Colando el café mañanero, que
en grano nos trajeron de Boconó (de los Andes de Trujillo), pensé que podría
dar un adelanto del tema del mes con el motivo de Magia y Política del Vivir a Gusto: un capítulo del libro PÚBLICO Y SAGRADO: Política y Religión en la
Venezuela Actual, abediciones,
producto de la colección Visión Venezuela, de la Universidad Católica Andrés
Bello (UCAB).
La presentación del libro,
demorada desde diciembre de 2018, se demoró todavía más debido al choque de trenes político de la
coyuntura del mes de enero, y aún de un modo puntual en febrero por las
programaciones de marchas y concentraciones del país nacional propuestas por el
mismo presidente (E) de la República.
Al fin se dispuso el lanzamiento
del libro el sábado, 9 de febrero, en la Librería Kalathos de la Av. Ávila de
Los Chorros (Caracas), un centro de intercambio cultural diseñado como un
parque paradisíaco (tropical) al pie de la Silla de Caracas (alta montaña).
Aquí se muestra, primero, la presentación breve y en grano limpio del capítulo,
presentación encargada por mi asistente de investigación, el antropólogo
doctorando Miguel Ángel Palau, y, segundo, como más suculento, el resumen de
ponencia que se presentó en el IV
Congreso de la Asociación de Antropólogos Iberoamericanos en Red (AIBR), en
la ciudad de Granada, el 5 de septiembre de 1918[1].
MAGIA Y POLÍTICA DEL VIVIR A
GUSTO
(presentación breve)
La ida y vuelta a la política por la magia canaliza las
creencias brujescas que anidan en las altas esferas políticas. Las mueve el
trasfondo cultural matrisocial difundido en la estructura social toda. La
especie materna alimenta a la especie mágica, y arraiga al venezolano como
descendiente materno-divinal. La seducción política se origina en promesas,
agotando los deseos, tanto que su cumplimiento no es importante. El
autoritarismo caciquil ronda lo enfermizo de la cultura política donde el
complejo matrisocial esfuma las responsabilidades y hace que las complicidades
se vivan como compromiso, y el autoengaño como medida del vivir a gusto.
MAGIA Y POLITICA DEL VIVIR A
GUSTO EN VENEZUELA
(resumen)
Entre el hambre y la violencia generalizada los recorridos de las significaciones políticas están
interceptados por la rebaja interpretativa que imprime el talante mágico de la
cultura. A ese recorrido se incorpora la atención del investigador, que al
experimentar en su sensibilidad los sentidos de realidad, sincera la
elaboración del conocimiento conceptualmente autor-izado. Lo mágico-religioso juega con las promesas políticas,
allí donde el decir esquizoide no
alcanza al hacer resolutivo del todo
concreto, y de este modo la cultura matrisocial desorienta el camino tejiendo
complejos etno-semánticos, dobles códigos etnopsiquiátricos y encantamientos
populistas de redistribución económica. Tal juego desarrollado en espejismos
obnubila las responsabilidades del pueblo, al que no se puede decir la verdad
del país, porque tampoco la aceptaría. Lo mágico coloca un techo a las promesas
para no cumplirse, no como sinrazón civilizatoria (Nietzsche), sino como razón
matrisocial envuelta en contradicciones inmanentes
paralizantes que le impiden ver bien y soportar con o sin dolor la realidad. La
desidia ante los problemas trae consigo una violencia que en llave con lo
placentero matrisocial deniega la verdad, encomendando ésta al autoengaño. Así,
mejor o peor (normalmente peor), el pueblo venezolano vive a gusto su realidad
pre-etnológica, revulsiva a su vez con las contradicciones trascendentes que como foráneas le vienen de la presión del
proyecto de sociedad. Al fin, la magia matrisocial somete a la política, y ésta
se degrada con rapidez y sustancialmente.
Palabras claves: Magia, política,
matrisocialidad, autoengaño, verdad.
