El faraón Ramsés del antiguo imperio de Egipto |
Era domingo, 8 de mayo de 2016,
5:00 de la tarde, cuando cambiaba los carros (coches): bajaba la negra Toyota y
subía el viejo Volkwagen azul al estacionamiento de la casa. En la Toyota, la
Radio Caracas Radio (RCR) 750, un entrenador deportivo venezolano estaba, en
medio de la entrevista, dando un reporte que me dejó pensativo. Uno ya sabe eso
como información general, pero aquel reporte mostraba una objetividad pasmosa
por la información precisa y su forma espontánea.
Como entrenador nacional y no
sintiéndose minusvalorado por el gobierno del país, avanzó de un modo normal
con su juicio sobre la gerencia del deporte en Venezuela: de cómo el gobierno
bolivariano, socialista, revolucionario, antiimperialista, había traído entrenadores
extranjeros para elevar la calidad del deporte en Venezuela con miras a ser
competitivo internacionalmente, pero que los resultados habían sido
insuficientes, por no decir deficientes.
Entonces, como un juez sentado
sobre una información dura tal como un trono de piedra, dictaminó sobre la
situación de dichos entrenadores extranjeros con cifras claras, que revelaban
la relación opresiva de los dos gobiernos involucrados. Le puse oído al tambor
batiente de la radio. Estacioné la Toyota junto a la acera, y me concentré en
la atención, desentendiéndome de esa tarde brillante de los trópicos, sobre
todo en la alta montaña.
A continuación expongo el
relato, diferenciando los niveles del análisis discursivo, para que se vean
bien los pliegues del contenido, tal como lo hizo dicho entrenador. Lo que
complemento es la operación del juicio de las cifras actualizadas (24 de mayo
de 2016) que corresponden al control de cambio de las divisas. La voz de la
tiranía queda en off ante la
narrativa del entrenador entrevistado:
1) El gobierno bolivariano trajo entrenadores extranjeros para elevar la calidad del
deporte nacional.
2)
Esos
extranjeros son cubanos.
3)
Les
paga 1.500,oo dólares mensuales a
cada uno.
4)
De
esa cantidad, se envían 1.300,oo dólares a la embajada cubana en Caracas, es decir, al gobierno cubano.
5)
Cada
entrenador cubano recibe el resto, es
decir, 200,oo dólares.
6)
Estos
200,oo dólares son cambiados a bolívares según el tipo de cambio establecido
por el gobierno bolivariano como preferencial[1].
7)
El entrenador
siguió hablando y hacía sus consideraciones sobre la situación de los
entrenadores extranjeros, cuyos resultados eran tan deficientes como su paga personal.
8)
Nosotros
podemos llevar a cabo los resultados
de las cifras, aplicando el valor del dólar según los tres tipos de cambio con
el bolívar, la moneda nacional, la única en circulación permitida en el país.
8. a) Si un entrenador cubano que vive en Venezuela recibe mensualmente
200,oo dólares, aplicando el importe de 10,oo bolívares según el tipo de cambio
preferencial, tenemos: 200 X 10 = 2.000,oo
bolívares. A partir del primero de mayo de 2016, el salario mínimo en Venezuela
es de 15.000,oo bolívares, más un bono de alimentación que no es computado para
las prestaciones sociales de 18.000,oo bolívares.
8.
b) Todavía el gobierno venezolano despoja al entrenador cubano de una cifra
considerable al aplicarle el tipo de
cambio preferencial.
9) Si operamos con el tipo de cambio oficial flotante, llamado SIMADI, el
dólar se encuentra cotizado a 452,oo bolívares. Así cuadrando la cuenta sería:
200 X 452 = 90.400 bolívares.
10) Si operamos con el tipo de
cambio libre, a criterio del mercado,
tenemos que el dólar se encuentra a 1.051,91 bolívares. Entonces cuadrando la
cuenta sería la siguiente: 200 X 1052 = 210.200,oo bolívares.
Los dos últimos resultados no
los acepta el gobierno bolivariano, por excesivos a nivel oficial ni a nivel de
la libertad económica.
En conclusión: hay una distancia enorme en
cifras dinerarias que se paga a cada entrenador cubano y los gobiernos de Cuba
y Venezuela, sea porque se le impone, de entrada, el criterio del despojo
tiránico del 86,66% del salario por parte del gobierno cubano, como por
condenarlo a la operación del cambio preferencial por parte del gobierno venezolano.
Este despojo y condena se observan
bien en la comparación de cifras que les corresponderían tanto si es con el
criterio oficial como si es con el criterio de cambio libre o paralelo.
Escolio:
Una cosa es gobernar (administrar)
Otra cosa es mandar (dominar)
Y otra cosa es tiranizar (dominio con esclavitud).
