lunes, 17 de noviembre de 2025

LA GARZA BLANCA COMO TOTEM LABRADO

 

Monición: se trata de observar cómo se fabrica un totem, en este caso el de la garza blanca y en la circunstancia de la garza blanca del amanecer en nuestra trayectoria de investigación social. El motivo está tomado de la canción “Vestido de garza blanca”, con letra y música de Pedro Felipe Sosa Caro, con interpretación popularizada de Cristóbal Jiménez, y el género de música llanea venezolana. Mi opción es reducir el motivo la describir el desafío de arraigo incondicional referido al permanente comenzar no sólo en la etnografía sino  también en el pensar el modelo conceptual que implica la actualización del comenzar en el hacer ciencia social en América Latina desde Venezuela. Tal es la metáfora del amanecer como especie de la alegoría en la garza blanca.

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Un totem es un símbolo (o señal) de reconocimiento de un héroe, de un país, de un autor, de una tarea…

Conseguido en una experiencia histórica del objeto a reconocer y a reconocerse. El símbolo suele ser una planta, animal, u otro símbolo de la naturaleza,  ésta como originaria tiene la facultad de fijar el comienzo del proceso del reconocimiento  en el evento social como un apax (como de una vez para siempre, según su tiempo etnológico).

Nuestra breve consideración despega de sentir el símbolo animal, y, en este caso, el animal avícola, con su figura, espectacular, tal como la ha fabricado el cantautor en el acontecimiento del trabajo del ordeño al amanecer. El fenómeno a estereotipar es el comienzo de iniciar una tarea de creación, y sentirla como una expresión de la totalidad de un país, a partir de ser pensado; por lo tanto se trata en aras de un autor de pensamiento, de saber cómo comenzar a pensar y/o que supone el comenzar como artilugio de un ambiente cultural en que éste es propicio para la inspiración del pensamiento en una realidad nueva (civilización cultural. filosofía, ciencia, literatura, arte).

Nuestro totem se originó en la autobiografía del pensamiento en el desarrollo de éste para calibrar su país ulterior, en este caso Venezuela. En ese vuelo de la cuenca del río Duero a la cuenca del río Orinoco, la trasmigración viene dada por un ave insignia en que ocurre la llegada y su permanencia de trabajo. Por otro lado, el esfuerzo de imaginación instituyente nos vino desde la comparación con la tradición occidental que se origina ya en la salmodia bíblica (salmo 102)

 

Soy como búho en el desierto,

como lechuza entre las ruinas,

gimiendo insomne,

como, en tejado, solitario pájaro.

 Así llega a la trastienda de la filosofía moderna con Hegel, cuando el pensamiento se encomienda a la oscuridad de la noche para trabajar descansando, como el búho al anochecer

Se prolonga en la sociología francesa de Touraine, como alondra, que desarrolla el pensamiento con toda la claridad del mediodía bajo el bochorno de la siesta cartesiana.

Surge con su efecto totémico en Antonio Machado

 

Un rubio mozo que sueña

con caminos, en el aire, de cigüeña,

entre montes, de merinos,

con rebaños trashumantes

y vapores emigrantes

a pueblos ultramarinos

……

Las cigüeñas de las torres

quisieran verlo embarcar

 Puede prologarse en otras experiencias más diversas como la teología vital de Díez-Alegría, que como una cigüeña se pone a vender retales teológicos desde la espadaña de la iglesia de Vallecas en Madrid. Toda la observación y el trato de los gustos en los compradores dependen del garabato que significa una oferta gratuita y bajo el motivo de las rebajas de otoño.

Un totem como una alegoría no pretende decir todo lo que esconde el fenómeno a pensar, sino subrayar las líneas de interés del problema escondido, y echar para adelante con la tarea que se inscribe en el proceso el pensamiento que va a necesitar un punto de reconocimiento o una referencia de lo que se quiere mostrar.

El autor decidirá conforme a los vericuetos del imaginario instituyente en que se ve metido el pensamiento epistémico para lograr al fin anidar en un ave totémica que le permita al imaginario establecer el imaginario constituido. Ello implica remontarse en largos y permanentes sobrevuelos en y desde la realidad.

