jueves, 6 de febrero de 2014

EL BOSQUE SAGRADO DEL PUEBLO


DENTRO DEL BOSQUE

Para entender –en ocasiones-
hay que cerrar el libro.
Andar hacia adentro
del bosque. Dejar el hacha.

Perderse en la espesura y oír viejas historias.
Que las ramas rocen nuestro rostro.
Volver a lo sagrado.

Y observar como tarda
                                     la noche en llegar
al pagano refugio.

Luis DÍAZ VIANA: Pagano Refugio. República, Valladolid, 1996, 5, 19.

COREGA

Algo bulle debajo de nuestras pisadas cívicas. A veces explota, y nos pega en el rostro; otras veces, sumergido, nos susurra plácido: en ocasiones, nos ronca furioso y temible. Todo para hacernos memoria de nuestra raigambre de antes de las ciudades. Superviviente en los pagos que yacen dispersos en los campos, se oculta revestido de su propia vergüenza pagana, para luego presentarse en lo urbano como vergüenza popular.
Con añoranza ansiosa, el aldeano refugio se acoge a lo sagrado a través de las maravillas con que le gusta vivir al pueblo, rústico siempre. Así lo sagrado retorna permanentemente desde el bosque, habitación de la imaginería originaria.  En este su retiro natural se reconcentra para elaborar su obra contemplativa, que le sirve de compensación social sin alardear de su referencia a los dioses.
En los tiempos de la modernidad sentimos que el pueblo retorna a nosotros y bajo las formas culturales nos hace operar con el significado primero, allí donde está el primordio y se origina el ser y también nuestras comprensiones inmaculadas. En el pueblo se recupera continuamente un soñar despierto de lo social pues nos hacer regresar a los temas primitivos; aquí se trabaja sin cesar como una evocación de los tiempos antiguos, siempre con “el poder de despertar a las fuentes” (Bachelard), las fuentes de la fabulación, del imaginario, de las ilusiones. Es la poética del pensamiento concreto la que, innovándose siempre, impulsa que la creación continua puede cambiar de sentido premonitoreando su propia transfiguración. En la experiencia popular, lo irracional, lo inconsciente, se incorpora a la historia y se torna valioso al activarse en los mitos populares.
Los poetas que colocan su corazón conectado a la corriente del gusto popular, se entusiasman (=se endiosan) con el discurrir de su versificación; hasta abandonan sus técnicas retóricas para explayarse en su adoración de lo sagrado popular, aunque estén ausentes ciertos dioses, especialmente los dioses de la civilización.
 
Mi Pueblo es inmenso

Cuando canto o recito
Mi pueblo se alegra
y se emociona
al contacto de mi voz
y de mi canto
esto se debe a que mi decir
es su mismo decir
mi voz
su misma voz
y mi saber
el que he aprendido
viviendo su misma luz
su mismo amor
y sentimiento.

Luis Mariano RIVERA: Cantos de Fragancia Amor y Tierra, Cátedra Pio Tamayo, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1999.

DICHOSO AQUÉL QUE NO PROFANA (manipula) LOS REFUGIOS SAGRADOS DEL PUEBLO, SUS SANTUARIOS CULTURALES, Y NO SE ROBA SU ENERGÍA VITAL.

Así el pueblo muestra que contiene una clave de interpretación de la realidad siempre revivida. Veámoslo en el siguiente cuadro.



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