viernes, 21 de mayo de 2010

Etnología para Divagantes



En este libro no se diseña el proceso trans-cultural de rasgos, sino el análisis de la categoría fundamental de la ciencia etnológica, la cultura, que constituye la guía y clave básica en la producción del conocimiento antropológico. Esto es muy importante para hacer ciencia social en Venezuela y en América Latina (sobre lo que somos), porque pareciera que en esta región sociocultural, siempre con el pensamiento divagando entre la utopía y el laberinto, también los antropólogos representamos el papel de divagantes, esta vez sobre el falso mito y la superficialidad de la excusa del deber ser (lo que debemos ser). En estas condiciones pareciera que la propia etnología no tuviera justificación de ser o existir. La carencia de la calidad etnológica y su consecuente no incorporación a la ciencia y al pensamiento latinoamericano, se vincula con la dificultad de verse la cara los autores latinoamericanos en su realidad, y, por lo tanto, la dificultad de ponerse al frente de su realidad, de enfrentarla y criticarla (así la crítica cultural, -en sentido etnográfico amplio, Tylor-, no se ha hecho). Nuestra experiencia de esto se reconfirma en la cita de un analista de la política latinoamericana: “¡A Macondo le toca parte de la culpa! No a García Márquez, claro…Nos consumimos en el fracaso porque nos falta esa cultura que permita verse a sí mismo con un poco de extrañeza, con alejamiento” (Masó, 2002). Mientras al pueblo latinoamericano le gusta verse en un Macondo, y al antropólogo latinoamericano participe de esa ilusión etnológica, la antropología será parte del folklore y del culturalismo, así como “alguien alguna vez decía que Kafka, en América Latina, no sería sino un escritor costumbrista” (Ramírez, 2003). Como la utilidad de la etnología ya la hemos aprovechado en nuestras investigaciones sociológicas (Hurtado, 1995; 1999; 2000), aún para la crítica de la práctica sociológica en Venezuela (Hurtado, 1997; 2001) nos urge ahora configurar la teoría de este modo de producción de las significaciones colectivas. Nuestra preocupación: ¿La teoría de la cultura servirá al pensamiento para orientarse en la realidad o seguirá éste, sin soporte positivo, divagante en la misma?

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