"Por que hacer el camino
(de Santiago) andando es
estar en todos los sitios”.
Las Edades del Hombre,
Catedral de Palencia, 1999. Vídeo.
Me ha gustado siempre la imaginería que conlleva un
trayecto.
Es como deslizarse
en un espacio,
Es atravesar
fronteras, y pasar umbrales,
Es colocar un hito, un fin de
camino, de cumplir
con una promesa, un interés,
un proyecto.
No sé si ese gusto o estética por el trayecto es porque
siempre vengo y voy atravesando preocupaciones sociales, problemas de vida,
experiencias que llegan y revientan como olas, detrás, después de que uno les
ha surcado su vientre.
Es posible esa causa.
A
los 11 años salí de la familia para iniciar
la travesía de la
vida.
A
los 25 llegué a Venezuela que se presentaba
como el teatro
nuevo, original, de mis trazados.
A
los 33 comencé la Línea de Investigación
sobre Venezuela.
Este trayecto de la investigación tiene doble vertiente:
-
la del actor social en el barrio El Triángulo
de Caracas
-
y la del autor académico en la Universidad
Central de
Venezuela.
Desde este primer momento público se “maridaron” estos
dos personajes del auto sacramental de mi vida venezolana.
. . . . . . .
Porque el trayecto invita a Hacer el caminar, mientras que el proyecto es Idear el camino, y con ello está el afán del saber orientarse en el
hacer el camino.
Por supuesto que sin proyecto, el trayecto resulta vacío
de contenido, sin ideas, al fin, sin sentido.
Este modelo de trayecto-proyecto (iacio, iactum) indica que
algo se arroja a la vida, al quehacer debido. Tal es el origen filológico
latino, para mostrar el arrostramiento de una historia vital. Una indicación
más sociológica (práxica) que el íntimo pro-yectarse de las ciencias del psi.
Por eso, el sólo mencionar el trayecto supone más que un
simple invitar, es ya una performance, como decir, es ya una disposición y su
hecho en consumación, esto es, de lanzarse (arrojarse) al cumplimiento de un
propósito in actu (que está
haciéndose o realizándose).
Si hacer el camino implica el poder analizarte, antes que
interpretarte, hacer el camino significa también poder comprobar cómo va el
camino y cómo te va en el camino en cada paso que andas, en el sentido de un
bosquejo de un proyecto que estás experimentando.
En el fondo de mi trayecto hay un entramado de dos
proyectos:
-el
trayecto personal
-el trayecto
de la universidad que está en mí pero que corre paralela a mí,
es decir, me
trasciende.
Trayectos dialécticos que se juntan, se superponen,
avanzan con estímulos a distinto ritmo, a veces con sonidos inarmónicos, pero
que se compenetran
Yo tengo identificados, en mi trayecto de investigación
social, cuáles son los hitos cruciales, o señales de referencia esencial, que
significaron de un modo decisivo remontar la montaña llamada Venezuela, o que
significaron también orientarme en los empinados intríngulis de sus
encrucijadas, y decir que he, al menos provisionalmente, solucionado tal
problema teórico, y por lo tanto que el transitar de su etnografía, dejo un algo
de teoría y pensamiento que hace historia en mi trayecto.
El trayecto representa la puesta en acción de mi
proyecto, lo que implica saber donde uno está parado, para hablar con el argot
criollo. Por eso no puedo decir que me hundí en el medio del Atlántico, sino
que recorrí y permanentemente recorro playas de allá y de acá, las recorro por
que las llevo en los hombros, y además son las que han hecho subirme sobre mis
propios hombros, es decir, superarme, sobrepujándome con mi proyecto.
No puedo dejar de incorporar, por que sería incompleto, a
esa trayectoria a la Universidad Central de Venezuela, la cual significó para
mi desde mi primer ingreso originario, el de estudiante, el comienzo de mi
travesía académica venezolana, una travesía de resultas permanente hasta el día
de hoy. Esta travesía, no está motivada por la arquitectura (siendo Patrimonio
de la Humanidad), ni por las autoridades (con sus responsabilidad); no son ni
siquiera las amistades y su mutua dilección. Son mis alumnos, mi quehacer con
ellos. Si puedo permitirme una licencia familiar, son el fuego encendido de mi
travesía, aunque ellos no lo crean. Con ellos, en el esfuerzo de trasmitirles
mis cosechas de conocimientos, soy yo el que más aprendo. Ellos son mis obras,
más que mis obras de investigación escritas y publicadas. Acaso éstas no sean
otra cosa que para pulimentar aquéllas y reafirmarlas en su propio camino.
