miércoles, 3 de septiembre de 2025

EL COMPLEJO DE EDIPO MATRISOCIAL

 

El Complejo de Edipo Matrisocial.

(en Venezuela)

 

1)    Si el complejo de Edipo se planteara de un modo simple en la cultura matrisocial, se podría deducir que lo capitaliza la madre, según Martín (1990). La dificultad de establecer el problema del Edipo en un sistema de lógica matrilineal no consiste en eliminarlo o disminuirlo, sino en redefinirlo en la estructura psicodinámica. La figura del padre está ‘presente’, aunque cumpliendo un papel vicariante de benévolo y amenazador, según la ambigüedad simbólica conteniendo doble código. Benévolo, debido a la tendencia natural de que el hijo “alienta un afecto normal hacia el padre” (Roheim, 1973: 222), dentro de la figura de ‘padre cariñoso’ de carácter matrilineal; amenazador, como papel asignado por la cultura, y específicamente reelaborado por la lógica matrilineal: es un extraño, un ogro, un caníbal, un brujo (Roheim, 1973: 220-223).  

 

2)    Lévi-Strauss “insiste en que el tratamiento que da Freud al mito de Edipo debe colocarse en la máquina junto a otras versiones anteriores” (Douglas, 83). El paliativo del “padre sociológico” de Malinowski (1974) no destruye la preocupación misma de Malinowski en torno a que el complejo de Edipo no era un instrumento central para que la sociedad trobiandesa dramatizara sus problemas fundamentales sobre la vida y el mundo. La realidad bio-psicológica no garantiza el funcionamiento normal del Edipo dentro de un grupo, porque éste es esencialmente etno-psicoanalítico. Las preguntas de Roheim se detienen en este umbral al plantear el problema en un grupo matrilineal (Roheim, 1973: 223), dando por supuesto como Freud que a nivel cultural, que es el planteado por Malinowski, no tiene las mismas preocupaciones de expresividad en todas las sociedades. Malinowski, sin eco en la antropología posterior en este asunto, abandona también el problema. Aunque muy importante para que el individuo especule sobre su propia génesis y su crecimiento autónomo, el complejo de Edipo no es un registro que goce de independencia hermenéutica absoluta y con el que debe funcional de un modo homogéneo toda sociedad para comprender las significaciones de su cultura, según Lévi-Strauss (Cf. Douglas, 83).

 

3)    Es necesario preguntarse si la incompatibilidad de Freud y Sócrates, de la sociedad burguesa y la sociedad griega pasa del “mismo modo” por cualquier otra sociedad específica. Por ejemplo, si en la sociedad matrisocial venezolana, el complejo de Edipo se plantea como un dispositivo clave para pensar sobre los problemas del mundo, de la vida y la muerte, la libertad y la democracia, el crecimiento cultural y afectivo del individuo y de la sociedad como un todo. Si la sociedad venezolana al preguntarse sobre el “haber nacido de uno” o “haber nacido de dos” (padre y madre) (Cf. Douglas, 83), lo hace “bajo la especie del Edipo” (para proseguir en el instrumento de Lévi-Strauss cuando ubica a los Tsimshiam bajo la especie del pez (sub specie piscis), y ello le servirá a la sociedad venezolana para poner a sus símbolos edípicos en “su lugar” Lévi-Strauss, 1972b: 61): en el “lugar” que le interesa a la sociedad venezolana y no de otra. Se trata de organizar, de acuerdo al ethos matrisocial, las “identificaciones” que en otra cultura significaría “un abuso de significación” (Cf. Lévi-Strauss, 1972b: 62).  

 

El supuesto consiste en que, pese a las posibles “confusiones” de los símbolos o sus trastocamientos, “ciertamente no indica la ausencia de un complejo de Edipo en una sociedad matrilineal” (Roheim, 1973: 224), ni se le puede evitar en su funcionamiento naturalmente normal, porque siempre está presente, como parte del desarrollo ulterior del erotismo anal en su fase genital o fálica (Roheim, 1973: 219). Así lo observamos en la matrisocialidad venezolana, tanto en el diseño del padre benévolo y amenazador, como de la madre fálica represiva.

