viernes, 9 de julio de 2010

Cayado propicio



Siesta más larga que la alborada,
la hora más verde en tu fiel aprisco,
pastor, siempre inclinado como un risco
flexible, tienda para mi jornada.

Mágico encinar: corriendo el hada
cristalina del agua; más lentisco
amago acecho fue del basilisco,
-lobo suelto a mis sueños y majada.

Alza, Pastor, tus silbos inefables
por donde el prado de tu amor crecía.
Tu amor no sienta la miseria mía
en los hondos vacíos, deleznables
donde tu ausencia en mi alma se cernía.
Tú, el Pastor de pastos bienamables.


Publicado en: Imágenes de Villorido, Paredes de Nava - Salamanca. Pascua de Resurrección, 1964.

No hay comentarios:

Publicar un comentario