Esto me trae a la memoria, la escena de los tiempos
oscuros en que vive la sociedad venezolana y que la Universidad tiene que
orientar mediante una producción de conocimiento agregado. Este agregado
podíamos metaforizarlo como una luz. La Universidad debe aclarar los trayectos
de la sociedad, de lo contrario perdería la razón de su existir.
Pero, ¡ay! a veces la Universidad se queda atrás,
retrocede, se oculta, y es la
sociedad la que, para colmo, la interpela desde voces tan
comunes como la de un ama de casa, de un buhonero, o un profesional cualquiera.
La comunicación de esas voces viene vía los propios alumnos que las recogen en
la calle, en su familia y en su trabajo. La universidad no logra a veces ubicar
su puesto en la sociedad, y no sabe alumbrar el camino de la sociedad. Tanto
así que cree que puede darse el lujo de desentenderse de la sociedad. Pero la
universidad no se entiende sin la sociedad donde está insertada, tanto que sin su
sociedad pierde la referencia de su existir, y cómo debe ser ese existir de
acuerdo a momentos que tiene que ir por delante alumbrando y al mismo tiempo
por detrás comprometiéndose con la sociedad.
De aquí que el saber universitario no es un saber más o
un saber cualquiera. Tiene que tener un
valor agregado, un saber que le otorga la fuente ética de su episteme,
productora del pensamiento societario.
Un trayecto universitario debe tener sus cimas de
consumación, una de ellas el reconocer los méritos al trabajo científico. Esto
es importante en un ámbito de país cultural, como el nuestro, pues ese
reconocimiento suele caer en la tentación de ser pensado como un don o gracia
que otorga la universidad. Hay que reivindicar la cultura del trabajo en el
colectivo social, signado culturalmente
por el placer, la magia, el privilegio, que suelen expresarse en las
trayectorias circunstanciales, por ejemplo, del arribismo, es decir, en un no
trabajo, cuestión que sin éste se esfuma la consistencia del mérito, mostrado
en el valor agregado.
Cuando la universidad no responde a su función
societaria, la misma sociedad puede interpelarla, aún desde el pensamiento
concreto de algunos de sus actores sociales, que a veces lo hacen en son de
queja. Es entonces cuando la sociedad urge por ese valor agregado, con que la
universidad aclare con sus luminarias del conocimiento los trayectos que la
sociedad venezolana debe transitar para constituirse como la sociedad que
demandan las señales de los tiempos. El saber universitario tiene que ir
túrgido de pensamiento para garantizar el agregado del saber, que es el
reconocido en la evaluación de los méritos al trabajo.
Tener una asociación, identificada por su evaluación de
trayectorias de méritos académicos, representa de entrada ya un valor agregado
de la Universidad. Lo que queda es ya mostrar, en estos tiempos oscuros y de
una universidad ensombrecida, por donde se encuentras las luces.
Termino con el final de mi artículo La Universidad Ensombrecida, encomendado por el Vicerrectorado
Académico:
“La Universidad, aún
ensombrecida, nunca puede ser un mero reflejo del país, siempre existirán
testigos que iluminarán la senda del futuro de la sociedad, pese a las
circunstancias difíciles. A esos testigos, sobre todo en tiempos de extravío y
confusión, hay que dar con ellos. Ellos son los garantes cualificados”.
Para dar con ellos, pongo a la orden mi trayectoria de
investigación, y a partir de este Premio, también para dar con ellos,
identifico también a la Asociación para el Progreso de la Investigación
Universitaria (APIU).
Buenas tardes.
--------------
Discurso
del Profesor Dr. Samuel Hurtado Salazar como representante de los ganadores del
Premio a la Trayectoria de la Investigación Universitaria
“Francisco
de Venanzi”
Auditorio
de la Facultad de Farmacia, UCV, 28 de Abril de 2006.
Reconstruido
a partir del bosquejo de apuntes el 2014-01-29
No hay comentarios:
Publicar un comentario