Homenaje
a Félix Velasco Cortázar
que ha sido coordinador de Yuca
boletín de un grupo informal de amigos.
Madrid con proyección internacional
.
Si no hay vergüenza de país
no existirá el país verdadero.
I/
Cuando yo tenía de doce a quince años
el país se me cruzaba en el transbordo
del tren de Burgos al tren de León.
Vacaciones. Devolución gloriosa a
la cuna familiar.
Tengo todavía colgando de mis ojos
la maleta y el saco con la manta de dormir.
Aquél trasiego aguantaba todas las ganas
del despegue del vivir, y era una ansia de
ensanchar mi corazón de pueblo
a las lejanías que hacen a un país.
Lejanías que lindaban con las honduras
del alma por esculpir.
Era el país un mundo tan grande que no
coincidía con el mundo pubescente mío.
Pero había algo en mí que me llamaba
más allá de mí mismo.
No he vuelto a hacer transbordos. Pero
todos los días aquella encrucijada de
Venta de Baños, tan simple, me sirve
de astrolabio para desplazarme
a través de mi conciencia,
del país nativo al país ulterior,
y de país ulterior al país nativo
con la maleta pesada de los sueños, y
el saco con la cobija a las espaldas tras
andar de unos trenes a otros.
Aún llevo la geografía de los dos países
como inmejorable cuadrícula del
transbordar mundos para reencontrarme
y, aún cansarme de mí mismo.
II/
Hace añales que salí de mi casa-mundo
para entrar en mi país-ulterior, y no
disponer, ni de uno ni de otro.
¿Será un transbordo de mundos inútil?
Ya no puedo más con mi cansancio.
Las explicaciones me dejan en frío, no
comprendo la destrucción de un país.
Hoy los dos países andan descarrilados.
El viaje a la sociedad se halla inutilizado.
“Si pudiera tener un manantial de la
‘vergüenza de país’, sería en la montaña
de la esperanza. El sonido sibilante de
esa geografía sería persistente y de
alta tensión”.
Lo escribo con el desplazamiento de
un ser incurable.
A los venezolanos les gusta colaborar.
¡Tú tienes que saber lo que es vivir en
un país envilecido!
A mí me gusta colaborar y disfrutar
de tu amistad.
¡Tú tienes que saber lo que es vivir con
paisanos deprimidos!
Ahora en la noche de la desvergüenza
necesito cubrir con un paño mi pena
y mi vergüenza, y poder descansar
de mí bajo la esperanza,
lábaro en el alcor de la vida.
III/
“La vergüenza es un sentimiento
revolucionario”, Karl Marx dixit.
A ello me atengo. El país venezolano
detenta los bienes humanos que lo
redimen y es un país que nos ama
bajo un manto de consolación.
Aunque no comprenda la noche, ni la
música del fin de semana
en el barrio caraqueño,
sin embargo, más firme y más real
que el sentimiento,
hay algo en mí, en mi carne y huesos,
que espera por la verdad de este país.
País incansable a la dicha
danos la esperanza que sabes
para la existencia de nosotros mismos.
Cuando algún día esté frente al rostro
verdadero del país venezolano,
lo miraré hasta adquirirlo plenamente
y reconfigurar mi propio rostro
en la vergüenza que amerite de país.
La vergüenza de país se resuelve
como salud del país mismo. Ésta
es su verdad.
Se alimentará en la circulación de los
valores de sociedad. La esperanza
los despejará. Son los que aún
bullen en la savia cívica de este
desvencijado país.
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Caracas, 22 de octubre de 2023-10-23