A. El pensamiento una habitación humana.
B. Evaluación de los trabajos cognoscitivos.
C. Colocar bien las piedras en el camino
D. Cuando el cielo aparece cerrado para ver el camino.
Tejer un contrapunto entre pensamiento y conocimiento lleva a obtener un tejido básico para observar las actividades diferenciadas de la mente humana y sus resultados. Y también para hacer después los hilvanes de su relación a favor de una sabiduría de los resultados.
A. El Pensamiento una habitación humana.
-buscaba un lugar donde habitar, es decir, como constituirse un hábito o elaboración primera del mundo para existir y dar existencia,
-y con ello buscaba un lugar también para hacerlo habitable y proceder a habérselas con el mundo: era la cultura infra-estructural, que constituirá el material antropológico, para otorgar sentido a las cosas del mundo. Él era realidad pero necesitaba dar sentido, diversos sentidos, para él también cobrar sentido existencial
-buscaba también su lugar propio, es decir, para ejercitar su autonomía de acción dentro de la realidad toda. Definitivamente lo definía en sus formas de ser y trabajo.
El pensamiento no es una ideología. Es una realidad
-No es un simple ni mero conocimiento (un recurso parcial), es totalidad del ser.
-No es intuición provisional, es mirada permanente e interior (un intellígere, intus-lecto).
No es análisis, es hermenéutica originaria.
Se parece a la poesía que es (como) su hija, nacida de su libertad creadora de mundos. Como la poesía quiere que construyamos el mundo como una habitación poética, tal como evoca Heidegger, trayendo a colación a su compatriota el poeta alemán Hölderlin y continuando la tradición pre-socrática. "
Por lo tanto, el hombre asiste a todas los acontecimientos de aquellas parcialidades (ideología, conocimiento, técnicas) para impulsándolas, liberarlas de sus defectos y darles un sentido de orientación, y aunque termine al final como u-tópico o lugar comunísimo, (versión positiva del no-lugar negativo, según Yerro Belmonte en Sociología de
Si la doxa (opinión, dictamen) es el modo de pensamiento del sentido común, de la apariencia, del comentario superficial, de lo concreto, del bricolage, según opera el pensamiento concreto o silvestre, para decirlo con Levi-Strauss (1972),
-la epistemología es el modo de pensamiento de la ciencia para sacar a flote las evidencias y explicaciones, y de la verdad en filosofía.
Si la doxa nace y es otorgada con la etnocultura
-la episteme se origina en la ética cuya obra objetiva es el proyecto de sociedad: es fruto del esfuerzo de la inteligencia o pensamiento.
La vocación del pensamiento es llegar a la realidad totalizándola con su energía gnoseológica,
-mediante una subjetivación tendente a la contemplación del mundo, a su unión cuasi-mística,
-pero también mediante una acción objetivante y la solución de problemas.
Requiere tiempo para concebir (la) realidad, y para el procesamiento o elaboración de ésta. Rof Carballo dice que ese tiempo se caracteriza por la lentitud, es un tiempo de ternura para con la realidad, de afectividad o amor por la misma. Está lleno de elaboración reflexiva, donde puede entrar ya la elaboración de un dato primario o primero.
La vocación del conocimiento, en cambio, llega a la realidad ya existente y lo hace caminando por las diversas parcelas de la realidad.
-Su finalidad de realización es la de la objetivación sensible del mundo, por lo tanto se le ve trabajando en la relación de materia-forma, relación fundamentada por el esfuerzo de una gnoseología, según Gustavo Bueno en Teoría del Cierre Categorial (1992).
-Es también una objetivación de la práctica teórica y su relación con la técnica, y cuyo fin pretende conseguirse con la explicación de problemas parciales.