 

Empero, la sociedad matrisocial venezolana demuestra que el Edipo no es una clave hermenéutica de la cultura para hacer preguntas y pedir respuestas que pasen por la muerte del padre como figura poderosa que cierra los acceso a la madre, a la política, a la variedad de formas posibles de pensar el mundo y la vida. Tal problema sobre dicha figura aplastante no “enloquece” trágicamente a la sociedad venezolana como enloqueció a la griega.

 

Finalmente, la debilidad psicodinámica de la figura del padre obvia que la sociedad venezolana caiga bajo la ‘sub specie edípica’. La respuesta sobre el “haber nacido de uno o de dos” tiende a ser expresada en términos de “uno”, y en torno a ello se organizan los símbolos y las identificaciones del parentesco familiar. La “ginecocracia” venezolana demuestra esto, pues si las mujeres pudieran engendrar sin la cooperación de los hombres, éstos sobrarían en la filiación de un modo absoluto por no cumplir definitivamente ninguna función en la pro-ducción de la estructura familiar, ni como contrapeso. La parafernalia de identificar la estructura edípica puede llevarnos a confusiones y trastocamientos de los símbolos según una progresión definida de etapas pre-edípica, edípica y post-edípica en lo que se entretiene Roheim respecto de una sociedad matrilineal (1973: 223). Si bien el Edipo ‘pudiera’ ser ‘una’ versión para interpretar los problemas del mundo y de la sociedad venezolana, por su tendencia pre-edípica, no parece ser ‘la’ mejor versión.

 

En Venezuela, el Edipo no funciona bien, pues sus productos terminales de la autonomía o independencia del individuo: su crecimiento psíquico, etnocultural y social, no se logran debidamente. Ni siquiera funciona con las preocupaciones de Malinowski respecto de la institución cultural del avunculado, la cual desplazaría a la institución del Edipo, de suerte que la figura del tío materno funcionaría como el “padre sociológico”. Pero en Venezuela no existe el avunculado en estas condiciones institucionales de la sociedad y de la cultura; ni la figura de la madre capitaliza el Edipo porque cumpla supuestamente los roles sociológicos de madre y padre a la vez, sino que el Edipo no funciona a plenitud, debido a que el tercer término, el Edipo, apenas está asomado en la etapa anal donde se estaciona el individuo que apenas sabe de la etapa fálica de la madre, y apenas también está asomado como autoridad en el Edipo cultural. Con la producción del resentimiento, por un lado, y, por otro lado del autoritarismo segundo donde no está presente el de la autoridad, no logra dibujarse como realidad afectiva y cultural consumada.

 

La metáfora contradictoria de una “autoridad afectiva” (maternal) deforma el proceso, y lo estanca, como está estancada la figura de la madre como hembra y la del padre como macho, de suerte que los niños y los adolescentes tendrán que ‘identificarse’ con la madre fálica como figura del pecho bueno, y al mismo tiempo ‘defenderse’ de ella como figura de posible pecho malo, sin una ayuda sustancial que debiera proceder de la figura del padre (Rank, 1961; Flügel, 1952) y también de la mujer encantadora de la que tendría que enamorarse (Risquez, 1982; Berenstein, 1981). “La no elaboración de la vivencia del desamparo  [que es lo que ocurre en la matrisocialidad] condiciona frecuentemente el fracaso del enamoramiento, la transformación del amor en odio y de la ternura en hostilidad” (Berenstein, 1981: 224). En el Edipo cultural, que tiene una visibilidad más sociológica, se dibuja mejor el resultado que en el Edipo psíquico, lo cual nos permitirá observarlo en su proyección societaria para nuestro caso de estudio venezolano en la medida que hemos ido avanzando en dicho caso en otras investigaciones (Hurtado, 2014 y 2017).

 

