y presencial, le indiqué que el tiempo del mito no es histórico sino etnológico, que es el que nos da la detección del sentido en la acción social[5].

El intento de hacer diluir el tiempo del mito en la concreción histórica es evanescente    porque implica destruir el principio de la etnocultura, y con ello la existencia natural con que tiene sentido el ser de un pueblo. Dicha naturaleza significativa, no existe como una órbita inmóvil, pues el tiempo de la historia e encarga de mover dicha significación, por lo que el mito y su cultura pueden vencerse a sí mismos transcendiendo su posible negativismo social; todo depende de la aceptación del desafío al que los compulsa la historia y la acción social de cara a la solución de los problemas existenciales de la población que los porta. La falta de avance en la mentalidad cultural del venezolano, ha hecho que desde los productos de exportación históricos como el cacao, el café y sobre todo el petróleo se hayan sentido y tratados como enclaves en la posible existencia del planteamiento del país.

El verse más allá de sí mismo en la exportación[6] (el afuera) de los productos, el conglomerado poblacional no lograba reconocerse culturalmente en medio de su permanente auto-destrucción conuquera. El ritual de cargo, el de la autodestrucción con el propósito de existir renovado permanentemente no da ni dará resultados sociales según el ‘ángel de la historia’ venezolana (Hurtado, 246).

En el cambio social y político que asume el chavismo no cambia la lógica de hacer país, más bien se aprovecha de lo que viene de siempre, para relanzarlo a su destrucción casi definitiva sin la respuesta o contestación compensatoria que debe presentarse en una nueva creación de país. En esta negatividad social entre caudillos populistas del siglo XX, el planteamiento del cambio (social) era la clave apropiada para acceder al ámbito de Pueblo, y acceder al poder democrático. Parecía que al son de los vocablos de cambio y pueblo[7], el país se limpiaba del aborrecimiento como nido alcanzado por las políticas populistas del nuevo presidente de la república.

Al final y con los nuevos presidentes de la república, el proceso se ha ahondado bajo la égida del socialismo del siglo XXI: la cultura política le ha servido de acicate, a partir de la abundancia primitiva en la significación matrisocial, así como en el talante de la recolección conuquera, y por su parte, el estado fallido de relaciones societales que no ha permitido ninguna contraparte de oposición crítica al chavismo. Hoy tenemos que el país aparece como un nido aborrecido, en cuanto que no se puede vivir, como dicen, los que se fueron, y que experimentan los que se han quedado, y en cuanto a la nueva demolición estructural que no genera una acción creadora según una lógica del vaciado histórico de la economía (Guerrero, 2022, en consideración del concepto ‘destrucción y creación’, según Schumpeter).

¿Hay señales de que Venezuela es y seguirá siendo un país en destrucción sin creación que dirija la mirada a ser pensado como un país aborrecido?

La esperanza de que se revierta la posibilidad del aborrecimiento anida en la gente que hace las cosas con miras a la salida positiva del país, según un proyecto de sociedad. Pero los nubarrones de noche sin luz en el siglo XXI persisten. El mantenimiento de la esperanza resulta frágil ante las informaciones negativas en que se debate el país. La ONG Transparencia Venezuela registra más de 400 casos de corrupción en los gobiernos chavistas. Las denuncias más resaltantes  implican a funcionarios y también a extranjeros que operan en el país. La mancheta nos dice que este es el tope 5 de los mayores escándalos de corrupción durante los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela desde 1999[8].

Junto a la corrupción, Venezuela da el tope de la segunda inflación más alta del mundo, 440%, superado por Zimbabue con 660%, según Hanke (Noticiero Digital, 20 de mayo 2023)

Bajo estas premisas de ruina del país, la gente optó por abandonarlo. El resultado de este abandono podemos sentirlo en el dia de hoy, 12 de mayo de 2023. “Dentro de un informe de Bloomberg revelaron que durante la último medio siglo ningún país de América Latina produjo tantos graduandos como lo hizo Venezuela a partir de 1970. Y precisó que 2 millones de venezolanos con títulos avanzados salieron por la crisis desde 2014”…“La diáspora  venezolana ha sido tan efectiva en términos económicos para los países de acogida que México, Costa Rica, República Dominicana y Ecuador, se han realizado cambios en la política laboral y que sus gobernantes buscan aprovechar el talento venezolano ya que significa crear empleo para los locales”[9]).