Como coyuntura actual, el
problema venezolano se vive en el país como tragedia en las fronteras con
Colombia (población de Ureña), con Brasil (población de Santa Elena de Uairén)
y con la costa del caribe en Puerto Cabello. Como problema de estructura se
viene viviendo como farsa seria, dando tumbos de ventolera cultural, en la
historia venezolana.
Nuestra crítica inmanente de la
cultura (matrisocial venezolana) muestra que la gente venezolana vive de la
magia sus problemas políticos y sociales; los vive como país encantado; y esta
vivencia como mágica produce y contiene una materia prima de baja calidad con
el fin de idear, expandir y proyectar un diseño de trabajo para construir un
porvenir inmediato halagüeño y sobre todo a largo plazo, que es el que interesa
al fin para mantener el esfuerzo y los sueños del futuro.
Además se torna en un país
encantado de sí mismo, que, por lo tanto, no logra verse mirar (García Bacca, XIII)[2]
a su realidad problemática para solucionar sus dificultades; más bien, la
mentada revolución bolivariana del siglo XXI ha conseguido, y sigue obteniendo,
un terreno de realidad cultural muy propicio a su favor para encaramarse en el
país (encantado de populismo y flojera); algo así como remando a favor de la
corriente, pues una cultura destructiva (José Ignacio Cabrujas) como nosotros
venimos explicando desde los años 1990, ha jugado a favor de la destrucción del
país como la propuso dicha revolución como política, y que fue, y ha sido, muy
aplaudida por la gente venezolana a partir de su edípico resentimiento.
Un estado mercantilista o
socialistoide, como se ha querido siempre en Venezuela, ha jugado falazmente
fallido a favor de nuestra vagabundería u holganza. Todo para evitar al pueblo
venezolano los sufrimientos del trabajo de la revolución industrial; pero si se
evita el camino al capitalismo, como único modo de desarrollo histórico
conocido y de transformación (Touraine, 1999) nuestro regreso es inevitable a la barbarie (Rodríguez,
2019), a la miseria, y aún al exterminio por hambre o enfermedad.
Historiadores, sociólogos e
ingenuos antropólogos del país no han sabido nada de eso, por falta de
instrumentos etnográficos y conceptuales para ver, y verse de antemano a sí
mismos. Todavía mostrándoseles esto, no alcanzan a seguir el camino del
conocimiento sin haberse antropologizado
(Devereux, 1989ª) como deben hacerse no sólo el antropólogo, sino también el
historiador y el mismo sociólogo, porque su deber científico-social es apoyarse
en la realidad primera de sentido de un pueblo como es el mito en términos
antropológicos (Devereux. 1989b, 13)
¿Cómo se explica, pues, la idea
de Rómulo Betancourt que tan ufanosamente dictaminara en 1941, (pensado en la
terminación de la revolución mexicana) que en Venezuela habíamos entrado o
llegado a la democracia sin disparar un tiro? Pues ahora tenemos la referencia
de que hemos pasado de la democracia a la dictadura (y tiranía) también sin
revuelta armada, es decir, sin disparar un tiro.
Eso sólo puede ocurrir en un
País encantado, turgente de felicidad o con sueños sólo de felicidad, como la
prometida del “mar de la felicidad” por Chávez allá por los años 2001 ó 2003
(es igual) o la manipulada por Nicolás Maduro en estos días para justificar la
ampliación en el tiempo de fiesta de Carnaval ya desde el jueves 28 de febrero
y 1 de marzo hasta el miércoles de ceniza como un “extender la felicidad
social”.
¿Y qué pasa en el fondo del
inconsciente colectivo venezolano? Pues según nuestra pauta cultural de
recolectores es tomarlo como norma, y comenzar la fruición festiva no ya en el
día 28, sino desde el mismo momento y fecha que se emitió el decreto. No sólo
la cosa se transita sin disparar un tiro, sino también sin hincar un diente
para hacer la transición con base en el trabajo.
