lunes, 22 de agosto de 2022

SIN FIESTA NO HAY CRÍTICA


 

La fiesta interminable constituye una crítica a la cultura de ser país. Se trata de observar la fiesta como un reservorio del deseo de país; se focaliza en la interpretación y el análisis de la fiesta como vivencia fuerte que es de la cultura matrisocial. Se argumenta en doble escala: 1) la escala de las celebraciones, donde se indica el territorio de la palabra, su celebración y su exultación en la fiesta mayor del país: el día cultural de la madre. El vocablo de madre y su genealógico concepto de matri-socialidad expresan la totalidad de la asignación de la palabra. 2) la escala de las críticas: de la inmanencia a la transcendentalidad se va en proceso de negativismo social según una gradación ética que se hunde en un más allá, hacia abajo, del ser social. La parte I precisa lo sociable con poder de ser en correspondencia con el mito de la sobreprotección materna; la parte II estatuye el deseo con pulsión de ser articulado con el mito del miedo virginal; la parte III delinea la apetencia con constitución de ser sobre el mito del privilegio con sacrificio femenino. Lo sociable no desarrolla sus posibilidades para llegar a ser societable; el deseo se auto-estanca en la pulsión, y al fin se desbarranca en la apetencia de la gana instintual. Vencerse a sí misma es la única y auténtica opción de la cultura matrisocial para ser un reservorio de querer y poder ser país con referencia a la societalidad.

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Este texto contituye el epítome del nuestro libro La Fiesta Interminable. Caracas: Doctorado en Cencias Sociales, Universidad Central de Venezuela, 2019.

 

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