Este fenómeno muestra el desmonte que ha supuesto la ruina de oportunidades profesionales en Venezuela, y que otros países con educación menor han recogido los recursos humanos venezolanos para avanzar en su desarrollo. ¿Fue el renglón de la producción petrolera la causante de nuestro deterioro nacional actual? Maxim Ross (2022) lo apunta de un modo directo, cuando en realidad fue y es la falta de protección nacional a dicha producción y el objeto de reciclar su poder económico en la estructura de país, y llevar a cabo un desarrollo apropiado a la lógica histórica. No se pasó en este caso de la razón recolectora y del enclave al verdadero aplique a la historia social del país.

En este devenir se viene jugando de un modo catastrófico con el reglón de la educación, para centrarnos en el argumento con este motivo. Porque sin educación no hay, no es posible a existencia de un país, o de modo más analítico, se mide la calidad de un país por su educación. ¿Qué podemos decir de la declaración del venezolano Rafael Cadenas en su discurso en la universidad de Alcalá de Henares, el 23 de abril 2023, recibiendo el Premio Cervantes de las Letras: “Una universidad que sea para adoctrinamiento deja de ser universidad”?

Rafael Cadenas tiene en la mente a la situación venezolana. Con su aserto está mostrando el desmonte de la educación en Venezuela en las reflexiones que nos llegan por las redes sociales después del  01 de mayo, Día del Trabajador Internacional.

Resulta una metáfora bella si no fuera triste el problema que contiene el concepto: “Bonificación del salario”. Esta política del gobierno socialista proyectada a nivel nacional, la recogen los líderes de la educación en Venezuela con sentido de añagaza, porque además el proceso viene corriendo desde antes. “Tristemente en la UPEL de Maracay siguen los robos y el saqueo; el abandono y deterioro profundizan el proyecto de destrucción de la universidad emprendido por el chavismo  universidad” (Sísifodichos, 22/04/2023). María Alejandra Díaz desde este contexto pintado interpreta la ‘bonificación del salario’ como un saqueo con el objeto de no pagar prestaciones sociales, y en consecuencia espeta al gobierno que Venezuela no se arregló, ni en la realidad ni en la fábula[10].

Un miedo mayor va a rondar por el sector educativo, al que cualquier alternativa de quehacer laboral le supera y superará con creces. No es extraño que sean los profesionales de la educación los que emprenden las manifestaciones de calle. “Sueldos de hambre, incumplimiento de beneficios laborales establecidos en la contratación colectiva, escuelas con infraestructura deteriora, sin insumos y fallas en los servicios básicos son algunas de las denuncias”[11].

Tal es así que Elsa Castillo, dirigente sindical del Magisterio de Venezuela culpa a Maduro de la situación y apunta a los propósitos del gobierno socialista: “tener profesionales analfabetas funcionales” (Castillo, 2023).

La Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela en su juicio sobre el decreto del Ejecutivo emitido el 01 de mayo expone los siguientes puntos críticos sobre lo que representa la “Bonificación del Salario”:

a) la destrucción del salario como forma de remuneración del trabajo;

b) pisotea el derecho constitucional de un salario digno, pretendiendo sustituirlo con pírrico aumento con bonos, al mismo tiempo que desprecia a jubilados y pensionados;

c) desestimula el trabajo calificado y al ascenso académico;

d) despoja a los profesores de los beneficios  gremiales: prestaciones y las varias bonificaciones de vacaciones, recreación y fin de año;

e) destruye el tejido institucional de la administración pública con énfasis en la educación y la salud, y en particular en lo que toca a las universidades nacionales, porque provoca las renuncias al trabajo de los profesores y hasta “atenta contra la posibilidad de que éstos puedan tan siquiera asistir” (Asociación de Profesores, 2023).

¿Qué hacemos con las pajitas, briznas, hojarascas, hilachas de grama… que se desmontan cuando en realidad son soluciones de la construcción del nido de vida que debe representar el país como realidad existencial?

