jueves, 4 de abril de 2013

PASCUILLA DE ABRIL





Pascuilla de abril siempre con algo nuevo que estrenar ¿Qué os parece? Oh, sí, desperezo de juventud, belleza, vividora alegría, primavera del campo.
                
 Un día vino mi hermano Jesusín y me dijo muy asustado:
                -¡Mira, alguien está plantando clavelinas en el jardín!

Sí, me reí mucho de él, y me reí, sin querer, de mi propia ignorancia. Como si de la inocencia del niño no tuviéramos nada que aprender. Y él comprende mejor la naturaleza que nosotros. Él, que no tiene costumbres, ni rígidas las venas verdes de sus brazos, está mejor abierto al mensaje de abril: creación y flores, viento del sur sonoro de azahares, pascua de la naturaleza. Invitación a la Pascua también del cristiano como nueva vida creada del costado, sangres y agua, de Cristo. Pascua y Abril: naturaleza y gracia de Dios.

Cuando os sentéis esta tarde en el recuesto florecido, veréis los lirios del campo, que no siembran y, sin embargo, les viste Dios (Lucas, 12, 27-28); o si bebeis de bruces de la fuente, evocareis el bautismo, la blancura de los catecúmenos o la Pascua misma que es Cristo, fuente de Aguas vivas.
Si alguno tiene ser
venga a mí
y beba.
El que cree en mí,
-como dice la Escritura-
De su seno correrán ríos de agua viva
(Juan, 7, 38).

                ¡No os aconteció esto alguna vez? Me diréis que no, que ni siquiera se os ha ocurrido. Y, sin embargo, aun hay niños que dicen: “¡alguien está sacando agua de la fuerte!”.
                La Pascua es la nueva vida del cristiano y siempre con el preludio del  Viernes Santo. La pascuilla es una prolongación (prórroga) del día grande de Pascua. La pascuilla son los días siguientes. Por eso, es una apertura a un día nuevo, a continuar viviendo la Pascua. ¿Cómo? (Siempre hay un interrogante).Porque hay que buscar la razón de lo sinsentido, enfrentarse a lo rígido que no nos deja actuar. Y siempre hemos de encontrarlo en la naturaleza y en la gracia de ese “Alguien”, que sin permiso suyo no caen los pájaros al suelo (Lucas, 12, 6).

                Yo quisiera inaugurar la Pascuilla de Abril de una vez para siempre. Inaugurar el abril de los jardines, de las alamedas: inaugurar la naturaleza siempre viva (latente) en los sentimientos del paisaje. Tenéis que asomaros a la naturaleza para comprender la biblia, y a través de ésta la liturgia cristiana: el bautismo, la eucaristía, etc. Siempre nueva, nacida de la Vida Divina, la liturgia “es un juego delante de Dios”. Para alcanzar este presente de Cristo, quiero inaugurar la Pascuilla de Abril, como un capullo, (siempre ) abriendo, tan hermoso, la aurora de sus pétalos.

Salamanca, Pascuilla de abril de 1965.
Publicado en Imágenes de Villorido, abril de 2012.
 

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