El complejo de Edipo como proceso de autonomía del individuo (Laplantine, 1979), en la matrisocialidad se encuentra en permanente estado de regresión, sin la experiencia de los traumas profundos del nacimiento psíquico (Rank, 1961) y del cultural (Hurtado, 2014). El yo del hijo se halla sin aliados eternos (el padre, el cónyuge y la mujer encantadora) que le ayuden a cortar(se) el cordón umbilical de la dependencia materna. La solución del complejo no se produce porque le salga al muchacho el ogro del padre, elaborado por la madre, ni de la arpía de la madre mala, fabricada por la madre buena (Cf. Mendel, 1975: 329); es necesario que se dé el núcleo relacional del amor/odio, como estructura colmada del Edipo. El yo real e individual no puede realizar una acción contracanibalística respecto de la madre (Devereux, 1973: 177-186) si el objeto del afecto (primer Edipo) y la autoridad (segundo Edipo) no son primero identificados y estimados (amados) como tal, y no sólo rechazados y odiados desde etapas pre-fálicas como la oral y la anal. La dificultad de la forma de la muerte/resurrección del padre se debe a que no existe el tirano en la figura del padre. Si le sustituye la madre mala, el símbolo del afecto destruye de alguna forma el proceso porque la fantasía de la madre buena (el consentimiento está vivo y en acción dialéctica como contraindicación más poderosa). Así el padre (ley cuando existe y funciona) y la madre mala (acontecimientos infortunados) son inaguantables (pánico terrible) para el venezolano esperando siempre la solución mágica.

 

Lo que se produce no es un parricidio/tiranicidio, donde entran en acción los “héroes de mamá”, es decir, los ciudadanos (Devereux, 1989ª: 21), sino un amanticidio del marido realizado acaso como reactivo  por los ‘hijos de mamá’, los habitantes. No se dramatiza una tragedia sino una farsa burlesca, aunque seria, como respuesta al gran asunto de la autonomía del yo y su entorno seductor canibalístico de la madre (Cf. Devereux, 1973: 159-176; 1975: 174-175). En el caso venezolano, el padre permanece sumergido, sin existencia cultural y psíquica (Hurtado, 1995b: 187), y si no ha llegado a nacer como padre (Morin en Lorite, 1987), no puede ser objeto de muerte y resurrección para los hijos[1].

 

Con el autoritarismo materno (Mendel, 1975) es difícil encontrar reparo a la impunidad o el descaro, a la infracción de la ley como desacato, a la eventualidad u ocasionalidad con que transcurre la realidad social en el país. Como la madre nunca pierde a su hijo (compulsión principal), aun después de muerta, la unión consensual del hijo, no permite una autonomía suficiente con rupturas-pérdidas con el proceso anterior maternal (Berenstein, 1981: 225). El grado de regresión aparece como pre-edípico, pues su realidad consiste en la inmadurez; ello significa no que el Edipo se halle ausente, sino que se encuentra infantilizado, categoría que utiliza Roheim para la sociedad de la isla de Normanby, vecinos matrilineales de las islas Trobiand (Cf. Laplantine, 1979: 79); adolescentalizado para la sociedad venezolana.

 

Los dos grandes rituales que componen la salud mental en la matrisocialidad son el referido al ‘día de la muerte de la madre’ y las celebraciones de su memoria mediante las visitas a su tumba en el cementerio. Estas celebraciones ocurren a veces en fechas hechas significativas como el día comercial de la madre en el mes de Mayo y el 31 de diciembre como inicio al año nuevo, como día cultural de la madre. La madre muere definitivamente, pero está viva continuamente en todas las mujeres de la familia. La gran vagina no desaparece en el dispositivo simbólico de la sociedad venezolana, como tampoco desaparece la estructura del Edipo en la relación primaria del consentimiento/resentimiento, dispositivo represivo que no deja crecer y autonomizar etnopsíquicamente al sujeto venezolano. La regresión no desaparece; la producción de la figura materna sigue con su ida y vuelta histórica y cultural; los desórdenes etnotípicos emergen como consecuencia.

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[1] Colocamos un esquema desarrollado del Edipo en dos sociedades, para aprovecha el rendimiento de la comparación. Son las sociedades de Atenas y de Caracas.

 

EL EDIPO EN DOS SOCIEDADES: ATENAS Y CARACAS.

                  PATRILINEAL Y MATRISOCIAL.

Carácter       ATENAS (Pericles)  CARACAS

 

Clave              -Significación          -Destino

    Social

Función           -Prevista por          -Imprevista

completa              la cultura               por la cultura

 

Metáfora         -Padre/Tirano        -Amante (marido)/

                                                                        Aborrecido

Estructura        -Amor/Odio          -Consentimiento/

simbólica                                             Resentimiento

 

Acción             -Parricidio/             -Amanticidio/

estructural            Tiranicidio            Autoritarismo

      caciquil

Retórica            -Drama                     -Farsa

social                    trágico                     burlesca

 

Transfor-          -Resurrección            -Sumersión

mación                 del Padre                     del Padre

simbólica                 como ley                    como ley

 

Reacciones      -Temor (castigo)     -Descaro (impunidad)

sociales            -Internalización       -Externalidad

a la Ley:           -Cumplimiento        -Infracción (desacato)

al Contrato       -Institución               -Eventualidad (ocasión)     

  Social                de la sociedad           de la sociedad.