Porque además surge el gran problema que al desaparecer tales briznas…, comienza la gran ausencia como la aniquilación del país. El país desaparece hacia afuera al emigrar, pero también hacia adentro en la depresión de los que se quedan; y finalmente, se estanca en la imposibilidad de recurso para transitar por el territorio, como es la asistencia a dictar clases, problema existencial, similar al que los grandes apagones de luz tienen como resultado el daño de los aparatos electrodomésticos y también la falta de conexión para la comunicación social.

¿Habrá que aprender de nuevo según las condiciones de negatividad a hacer el país? ¿Y si vas montando las briznas y las pajitas, pero llega el estado socialista y te las va desmontando día a día?

Entonces habrá que cambiar las condiciones del quehacer. Comenzando por emprender para crear trabajo, para que ya no sea el estado el que se dirige hacia la gente y demanda de ésta, sino que la gente sea la que pone las condiciones al modo de ser estado. Venezuela no ha cambiado el modo de ser del estado desde que Páez asumió la independencia total del país en 1830. El estado organizado por los militares salidos de la guerra de independencia se impuso a la gente, a los que debían formar sociedad.

¿Y qué es lo que se va a prender a estas alturas de los tiempos?

 Aprender a solucionar las necesidades de la gente.

¿Quién lo va a hacer, si los preparados en la educación se han ido del país?

Se fue la clase media, se fueron los jóvenes, familias enteras de profesionales, pues bien, serán los jóvenes que aún permanecen en el país, preparados o no preparados, los llamados a aprender.

¿Y quién va a enseñar para aprender?

No hay más remedio que va a ser la necesidad que se impone como realidad[12]. La capacidad de inteligencia natural está en el trasfondo del aprender a pensar y a hacer que el dinero tiene que ser productivo. Allí está en expectativa la valorización del dinero en el mercado y en su potencial competitividad para ser productivo. Aquí debe funcionar la fuerza de la destructividad, que como la resiliencia moral, tendrá la energía del pensamiento de jardín[13] para lograr la transformación de los procesos económicos que han sido desviados por la política del estado.

Desde esta mira es que oteamos la innovación en términos del proyecto de sociedad como referencia de la sinceración del país, relativa a su verdad, y no de la posverdad que, impulsada por el manejo avieso de la tecnología, ratifica la deformación del país “vía a la expansión del populismo” (Lanata, 2022) del que ya venía desfavorecido, y en situación de aborrecido. Es la verdad de país –aplicando el pensamiento bíblico— la que nos hará libres, y como resultado tener las condiciones de posibilidad para un país de verdad.  

Volverán las resilientes esperanzas a anidar en medio del país aborrecido, y entre púas lastimantes y bajo lunas de menguante, se quedarán alimentando el pensamiento de jardín.      

 

REFERENCIAS

Acosta, Nelson y H. Gorodekas (1985).  La adequidad. Análisis de una

gramática política. Caracas: Centauro.

Asociación de Profesores de Universidad Central (2023). Comunicado de

Prensa APUCV – IPP, N° 07, 20 de mayo.

Bauman, Zygmunt (2008). “La utopía en la época de la incertidumbre”.

Tiempos Líquidos. México: Tusquets, 133-155.

Benjamín, Walter (s/f.). Tesis de filosofía de la historia”. Illuminations.

Castillo, Elsa (2023). Declaración. Caracas: La Patilla, Extractos, 15 de mayo.

Doval, Gregorio (1997). Refranero temático  español. Madrid: Ediciones

del Prado.

Guerrero, Alexandre (2022). “Destrucción y creación (en Venezuela). Una

perspectiva desde Schumpeter”. Conferencia en Zoom. Caracas:

CEDICE, 8 de noviembre, 10:30-11:30 horas.

Hernández, Tulio (2010). “La ciudad (y el país) según Cabrujas”. T. H.

(comp.), Ciudad, espacio público y cultura urbana. Caracas:

Fundación para la Cultura Urbana, 361-378.

Hurtado, Samuel (2008). Ecología, agricultura, comunidad. Exploración

en la península de Paria (Venezuela) para la orientación de

proyectos sociales. Caracas: Ed. La Biblioteca, UCV.

Hurtado, Samuel (2013). “Conclusión: El ángel del destino”. Contratiempos

 entre cultura y sociedad. Caracas: Ed. de la Facultad de Ciencias

Económicas y Sociales, 243-270.

