domingo, 20 de julio de 2014

PAÍS ULTERIOR


























PRESENTACIÓN AD LÍBITUM EN FAVOR DEL EMIGRANTE

Hay pérdidas que pueden revertir en posibilidades de ganancias. Es como decir que la destrucción puede llevar al aprendizaje, si nos disponemos a aprender de la desgracia. El resultado se origina cuando el individuo al fin se ve forzado a saltar los límites en que está atrapado, y salta para enfrentar el futuro con sentido de riesgo; riesgo que le impulsa a emprender cosas como protagonista de sí mismo. El símbolo del arraigo suele jugar el papel de una situación de atrapamiento. Si se encarama sobre éste, el ser humano se coloca en una alternativa de producción de realidad impensable. La nueva situación se define por el símbolo del intercambio: éste impulsa al individuo a forzar la barra de las relaciones sociales, y hacerle sentir el momento que le convoca a la innovación.


Es el escenario en progreso del emigrante, del exiliado, de la diáspora. Frente al nativo, limitado a su pequeña medida de intercambio tranquilo, el emigrante se encuentra en una situación de privilegio arriesgado, (tal es la base de su transvaloración): la medida del intercambio es mayor y su calidad superior. Su soledad crecida hace que su encuentro con el otro sea tan fecundo que genera en la sociedad de llegada un valor social original. Desde su extralimitación nativa, primero, y política después, el emigrante se resitúa en el alargue de sus posibilidades sociales; realidad extra que, en torno a él, configura un “país ulterior” que pretende la vitalidad de todos los sitios.


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