En resumen, por estas vías diseñadas llegamos a conseguir dos hitos distintos de acceder y caminar simbólicamente la realidad
-Por el pensamiento alcanzamos a la inteligencia o intelecto, es decir, a la intelectualidad como una operación de intus-especulación. Siempre el pensamiento encerrado en la idea, siempre planeando sobre la realidad para “informarla” esperando que desde otro lado (teoría, técnica, práctica) se le dé una forma cada vez reinventada, en la medida que se inserta o se aplica a la realidad.
-Por el conocimiento damos alcance a la teoría, es decir, a la conceptualización como una operación de explicación de la realidad ya sea visible o invisible, pero siempre en su materialidad. Es decir, el conocimiento científico está encerrado en la realidad material, siempre esperando una forma y realizándose en la reelaboración de formas.
En la relación del pensamiento y el conocimiento hay distinta dosificación de lo subjetivo y lo objetivo, así como distinta cualificación o valor, en la aplicación de ambos en las prácticas (ideática o de realización), de acuerdo a la solución de problemas, relación sujeto-objeto que reserva Gustavo Bueno a la epistemología. Aunque este autor en su libro Teoría del Cierre Categorial, se inclina a ubicar el pensamiento como campo de la filosofía y por lo tanto en la actividad relacional de sujeto y objeto, y al conocimiento en el territorio de la ciencia, y por lo tanto en la operación de materia y forma, sin embargo, pensamos que uno y otro tienen que ver, aunque con distinta dosificación y cualificación en los dos modelos de relaciones, ya sea el de materia-forma ya el de sujeto-objeto.
B. Evaluación de los trabajos cognoscitivos.
Con respecto a nuestro objetivo podemos diseñar cuatro modalidades en las relaciones según los balances gnoseológicos y /o epistemológicos:
1) pensamiento versus teoricismo (triunfalismo teórico sobre el pensamiento: exceso de conceptualismo frente a la falta de pensamiento)
2) intelectualismo versus teoría (triunfalismo de la especulación sobre la conceptualización. Se trata de una operación gnóstica, muy propia de Clifford Geertz, 1995, y aún de Levi-Strauss, 1972).
3) Intelectualismo versus teoricismo (una fuerte carga y exceso de lenguaje, sobre reflexión y explicación, que obnubila la técnica y la objetividad, apoderándose el formalismo sobre la materia o realidad: se trata del imperialismo o triunfalismo del discurso a costa de la representación, y aún de la metáfora conceptual, superponiéndose lo metafórico retórico sobre lo conceptual. El subjetivismo de cierta postmodernidad se eleva sobre lo real y pretende crearlo como un dios demiúrgico).
4) Intelectualidad plus teoría. Se trata de una dosificación conveniente de idea más concepto, donde mutuamente se complementen y se liberen de sus triunfalismos y excesos, complementariedad y liberación necesitadas de operaciones autónomas de lo intelectual y de lo teórico. Defendiendo que sin ideas no hay conceptos, y sin conceptos las ideas no toman territorio sobre la realidad, y se mantienen en la pureza del cielo platónico.
Brevemente, en nuestra trayectoria científica de la cultura y la sociedad, el pensamiento es necesario para inspirar, impulsar, motivar, liberar del empirismo y del racionalismo al conocimiento, tal como ocurre en la ilusión etnológica, el etnologismo crítico, en el ingenierismo sociológico como el positivismo, etc.
C. Colocar bien las piedras en el camino.
Nuestros remates sobre lo epistemológico, junto con el compromiso del investigador y su ideación (concepción) del proyecto se colocan en las veredas del proceso cognoscitivo:
A) Partimos de la metáfora de que la epistemología es, al modo antiguo, un viaje de observación a la realidad (etnográfica).
a) Se observa un primer esbozo o plano general cuyo supuesto es de tipo denotativo o indicador de realidad mediante distingos de descripción. Así se diseñan temas de realidad de primera mano, y se “nocionan” (sic) como primer esfuerzo reporteril del pensamiento. Por ejemplo, se distinguen magia (pretensión de dominar lo invisible mediante gestos y rituales), religión (aceptación de los designios divinos mostrados mediante signos), iglesia (una autoridad de organización con el objeto de controlar los signos que señalan lo invisible y sus rituales de acceso, así como sus revelaciones o designios sobre el hombre y su realidad).
