martes, 31 de octubre de 2017

DESDE LA GANA DE VIVIR




ADMONICIÓN:

El hombre inicia su despegue de vida desde su ansia. Ésta no tiene límites y puede irse al infinito mundo (y al de Dios también si quiere su libertad). Esto ocurre en momentos críticos cuando el ansia se funde con la vida, y ésta desemboca en el desfondaje de las ganas. Los poetas lo llaman entusiasmo (=endiosamiento, del griego); los místicos, unión con Dios desde la nada (anonadamiento, del latín); los antropólogos  lo dicen mito (el detector del sentido); los teólogos, lo nombran misterio (la maravilla de la fe).

El mayor endiosamiento, el más preciso anonadamiento, el mito de sentido más incondicional, el misterio más maravilloso, que imaginación puede fantasear y pensamiento intuir  es el hecho de la iniciativa de un Dios que se hace y se revela con la medida de la carne humana. Así entra como signo necesitado de ir a su significación por parte de la libertad humana y así ésta se introduzca en la profundidad  divinal para participar del proyecto de Dios con respecto al hombre: que éste asuma las cualidades análogas a las de Dios mismo.  Dicho proyecto parece que está sembrado por el mismo Dios en la ansia imaginaria con que el hombre puede pensarse “a imagen y semejanza de Dios” (Génesis, 1: 26).

El poeta Antonio Gamoneda atisba que Dios viene al encuentro del hombre, y lo prepara acudiendo a los motivos humanos: el del silencio, el sueño, la espera, el corazón, el pensamiento, la querencia y la canción. Este escenario es propicio para que brote el mito o misterio del sentido maravilloso. La figura retórica del soneto se encarga de los signos y su significado:

Como la tierra silenciosa espera
un labrador, apasionadamente,
así. Ya tengo el corazón caliente
de esperar bajo el sol a que Dios quiera.

A que quiera venir. Si Dios viniera,
si viniera Él aquí, si de repente…
¿Por qué pensaré en Dios tan dulcemente
cuando tengo en la vida quien me quiera?

Y me pongo a soñar, y se me llena
de sueño el corazón, y me parece
que cantan sobre mí. Pura, serena,

gira la tierra lenta del verano.
Desde la gana de vivir me crece
un ansia de llamar a Dios hermano.

Antonio Gamoneda: De “Sublevación Inmóvil” (II). 
En Edad. Madrid: Ediciones Cátedra, 1987, p. 124 
(Edición de Miguel Casado).

COLOFÓN:
Quizás el poeta está invitando al hombre a colaborar con la iniciativa de Dios, para que, a partir del ansia humana, necesite Dios mismo involucrarse en su propia obra creada libre y en este caso participar en nuestra ansia de CÓMO GANARLE A LA VIDA VENEZOLANA, cuya carga energética sentimental está siempre reculando hacia atrás con su cultura del negativismo social.     

No hay comentarios:

Publicar un comentario