Cristo de Velázquez |
Plantear el asunto divino con el sufrimiento humano del
país, en que nos metió la declaración presidencial con el “Dios proveerá”, nos
convoca a detenernos a pensar en este tiempo de Semana Santa. Si el país está
mal, ¿cómo me va a ir a mi bien? La marcha del colectivo social pauta las
condiciones en que los problemas de cada uno deben subordinarse al problema de
todos. Como en Venezuela nos está yendo mal a todos, la salvación viene si
actuamos juntos. De lo contrario, aquí no se salva nadie, ni Dios como dice el
argot que recoge el poeta Blas de Otero: ME LLAMARÁN. Entonces Dios se
convierte en nuestro problema-límite de salvación. El Corifeo toma la palabra
de cara al poder de dominación: SALVAR A DIOS EN VENEZUELA. Como el poder tiene
un tremendo aliado: nuestro narcisismo cultural, nos sobreviene el problema en
NARCISISMO Y SOCIEDAD de cómo luchamos contra nuestra fuerza antisocial con que
nos arropa nuestra cultura matrisocial. El problema es gravísimo porque invocar
a Dios impunemente, suena a un resuello mítico negativo: el poder va a impulsar
el sufrimiento hasta donde llegue: al infinito, porque el poder es insaciable.
ME
LLAMARÁN
Me
llamarán, nos llamarán a todos;
Tú,
y tú y yo.
Nos
turnaremos en torno de cristal ante la muerte,
y
te expondrán, nos expondremos todos,
a
ser trizados…¡Zas! por una bala.
Bien
lo sabéis.
Vendrán
por ti, por mí, por todos,
y
también por ti.
Aquí
no se salva ni Dios; lo asesinaron.
Escrito
está, escrito está,
tu nombre está ya listo,
temblando
en un papel.
Aquél
que dice:
Abel,
Abel, Abel o yo, tú, él.
BLAS DE OTERO, en PACO IBÁÑEZ: La Poesía Española de Ahora
y Siempre, Madrid
1975, Polydor, estéreo 24 67 016,
Música y canto: Paco Ibáñez
Vista y pintura: Ortega.
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