Lanata, Jorge (2022). “La tecnología nos está forzando a deformar el

periodismo”. El Mundo, 13 de noviembre. Entrevistado por la

agencia EFE.

Lévi-Strauss, C. (1972). El pensamiento salvaje. México: Fondo de Cultura

Económica. Breviario 173.

Transparencia Venezuela (2023). El proyecto Corruptómetro. Caracas, Voz

de América @VozdeAmérica, Mayo.

.Rodríguez, Anaisa (2023a). “2 millones de venezolanos con títulos avanzados

Salieron por la crisis: Bloomberg”. Noticiero Digital, 12 de mayo.

Rodríguez, Anaisa (2023b). “Al no aumentar, Maduro confirma que ‘Venezuela

nunca se arregló: Acceso a la Justicia”. Noticiero Digital, 18 de mayo.

Ross, Maxim (2022). El fin de la Petrolia y una nueva Venezuela. Caracas:

referencia en ND, Opinión, 1 de abril.

Sísifodichos (2023). “Robos y saqueos en la universidad”. @sisifodichos, 22

de abril.

     

 



[1] Este proceso de modelos conceptuales está inspirado en Bauman con el fondo de Lévi-Strauss en su libro de El pensamiento salvaje. A su vez, Bauman coloca de fondo el mundo del guardabosque, que pasando por la destructiva experiencia del cazador, avista apenas la utopía por realizar con lo que piensa el posible jardinero en tiempos de incertidumbre en Tiempos líquidos (Bauman, 139-141). Ver mi poema “Pensamiento de jardín” en Ciudad Consolada. Poemario super fluminis. Caracas: Ediciones digitales de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela, 2019.

[2] Como estamos comenzando de nuevo a pensar el país, tenemos que colocar la dirección del ‘ángel de la historia’ de Walter Benjamín (s/f.), en sentido contrario atendiendo a su crítica positiva con talante esperanzador. Y lo hacemos con la responsabilidad ética de que el cambio del país tiene que pasar del ser al que aborrecemos, al deber ser que tiene la función de realizar la utopía del proyecto de país. El ser lo hemos identificado en el ‘ángel del destino’ como referencia polarizada con el ‘ángel de la historia’ benjaminiano, en Contratiempos (Hurtado, 2013: 243-270): estancado la historia, aparece un tiempo como apocalíptico.  

[3] Arraigo como raigambre son vocablos que proceden de la raíz del vocablo raíz. Esto es de tomar tierra y de hincarse en la tierra. Esto es propio de la experiencia campesina (del labrado del campo), pero la experiencia conuquera se constituye como una agricultura itinerante, de emigración, y al final de ‘abandono’ de la tierra y del compromiso con ésta por falta de afinque, obtenido por el laboreo y la habitación de la tierra (Cf. Hurtado, 2008).

[4] Cabrujas logra visualizar la cultura del venezolano como cerrada, y es lo que le explica la condición social demoledora existente en el país. Sabiendo de los textos de Cabrujas, sin embargo, preferimos sintetizar su posición bajo la interpretación de Tulio Hernández: “Esta escena final [del Día que me quieras] es también una metáfora de lo que Cabrujas sentía por Venezuela. Esa especie de desengaño permanente entre una nación a la que amaba pero frente a cuyo fracaso histórico, frente a cuya gran mentira, no quería engañarse. Me gustaría terminar diciendo que así me imagino al propio Cabrujas. Estoy seguro, porque hablé con él algunos días antes de su muerte, de que estaba profundamente desencantado del país. Que no tenía esperanza alguna. Que veía negro todo lo que se avecinaba” (Hernández, 377). Sin embargo, en la narrativa Tulio nos ha dejado afirmativamente huecos de esperanza para el análisis de cómo re-significar el proyecto de realidad venezolana. “Cabrujas desarrolló más bien lo que en otros textos he denominado ‘la crítica de las élites’ a cuyo carácter tránsfuga, saqueador y minero atribuyó muchas de nuestras desventuras. Sin embargo, la perspectiva de Cabrujas no es condenatoria. Es más bien un esfuerzo por obligarnos a reconocernos como somos y en ese intento hay también mucho de alegría, de cariño, de celebración algunas veces basada en la exageración, en el uso de lo desmesurado y la extravagancia como mecanismo pedagógico de autorreconocimiento” (Hernández, 374). 