 

Democracia      - la ley y autoridad   -i-legal y autoritaria

Resultados          -1. anti-tiránica         - pro-tiránica tribalesca

estructurales        (héroes de mamá)       (hijos de mamá)      

                                  -2. ciudadanos de      -la Cívitas

                                     la Polis                sin ciudadanos

 

Lógica del             -Afirmación              -Negativismo

Orden étnico               social                             social      

 

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[Tomado de Hurtado: Cultura Matrisocial y Sociedad

Popular en América Latina, Trópikos, Caracas, 1995, 187,

con algunas correcciones precisas en 2013 y 2016]  

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Publicado en Samuel Hurtado S. : MATRISOCIALIDAD. Saarbrücken

(Alemania): Editorial Académica Española, 2019, 2a. Edición corregida y

aumentada sobre la 1a edición de 1998. Tesis Doctoral defendida en 1992.                          

 

LA LUCHA CONTRA EL MINOTAURO


 

UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES

COMISIÓN DE ESTUDIOS DE POSTGRADO

ÁREA DE POSTGRADO: DOCTORADO EN CIENCIAS SOCIALES

 

 

IDENTIFICACIÓN

 

Programa:      Doctorado en Ciencias Sociales

Nivel         :      Doctorado

Asignatura:     La Lucha contra el Minotauro. Episteme y etnocultura en Venezuela

 

Responsable: Prof. Samuel Hurtado Salazar

Período         : 10-2025---02-2026.

Créditos        : 3 U/C                                                       Horas semanales: 3 horas académicas

Código                                                                               Prelaciones          : No

Tipo: Electiva                                                                   Vigencia          : a partir del 2-2025

 

DESCRIPCIÓN

 

Este seminario está concebido como el primero dentro del programa “Seminarios de Investigación”, por lo tanto se encuentra asociado a una Línea de Investigación. Se trata de inquirir sobre el papel de la cultura (etnos) en el proceso de montaje de la episteme. Defendemos que la cultura en su realidad particular (local=lugareña) no es una especificación que la cree o domine. Si la domina (o apabulle) opera como ideología en el proceso de producción epistémica dentro del colectivo social. Desde la relación gnoseológica del conocimiento, se proceden a establecer los principios, el ‘locus’ colectivo particular, y los dispositivos de realización de la episteme: qué tipo de conocimiento se va a montar y en cuáles condiciones se va a producir. Es necesario también fabricar lo que define nuestro concepto de cultura en sentido antropológico, pues la especificación (productiva) epistémica implica la posibilidad misma de su existencia (concreta). Los axiomas de la cultura sintetizan y operan epistémicamente el concepto de cultura, mientras que los axiomas en torno a unas culturas particulares se ejercitan en el método de la comparación  entre la cultura matrisocial y la cultura moderna. Con ello evaluamos la episteme producida en Venezuela, su problemática existencial y sus posibles estancamiento y desarrollo de acuerdo al sentido producido por la cultura y la posible autonomía y compromiso ético del sujeto investigador. 

Todo esfuerzo cognoscitivo hecho únicamente en abstracto suele quedar a medio camino porque carece de la orientación de los referentes del sentido que le permiten su realización. Esto resulta ser un problema extremadamente relevante en el ámbito gnoseológico, donde el conocimiento trabaja sobre el conocimiento. En las ciencias sociales, el conocimiento comienza a vagar como un discurso ideológico (mentalidad) al no establecerse las significaciones de realidad en que se mueve el colectivo social. La posibilidad de encontrar el camino de la producción del conocimiento obedece a una invención del proyecto de la inteligencia, donde razón y realidad, sujeto y libertad, encuentren los instrumentos del significado y la alternativa de sujetos éticos comprometidos en la búsqueda de problemas. Como vemos las cosas desde los significados, lo que conforma estilos de ver la realidad, es esencial que nos hagamos las preguntas desde significados étnicamente apropiados después de obviar los ‘idola tribus’.