La honestidad del poder
(afirmativo como servicio a la sociedad) se pervierte en la medida que va
derivando hacia el mando y sobre todo a la tiranía. Se obtiene entonces la
negación del poder, por su negativa al servicio, lo que le hace ilegítimo, y
por su provocación de fagocitar (comer) a la sociedad misma.
En América Latina suele
acontecer la negación del poder a partir de que el modelo de acción social se inscribe
en el privilegio de pocos/exclusión de muchos[2].
La experiencia cubana, émula de la antigua Unión Soviética, representa la
radicalidad de dicho modelo al generar la relación de tiranía/esclavitud, según
el concepto de jerarquía opresiva. La
opresión indica un plus ultra de la dominación, según Lefebvre en El Derecho a
la Ciudad, con la diferencia de que en la opresión comunista no se origina la
capacidad creadora de las grandes obras como en los opresivos imperios antiguos[3],
como el egipcio, babilónico, griego y romano.
El modelo de jerarquía opresiva que se intenta
imponer en Venezuela durante los 18 años de gobierno bolivariano,
lamentablemente tiene a favor un basamento cultural inscrito en el edipo
matrisocial. Porque la matrisocialidad venezolana no produce en el edipo
cultural la figura de autoridad, y
tampoco se aprende la obediencia como
balance sino la insumisión como
rebeldía sin causa (el consentimiento caprichoso). Lo que se produce entonces
son sus vicios o desvíos en el autoritarismo.
Lo que reconfirmamos en nuestra
permanente etnografía es que dicho autoritarismo se entiende como autoritarismo caciquil. Es decir, no
está desarrollado sino muy poco como caudillista, y lo mismo como jefatura
presidencial. El llorado historiador tachirense Ramón J. Velásquez hablaba de
que todos los presidentes venezolanos, aún los de etapa democrática, eran gomeros[4].
Si lo gomero persiste es porque el
mito del autoritarismo caciquil se
mantiene honda y dramáticamente en todos los períodos presidenciales de la
historia venezolana (y aún de América Latina)[5].
Si pensamos que la autonomía de
la economía sustenta la libertad según los
modernos, frente a una débil y sometida economía que soporta la esclavitud
según los antiguos[6],
cuando se radicaliza la política y ésta fagocita (se come) a la economía en el
régimen cubano (y lo mismo en el régimen bolivariano en Venezuela), el
autoritarismo caciquil de uno y otro régimen producen la desaparición de la
realidad de pueblo. Entonces éste se convierte en esclavo, cargando con todas sus
hambres ancestrales[7].
En la tiranía cubana (y
venezolana) vamos en este tren, a todo vapor regresivo, al mundo de los
antiguos: Abajo el poder, ¡Vivan las tiranías! Si inmisericordemente se recluye
al pueblo a su hambre total, a fin de
cuentas la tiranía no paga.
[1]
Están establecidos tres tipos de cambios: el preferencial (10,oo bolívares por
un (1) dólar), el oficial flotante (452,o8 bolívares por un (1) dólar) que va
subiendo hacia el paralelo o libre o del mercado negro que se encuentra a
1050,91 bolívares un (1) dólar. Información de Dólar Today el 24 de mayo de
2016.
[2]
Como la lógica del privilegio es de pocos suele tener mejor dispuesta la
capacidad para determinar la dinámica de la organización social en la que la
exclusión es la lógica de muchos, cuya subjetividad es más difusa y débil. Por
eso la situación de América Latina en la que predomina la lógica del privilegio
tiende a ser un territorio donde predominan las tiranías con su negación del
poder social como territorio de muchos.
[3]
Henri Lefebvre, El Derecho a la Ciudad,
ed. Península, Barcelona, p. 20.
[4]
Comunicación personal. El vocablo gomero
lo deriva de Gómez, Juan Vicente, el dictador venezolano cuya jefatura comienza
en 1908 hasta 1936. Gabriel García Márquez, novelista colombiano, premio nobel,
autor de Cien Años de Soledad, lo
consagró como el dictador prototípico de América Latina. Lo gomero representa perfectamente la idea
del autoritarismo caciquil, que todo venezolano entiende perfectamente (por el
inconsciente) y no tanto el autoritarismo caudillista y de jefatura presidencial.
[5]
Samuel Hurtado Salazar, “La Latinoamericanidad o La negación del poder. ¡Vivan
las tiranías!”. En Cultura Matrisocial y
Sociedad Popular en América Latina, ed. Trópikos, Caracas, 1995, 53-95.
[6]
Modernos y antiguos es el modelo que se utiliza en la modernidad para hablar
del pensamiento de la filosofía antigua, esencialmente sintético, cuyos
representantes son los helenos como Platón, Aristóteles, Plotino, y el
pensamiento de la filosofía moderna, esencialmente analítico o del método, que
desde el siglo XVI lo representan conspicuamente Maquiavelo, Descartes, Kant,
Hegel, etc.
[7]
María Zambrano, Persona y Democracia. La
historia sacrificial, Anthropos, Barcelona, 1988, pp.152-155.
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