b) Se asciende a un segundo esbozo o planos segundos específicos del quehacer antropológico. El supuesto es el miedo o pánico a la realidad y su respuesta de osadía a la misma con sus problemas. Aquí se tienen dos semiplanos de elaboración de respuestas osadas para calmar las ansiedades:
1. el semiplano de los enunciados primarios.
Se elaboran enunciados de carácter mítico, en un orden de lo dado o natural. Es el orden de la etnocultura. El pensamiento es concreto o mítico, que al enfrentar o verse con lo fenomenológico, inventa el tema de un quehacer o un plan o un proyecto.
2. el semiplano de los enunciados secundarios.
Los enunciados que se elaboran son de carácter filosófico y/o científico, en un orden de creación o invención de lo que debe ser (o lo no dado que hay que inventar) Es el orden de lo societal, y por lo tanto la osadía o atrevimiento son ya de responsabilidad, así nos atrevemos a inventar un proyecto, el proyecto de sociedad. Se trata ya de un pensamiento abstracto con su dimensión ética, que tiene que enfrentar o verse con lo ontológico, de suerte que tienen capacidad de inventar un problema que se vincula solamente con un proyecto, integrando en este el quehacer y el plan.
B) Diferencias ente los niveles fenomenológico y ontológico.
a) el nivel fenomenológico se encuentra en el plano del ser.
Se trata de un postulado cultural cuyos significados están dados en el sistema social y siempre tienes una existencia pre-epistémica. Ejemplos:
El esclavo romano era una cosa, un peculium. Esto dado socialmente, era moral como cultura. Del mismo modo “alborotar al pueblo” despegando solo lo dado de la etnocultura, representa una política en sí misma moral, una democracia qua tal. Esto es lo más placentero, según Simón Rodriguez en el texto de Defensa de Bolívar (1916).
b) el nivel ontológico se sitúa en el plano del deber ser.
Se trata de un postulado ético cuyos significados están objetivados como un perfil del proyecto de sociedad. Es el nivel epistémico qua tal.
Continuación de los ejemplos:
El esclavo romano pasa a ser considerado una persona, con derechos. Esto se adquiere con un esfuerzo histórico-social, o conflicto o pugna entre los grandes grupos sociales. Del mismo modo “orientar al pueblo” o como dice Simón Rodríguez “tener proyecto” o como dice San Agustín en
Ejemplo de ñapa (otro más) para que se entienda bien el problema:
1. la pornografía es una cosa a disfrutar, donde un falo me atrae y al mismo tiempo me rechaza. (nivel fenomenológico)
2. la pornografía es representada por una persona con problemas. Un yo que carga con lo pornográfico de una sociedad, expresa mi otro yo porno problemático.
Conclusión: el razonamiento etnológico, que es, por esencia científica, ontológico, no puede oscurecerse por ninguna beata “fidelidad” a los datos fenomenológicos:
-Si la etnografía impone lo que debe ser (los datos objetivos, como bandera científica),
-es porque está hecha o realizada ontológicamente (como debe ser desde la teoría del “dato a priori”).
El nivel ontológico representa el nivel civilizatorio o societario, que establece y soporta el nivel de las proposiciones epistemológicas.
D. Cuando el cielo aparece cerrado para ver el camino
A) Los “tiempos de oscuridad” del investigador social se escenifican en Hanna Arendt en sus libro “Tiempos de Oscuridad” (1992). El Prefacio cumple el papel de manifiesto.
a) Hay un interés de la obra referido a una reflexión sobre artículos y ensayos escritos en 12 años.
-son artículos y ensayos de ocasión.
-sobre personas distintas y lo mismo su contexto histórico.