Un país, pensado como moderno,
es decir, como sociedad, no puede llevarse a cabo sin trabajo. El trabajo nos
cura de la magia, con la cual no puede formularse ni realizarse proyecto de
sociedad alguno (Touraine, 1992).
Nuestro interés pretende
avanzar por este tiempo de reflexión en el diseño de una crítica transcendental
con el fin de indicar las potencialidades (inmanentes) que contiene la cultura
venezolana: su rasgo incomparable de acogida al otro, su solidaridad cálida y
humana, su dignidad con altivez primitiva o pura, su compromiso de instante elemental,
etc., con miras a desbordar la estructura cultural, cerrada por su narcisismo,
a medio abrir por su postura recolectora de conuco,
y abandonante de la realidad merced a su talante destructivo.
Porque se trata ahora de
abrirla plenamente a los escenarios constructivos de sociedad ¡La Sociedad! Esa
realidad inventada con tanto genio y esfuerzo por la inteligencia o pensamiento
humano, que todas las gentes (naciones, pueblos) del mundo pretenden alcanzar
para su desarrollo social y así mejorar, ir mejorando, su situación y conducta
con el fin de solucionar sus problemas.
Sin este apremio societal, no
es posible empatarse en solución alguna inmediata, a no ser que se crea como
éxito lo que en realidad es un espejismo (Rodríguez, 2019), y menos una
solución permanente, esto es, a largo plazo, como auténtico poder del hacer: se
pretende entonces creer que se actúa con interpretación de proyecto cuando en
realidad se pro-actúa con demagogia.
Sin ese apremio societal, seguiremos en
Venezuela como un país encantado lindante con la miseria, aún nos liberemos de
aquella mentada revolución y su mentida, fatua, felicidad.
Referencias
DELGADO F., C, y J. J. Palacios
(2018): Públicoy Sagrado. Religión y política en la Venezuela
actual, Caracas: Abediciones.
DEVEREUX, G. (1989ª): De la ansiedad al método en las ciencias del
comportamiento,
México: Siglo XXI.
DEVEREUX, G. (1989b): Mujer y mito. México:Fondo de Cultura Económica.
GARCÍA BACCA, J. D. (2004): Ensayos y estudios (II). Caracas: Fundación para la Cultura Urbana.
HURTADO, S. (2018): Identidad a contraluz. Caracas: Doctorado en ciencias
sociales, UCV.
PLACER, D. (2015): Los brujos de Chávez. Lamagia como prolongación de la
política.
Barcelona: ED economía digital.
RODRÍGUEZ, G. (2019) “¿Hemos
aprendido los venezolanos de la miseria
socialista que
sufrimos?”. Panam Post. Noticias
y análisis de las Américas, 2 de febrero.
TOURAINE, A. (1992): Critique
de la modernité, París: Fayard.
TOURAINE, A. (1999): ¿Cómo
salir del liberalismo? Barcelona: Ed. Paidós.
[1]
He de hacer notar que el texto completo del capítulo compilado se terminó de
escribir el 17 de febrero de 2017, y apenas ha sufrido alguna corrección en una
nota que completa la idea del lugar que se deja al héroe que lucha con el
personaje histórico, a propósito de la silla vacía que dejaba Hugo R. Chávez
para Simón Bolívar que lo acompañaba en el periplo inicial de su lucha
política. Se soporta sobre el libro de Los
brujos de Chávez, de David Placer (2015), y con la comparación de los
héroes griegos en la Ilíada de Homero y en la lucha de moros y cristianos en
Santiago matamoros y Alá. Con estas correcciones de nota sale publicado en
nuestra compilación de artículos de nuestro libro en publicación Identidad a
Contraluz (2018).
[2]
García Bacca emplea ese símil de ver sin
mirar para ilustra o dar a entender que el pensamiento puede existir pero
actúa cuando piensa con reflexión. Esta fuerza es la que queremos dar a nuestra
frase de verse mirar que ocurre en el
encuadre de negatividad.
Ritual de lanzamiento del libro con pétalos morados |
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