 

OBJETIVO GENERAL

Es hora que a la cultura o modo de producción semántica, no se la expulse como una nonada de nuestro proceso de conocimiento; en ella se inscribe nuestra subjetividad que siempre apunta a fines y a valores. La idea que tengamos de ser sujetos no es indiferente a nuestra vida, ni a nuestro conocimiento. Sin subjetividad, la ciencia se convierte en una hábil operación formal, que aquí sí que suele estar llena de ‘idola’ sin saberlo. Si se quiere producir una episteme no puede hacerse sin una afirmación fuerte del sujeto ético. La evaluación de esta posibilidad tiene en la etnología uno de sus mejores instrumentos, al lado del psicoanálisis, si se entiende no como la ciencia de los pueblos primitivos (ilusión etnológica), ni de la crítica a la civilización desde la nostalgia de la barbarie (etnologismo crítico), sino de la producción semántica de cualquier colectivo social, también del colectivo moderno por más que éste trate de hacerlo invisible. Decimos mejor, no óptimo, porque aún los sujetos de la episteme (moderna) corren los riesgos de cometer errores, falsificaciones e incorrecciones en el conocimiento ¿Cómo es que se puede producir la episteme desde una cultura no moderna? ¿Qué camino tomar y andar en el medio de nuestra cultura venezolana, bajo los requerimientos de la modernidad y aún de los reclamos del ilusionismo postmoderno? La apertura de una Línea de Investigación en clave socio-antropológica, y aún etnopsicoanalítica, ofrecerá instrumentos de análisis y de interpretación para aproximarnos a la solución del problema.

 

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

 

Proporcionar la primera “caja de herramientas” teóricas y metodológicas fundamentales para que el cursante tenga a su disposición las herramientas con las que tiene que producir otras herramientas con el fin de desarrollar conocimientos particulares sobre la realidad.

Ayudar al cursante a que tematice su propia cultura (venezolana) en el colectivo, al mismo tiempo que problematizarse como investigador con objeto de aprender a comparar modos de significar en los colectivos culturales y a observar la diferencias con respecto a la modernidad.

Lograr ver las limitaciones que impone la cultura en la producción epistémica y detectar por donde andan las posibilidades de transcender dichas limitaciones. Se trata con ello de autenticar cognoscitivamente los intereses de la investigación de cada cursante y particularizar problemas universales del conocimiento en el país.

 

CONTENIDO PROGRAMÁTICO

 

Tema 1. Conocimiento, Cultura y Episteme.

1. Planteamiento Inicial.

2. Principios de la Episteme: a) cognoscibilidad, b) eticidad.

3. Ubicación Metodológica de la Episteme en el ámbito de los conocimientos.

4. Paradigma de los dispositivos de realización epistémica.

 

Tema 2. La teoría del Etnos como circunstancia del Dispositivo

epistémico.

1. Desconstrucción del etnos y ‘postura etnológica’.

2. Principios del etnos: a) arraigo, b) intercambio.

3. Paradigma de las circunstancias de realización del etnos.

4. Definición amplia y descriptiva del etnos (y la cultura).

 

Tema 3. Evaluación Crítica de la Etnocultura Venezolana en la

Episteme.

1. Los axiomas de la cultura matrisocial y los axiomas del proyecto social.

2. La cognoscibilidad  no crítica.

3. La ‘agonía’ entre la cultura y las ciencias sociales en Venezuela.

4. La lucha contra la matrisocialidad: el caso de la educación.

 

ESTRATEGIA DOCENTE

 

Los métodos de enseñanza a emplear son la conferencia y el debate, combinándolos en una dinámica de planteamiento y desarrollo del tema. Pensando que es un tema novedoso, es decir, de apertura de caminos para el conocimiento, la exposición estará normalmente a cargo del profesor. Sin embargo, el debate y los trabajos de evaluación permitirán la entrada activa de los alumnos en las temáticas a partir de los estudios de los textos y de su aplicación etnográfica.

 

PLAN DE EVALUACIÓN

 

a) Evaluación de la participación en el aula.

b) Evaluación del trabajo monográfico de final del curso, como demostración de aprendizaje.

 

BIBLIOGRAFÍA

 

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Caracas, 09, 2025.