–todos contemporáneos (siglo XX) menos Lessing, pero éste es tratado como contemporáneo.
–No se conocían entre sí.
–No son representantes del zeitgeist (en alemán: espíritu de los tiempos).
b) El tiempo histórico es tiempo de oscuridad. Se toma el título de Berthold Brecht.
-la catástrofe estaba encubierta por el lenguaje y el dialecto ambiguo.
-se expresaba en laguna de credibilidad, que degrada la verdad en trivialidad sin sentido.
-Sartre lo describió en
Haidegger lo templó con extraña precisión en Ser y Tiempo: todo lo que es real y auténtico es asaltado por el poder y el discurso que surge del reino público que a su vez determina cada aspecto de la vida cotidiana.
c) Buscando el tiempo ontológico (el que debiera ser), la única forma de escapar es retirarse a la soledad (pagana, diré yo, a los siglos de oscuridad engendrados por las invasiones bárbaras, siglos 5-8) con respecto al reino público. ¿Por qué?
No interesan los análisis de Heidegger,
-ni la tradición del pensamiento filosófico, para su desarrollo.
-sino una experiencia fundamental que recoja la expresión de un pensamiento constituyente o mejor aún, que lo produzca, originario y originante, es decir, no interesa tanto su historia como su ontología. (Posición similar a la reflexión de José Antonio Marina en su Ética para Náufragos (2001), señalada en sus dos primeras páginas, y referida a una ética constituyente, autor que no se sale de este marco constituyente en sus innumerables publicaciones).
El interés de todo esto lo constituye el papel del pensamiento en la configuración de la teoría, y ésta en la conformación de las ciencias sociales.
B) En nuestro contexto venezolano, diríamos que la luz negra de lo público todo lo oscurece. Victoria Camps, una filósofa de la ética titula ya su libro como Malestar en
Los “tiempos de oscuridad” no son simplemente los representados por las monstruosidades. Por supuesto, no son nuevos, ni una rareza en la historia.
Sin embargo en tiempos de oscuridad tenemos el derecho a esperar cierta iluminación, una luz que puede prevenir menos de teoría y conceptos, y más del pensamiento.
El pensamiento es el que puede inventar las teorías y los conceptos para las explicaciones que tenemos entre manos y no sabemos resolver. Hay que pensar, ejercitarse en pensar. Para ello hay que reformar la inteligencia humana: se trata de buscar la racionalidad poética para cambiar el régimen del pensamiento concreto o mítico del “divagante” haciéndole caminante.
A la hora de emprender la formulación de un proyecto, el investigador en ciencias sociales debe incursionar en una poética de la acción para hacer posible una nueva cultura sentimental a incorporar en su subjetividad y de aquí a su plasmación objetiva en la investigación. Por consiguiente, la importancia de un ejercicio subjetivo básico y originario que consiste en una contratransferencia entre lo ético-epistemológico y el pensamiento fundamental que tenga como consecuencia una metanoia o conversión del científico a la acción científica. Sin “socioanalizarse” el investigador social tiene dificultades epistémicas de hacer ciencia (Lefebvre,
Este paso de ordenamiento del laberinto subjetivo donde juegan los afectos, la etnicidad y lo societal en el investigador, a un plano de una nueva subjetividad implica saber que los tres niveles diseñados tienen un estatuto particular en la constitución contratransferencial. Para ello hay que establecer como cuestión esencial que lo afectivo o pasional entra como elemento constituyente del pensamiento necesario en la motivación, búsqueda, afrontamiento e interiorización de la realidad temática y/o problematizada. Sin embargo, los vínculos afectivos existentes se juegan en los sistemas culturales, y es con ellos que se estructuran los vínculos de lealtad. Conceptualmente, los vínculos afectivos no coinciden con los vínculos leales. Aquéllos son parte de éstos. Aunque el volumen y la calidad de los afectos pudiera condicionarlos psíquicamente, sin embargo, no determinarán nunca las estructuras de la lealtad a las cuales pertenecen.