[5] Pino Iturrieta aceptó el resultado, en la comunicación personal, y aprovechó para criticar a la antropología venezolana de no cumplir con su oficio. La precisión del totem es materia directa de la ciencia etnológica y pudiera ser considerada por la psicología, la economía y la historia, pero sin las herramientas de la etnología su consideración se torna insuficiente. El mito no cabe en la historiografía, sino en tiempo del arraigo persistente del significado de siempre y por lo tanto tiene el sentido de lo inevitable.

[6] El énfasis en la punta de lanza que indica la exportación en Venezuela, el sentido cultural de afuera como extraño, o enajenación de lo propio, se apoya en la estructura de producción en que el producto no era beneficiado, siempre fue la materia prima: no se exporta trabajo (lo social), sino lo que nos dio la naturaleza de un modo presocial, y por lo tanto ajena al esfuerzo de hacer país. No es el momento de desarrollar este punto aquí. Los argumentos y sus datos podemos extraerlos de nuestras investigaciones de Ferrocarriles y Proyecto Nacional en Venezuela, 1870-1925, Caracas, Ed La Biblioteca, 1990, en digital, 2ª edición 2019; y en coautoría con Alberto Gruson, Gerencias Campesinas en Venezuela, Caracas, CDCH, 1993.

[7] Estos dos vocablos los ha retenido en la memoria mi experiencia de observación de la política venezolana, desde el 26 de septiembre 1968, cuando en la subida de la autopista de La Guaira a Caracas, hacía mi entrada al país. Era el “cambio con las verdes” la enseña de la oposición del partido Social Cristiano en la campaña electoral en la que al final iba a ganar la presidencia de la república,  el jefe de dicho partido, Rafael Caldera. Reconfirmamos que el candidato que más logre vocear dichos vocablos en la campaña electoral, ya suena de entrada a ganador en dicho evento político. El vocablo pueblo venía ya incorporado en la tradición democrática por el otro partido de la Social Democracia (Acosta y Gorodekas, 1986).  

[8] Fuente: El proyecto Corruptómetro de la ONG Transparencia Venezuela, tomada de @Voz de América.

[9] “Los expertos en emigración estiman que unos 2 millones de venezolanos con títulos avanzados viven fuera del país; la mayoría de los cuales han logrado emprender negocios que han generado millones de empleos en el país de acogida, mientras otros miles han entrado al mundo académico o de investigación” (Rodríguez-a, 12/5/2023)

[10] La decisión del Gobierno de no aumentar el salario mínimo no sólo representa una violación a los mandatos constitucionales y de las propias directrices del oficialismo, sino que supone un duro golpe a la maltrecha a la economía de los trabajadores venezolanos. “No se puede olvidar que el país aún no ha superado la emergencia humanitaria compleja en la que se encuentra sumida y que ha forzado a millones a buscarse la vida en otras latitudes, mientras ha arrojado a millones a la pobreza. Al final, es el propio salario, en sus estertores, el que nos está diciendo que nunca existió la fábula de Venezuela se arregló” (Rodríguez-b, 18 de mayo de 2023)

[11] La información de Noticiero Digital en este mes de mayo es que el 74% de los venezolanos no llega a percibir 200 dólares anuales. Con ese dato se muestra nuestra entrada a ‘mar de la felicidad’ de Cuba del que nos hacía propaganda en 2001 y con la que nos proyectaba Hugo Chávez. 

[12] Desplegando la moralidad del dicho o refrán “Nobleza obliga” y asociando con protocolar fundamento in natura necesidad y obligación, podemos decir que “Necesidad obliga”. Tal despliegue se justifica en la explicación de Boecio: “Y si alguna cosa buena tiene la nobleza en sí, pienso que por poner esto sólo: poner en necesidad a los de noble linaje  que se esfuercen en seguir la virtud de sus antepasados” (en Doval, 252).

[13] Pensamiento de jardín se refiere desde el comienzo de este artículo a la alegoría del pensamiento de la sociedad, siempre necesitada de cuidados como lo presenta un proyecto en realización.

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