En la autobiografía de nuestro pensamiento y desligándonos

-del cansancio que supone haber llegado con el búho al anochecer  como un final,

-dejando atrás a la alondra  del mediodía que ofrece la claridad del bochorno de lo que el día llegó a su plenitud,

-o viendo, como la cigüeña desde la torre, el cierre del negocio en la caída del año por el otoño y sus rebajas en el intercambio de experiencias de la fe,

-nosotros nos ubicamos en la ‘garza blanca del amanecer’, inspirado en la canción del ordeño en las haciendas de los Llanos venezolanos, la región geopolítica del país, la que expresa la cuenca de la orilla norte del río Orinoco, y es la referencia cultural de la imaginación venezolana. En el trópico, el amanecer con su brillo de luz y desenvoltura como inicio de vida de la realidad, pro-voca al pensamiento a trashumar deseos, actitudes y ensoñaciones de ser. Habíamos llegado a anidar en los caños y en los esteros, donde las aves señorean el comienzo de realidades de país. Allí la imaginación pensante dejando al país su inspiración.

 

Vestida de garza blanca

la brisa de la mañana

trajo en el arpa viajera

para celebrar contigo

el día de tu cumpleaños

mi muchachita llanera.

……….

Y como no te traje nada

para que vivas conmigo

en las alas del romance

te dejo mi inspiración

 

El pensamiento no tenía otra alternativa que comenzar de nuevo en su trasmigración y hacerse nativo (to go native) en el sitio, como nuevo natural del país que quiere trabajar. Sin pensamiento no hay país posible. El nuevo país significaba un país ulterior, para aprender a saber comenzar de nuevo a pensar, y hacer de la herencia que llegó de allende los mares, una realidad universal nueva con lo que vino y con lo que estaba.  Ello significaba un esfuerzo por asumir esa realidad lejana junto con la cercana y evitar todo lo vergonzoso que pudiera presentarse como prejuicio de propaganda extraña a la historia del país. La buena calidad del pensamiento venezolano propicia ese aprendizaje del saber comenzar de nuevo inspirados en nuestro nuevo acontecer reconfigurado como un totem en la garza blanca del amanecer. 

 

“Nuestra historia no es,  como creyeron ciertos demagogos,  una aventura castrense que tomase arranque  con  los fulgores de  la guerra de Independencia. Historia de trasplante y de confluencia,  la nuestra es la prosecución del viejo drama español en  un  medio geográfico  virgen,  donde  coinciden, para formar nuestro alegre y calumniado mestizaje, la aportación del indio absorto ante los caballos y la pólvora, y la del esclavo negro, traído entre cadenas  desde su viejo mundo selvático.  Sus símbolos  no  son  ni el  tabú  africano  ni  el  totem  aborigen. Sus símbolos son una transfiguración, con sentido de mayor universalidad, de los símbolos hispánicos  (M. Briceño Iragorri:   Introducción y defensa de nuestra historia.  Caracas: Monte Ávila, 1972, 77-78).

 

Junto a Briceño Iragorri, podemos arrimar a Ángel Bernardo Viso con Identidad y ruptura, y a José Manuel Briceño Guerrero, con el Laberinto de los tres minotauros. Nuestra trayectoria de investigación y pensamiento venezolanos está cobijada bajo la orientación de estos grandes intelectuales cercanos, para luego ahondar el saber comenzar con la intelectualidad que merece el país ulterior.

 

“El significado de País Ulterior como obra venezolana constituye el aporte a

la conceptualización societal (universal sub specie de proyecto de sociedad) de las culturas, y, en particular para Venezuela, hacerle madrugar el pensamiento que debe presentarse con una inteligencia de innovación societable, no como la lechuza del anochecer centroeuropeo, de Hegel, ni como la alondra del mediodía francés con su bochorno, de Touraine, sino como vestida de garza blanca la brisa de la mañana, tal como lo canta el ambiente de trabajo en el amanecer de Los Llanos tropicales venezolanos” (Samuel Hurtado: País Ulterior. Más allá de las fronteras del conocimiento las cumbres del pensar trashumante. Saarbrücken (Alemania): Editorial Académica Española, 2022, fragmento del Ultílogo).   

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Referencias

Briceño Guerrero, José Manuel (1994). El laberinto de los tres minotauros. 

            Caracas: Monte Ávila.

Briceño Iragorri, Mario (1972). Introducción y defensa de nuestra historia.

             Caracas: Monte Ávila.

Díez-Alegría, José María (1980). Rebajas teológicas del otoño. Bilbao:

             Editorial Desclée de Brouwer.

Hurtado Salazar, Samuel (2022). País ulterior. Más allá de las fronteras del

            conocimiento las cumbres del pensar trashumante. Saarbrücken

             (Alemania): Editorial Académica Española.

Machado, Antonio (1962). Poesías completas. Madrid: Espasa-Calpe,

             Colección Austral.

Sagrada Biblia (1958). “Salmos”. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos.

Touraine, Alain (2005). Un nuevo paradigma. Barcelona: Paidós Ibérica.

Viso, Ángel Bernardo (1983). Identidad y ruptura. Caracas: Alfadil

             Ediciones.

 

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