lunes, 29 de julio de 2019

RESILENCIA DEL DIOS CRISTIANO DESAFÍO A LA RESPONSABILIDAD HUMANA

Xto y su cruz como sol de justicia



Homenaje a Nelson José MataVillegas
profesor y práctico de la resilencia, 
excelente ejercicio para este momento
de prostación social vivido enVenezuela
 
En medio de nuestra situación de desamparo por la corrupción que ahoga nuestros derechos humanos, pensamos con José María Díez-Alegría que dentro de que “creemos en su omnipotencia (de Dios) y ese es el fundamento de una esperanza indestructible…se da realmente una impotencia de Dios. Si él pudiera impedir el sufrimiento de los inocentes y la opresión de los pobres, no habría sufrimiento y opresión.

El Dios vivo, el Padre de Jesús, no tiene nada que ver con ese Señor impasible que, para su mayor gloria, permite ‘en sus justos juicios’ que las creaturas padezcan horriblemente. Esa impasibilidad es una concepción helénica que se introdujo en la teología cristiana y la alejó del evangelio. Dios se parece más a la mujercita que barre incansablemente en busca de una monedita perdida. Al fin la encuentra y se lleva una gran alegría (Lucas, 15, 8-10).

Jürgen Moltmann ha puesto de relieve que en Jesucristo, condenado por Pilatos, crucificado y muerto, Dios Padre no es impasible. Si el Hijo sufre y muere, con él, de otro modo, pero con la más honda realidad, el Padre sufre y hasta muere.

¿Qué Dios es éste? ¿El Dios de los ‘teistas’ o el Dios de los ‘ateos’?

Es el Dios misterioso y escondido: el Dios humano que, en su Hijo, ha probado el dolor.

Es el Dios que no puede evitar que el Hijo muera, porque lo ha entregado por amor a los hombres. Lo ha hecho entrar en la brega.

Es el Dios impotente, fuerte sólo en su amor. Su debilidad es nuestra salvación.

Pero es el Dios que resucitó a Jesús, abriendo una esperanza allí donde no parecía quedar ninguna.

'Si Dios da una muestra de su divinidad resucitando a este crucificado, ¿dónde estaba y quién era ese Dios cuando Jesús sufría la crucifixión? ¿Acaso toleró Dios todo esto manteniéndose al margen? ¿Se escondió mientras esto sucedía?' (Moltmann)

La real impotencia con que el Padre se entregó en Jesús y en él sufre por y con nosotros, es un acicate enorme que consolida y azuza nuestra responsabilidad.

Dios está en el juego y entra en el juego. Pero sus cartas nos son desconocidas.

En el corazón del hombre es donde más presiento posibilidades de un influjo transcendente, creador de humanidad”

Nuestro asunto humano con respecto a la ayuda que nos puede ofrecer la fortaleza viniendo de la debilidad de Dios es “como decía San Pablo con profundo sentido (es que) no sabemos bien lo que debemos pedir. Pero el Espíritu intercede por nosotros con gemidos inenarrables” para que de la profunda debilidad a que nos conduce la 
actual experiencia de vida venezolana, a la que Dios asiste con el hondo clamor de su  debilidad en nosotros, nos armemos de una fortaleza indestructible ante la opresión a que estamos sometidos.
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José María Díez-Alegría: “Clamor de lo profundo”. En Rebajas teológicas de otoño, Bilbao: Desclée de Brouwer, 1980, 127-129 (síntesis de fragmentos)  

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