De modo paralelo, las estructuras culturales son parte del sistema social, y no determinan éste. Sin embargo, le proporcionan sentido y dirección, de suerte que la acción de aquél debe revisar su comprobación en la cultura, y viceversa, la cultura no es nada fuera de su territorio que es la acción social, y su sentido debe comprobar su autenticidad en la acción.
Finalmente, ni los contenidos de la pasión sentimental y actitudes, ni el sentido basal de la cultura (barbarie) y la mera acción social, tienen capacidad de producir un proyecto social por sí mismos. Necesitan que su nivel de realidad ético-epistemológica tenga entrada en la acción creadora, es decir, que cree posibilidades de realidad y solución a las problemáticas que se presenten. Se trata pues de lógicas o razones inventivas donde emergen los derechos que signan lo societal fundado por el deber ser que propulsa
Referencias
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Yerro Belmonte, M. (1974): Sociología de la imagen, Sala, Madrid.
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[1] Preside la consideración de este modelo, el modelo que formula Henri Lefebvre en El Derecho a
[2] No siempre el pensamiento como lo será la intelectualidad tuvo buena prensa. “El viejo lema de
3] Todorov (1988) clasifica las actividades y la de intelectual puede dar sentido a las otras: “Estas dos actividades de una misma persona, la de científico y la de político, padecen por igual un mutuo aislamiento; pero ¿es posible concebirlas en otra relación que no sea la de alternancia (erudito de nueve a cinco y militante de cinco a nueve? Sí, a condición de admitir que junto a estas dos funciones puede existir una tercera, que yo designaría con ese término ambiguo, si acaso desvalorizado, de intelectual. Yo querría que este momento se entendiera, mediante esta palabra, la necesidad que pesa sobre el especialista en el espíritu humano y sobre sus obras de dar cuenta de los valores que subyacen a su trabajo y de la relación que éstos guardan con los valores de su sociedad. El intelectual, en tanto que tal, no es un hombre de acción” (Todorov, 10).
[4] “Y aquí llegamos a la segunda moral de mi historia. Escribí en mi libro Cómo se hace una tesis que una tesis bien hecha es como un cerdo, no se tira nada, e incluso décadas más tarde se podrá volver a usarla en distintas ocasiones. Estoy contento de haber tenido razón”(Eco, 2003)
[5] El articulista García Moriyón presenta el libro de M. Lipman, Pensamiento complejo y educación, Traduc. De Virginia Ferrer, Ediciones de
[6] A propósito del cuento de Emilio Coll: “El diente roto”, compilado en Cuentos para volar, editados por Carolina Ledezma y María Sol Reyna, Simón Alberto Consalvi dice que “abunda el “dienterrotismo” que en definitiva se da la mano con los lenguaraces. Una versión contraria del mismo fenómeno: dárselas de “sabelotodo” sin saber de nada. Tronar y atronar. Yo, puesto en la disyuntiva, me quedo con Juan Peña. Que si se engaña, no es suya la culpa” (Consalvi, 2003). El muchacho o chico que se rompió el diente, adopta una actitud hierática, de éxtasis, acariciando su diente roto en la oscuridad de su boca, sin pensar en absolutamente nada, pero todo el mundo se hacía lenguas de su postura reflexiva y pensante. Hay en las aulas una generalizada pereza por el pensar que “se reproduce en la sociedad” , según M. Desiato (2003)
[7] Se toma el modelo analítico de Levi-Strauss de acuerdo a como lo propone este autor: en las sociedades complejas, la ideología política viene a ocupar el puesto que en las sociedades simples ocupaba el pensamiento mítico (1972).
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Dossier del Dictado de Investigación, Parte I: punto 1. Universidad Central de Venezuela Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Postgrado en Ciencias Sociales, (Véase en este mismo blog, día 3 de junio de 2011).