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La hoguera en el corro de San Juan, bajo la torre de mis ensueños |
DESTRUCCIÓN: HASTA QUE EL INFINITO NOS ALCANCE.
-“¡Cuándo vamos a salir de esto!”
Y
si le conocen a uno como vecino o conocido suelen añadir como tendiendo una
mano en son de ayuda: “Tú que te
encuentras con gente importante ¿qué dicen de la situación?”.
Me ocurrió con Paula, una vecina el pasado 2 de junio de
2019, cuando podaba las cayenas del frente de la casa, y me sugirió no podar
las cayenas dobles, todas floreadas, en el centro sobre el murito de contención
del jardín de la fachada. La escena desde la calle semejaba un espectáculo de
belleza rematado con la floración también del rosal en la altura.
-“Así debería quedar
de bello el país, y ser la envidia de todos los países del mundo”, le
susurré.
Todos tratan de tocar una tecla a ver si se oye alguna
resonancia positiva. Uno siente como voces profundas buscando esperanza. Es un
clamor cuyo eco se debate entre el desespero y la espera encomendada a Dios ¿A
quién más?
-“Yo siempre te dije
que esto (la superinflación) va al infinito”, le remito a mi señora y le
hago sentir el eco aquél que se recoge en las calles de Caracas.
Lanzo esta explicación al infinito del ambiente venezolano,
porque somos lo que hace de nosotros la cultura que portamos en Venezuela, y
con su sentido de permisividad
actuamos la realidad…Y así nos va
hasta donde nos lleve el autobús de la vida. La política socio-comunista va de
la mano de esa nuestra cultura, desidiosa, y aprovecha ésta para soportar en
ella su avance destructor.
¿Qué ocurre con este avance aplanador de igualdades,
socialmente palo abajo?
-Que todo va pasando inercialmente y se va aceptando sin
retaliación, más bien con toda la permisividad matrisocial y como recolectores
de conuco en selva o del bosque en llamas.
-Infinito indica
conceptualmente en su política hasta la
destrucción, y que ésta sea total,
porque además, según su ideología, es la forma de implementar su mundo nuevo
como ejemplo para toda la humanidad con su historia y su amplia geografía
mundial. Destrucción significa que
todo no sólo se haga añicos, sino su desaparición sobre la faz de la tierra,
donde se incluye el genocidio, y todo lo que se proponga como alterno-enemigo.
Toda la realidad terminará no sólo con la vuelta al conuco (bárbaro), sino que,
en sociedad compleja, hasta destruir la selva entera (Guayana) si ésta se
resiste a entregar todos, absolutamente todos, sus recursos para el servicio de
la revolución (= como destrucción antropológica, la del ritual de cargo).
-Infinito indica
en expresión tecnológica virtual
1) no que todo esté “por las nubes”,
como decimos de los precios en el mercado, según un concepto economicista de
explicación fenomenológica,
2) sino que todo esté, como ya está,
colocado y colocándose “en la nube”. El país dejó de ser real, para ser
virtual. Entonces entra a jugar la ideología de la patria inmaculada (sin mancha), un concepto dieciochesco
queriéndose actualizar en el siglo XXI; siglo cada vez más de migraciones y
movidas de población internacional o de patria mundial que de otra cosa. Y sin
embargo, se pretende con la revolución volver al país de la tierna infancia (Hugo de San Víctor) como consuelo
regresivo.
Política comunista (igualitarista) y cultura matrisocial se hallan en
colaboración hacia nuestro regreso a la barbarie, de donde al parecer nunca
hemos salido al menos desde nuestra independencia política en 1811, y pese a
ésta.
-¿Cómo se rescatará el país “de la
nube”? ¿Y quién y/o quiénes?
Sabemos dónde está la
nube, todas nuestras nubes: no
sólo en la forma de hacer política enfermiza, también en la forma de activar la
cultura de permisividad al dejar pasar la solución de nuestros problemas. Es
decir, dándonos todos los permisos posibles y hasta aberrantes para transgredir
la convivencia social y así impedir la emergencia de los acuerdos sociales en
serio, básicos para establecer un orden esencial y poder sobrevivir y no bajo
un estado de semi-locura.
Entonces se necesita una minoría
activa y un pueblo reverente donde priven tácticas y estrategias de
sociedad; tantas que esa minoría pueda jugar bien (ética), con maña, y aún con
maraña, según una invención socialmente arte-fáctica. Es lo que émicamente se
suele explicar, es decir, jugar (con
todos los aliados) con Dios y con todos los amigos posibles, y hasta donde sea
posible[1]. Es
necesario llegar hasta el milagro o maravilla de la salvación con todos los
fieles a la causa, y revertir el ritual
de cargo[2]
como falsa utopía para canalizar su fuerza transformadora en proyecto.
-¿Cómo puede ser esto?
Después se verá que se hará con amigos que pueden
convertirse en diablos. Porque todo tendrá sentido si hay proyecto, como dice Simón Rodríguez en su Defensa de Bolívar, y no demagogia. El
acuerdo de sociedad es preciso implementarlo desde la política como voluntad, y
empleándose totalmente en esa política con una ética de la verdad.
-¿Lo societal generado como proyecto en
y por la política?
Sí, porque la política es lo sensible real que tenemos a
mano; sí, porque debe ser una política como instrumento y materia prima, la que
se venza a sí misma cediendo el paso
al engendro de la sociedad y su proyecto. Sin sociedad no hay salvación posible
en Venezuela, y, por supuesto, tampoco en ningún sitio.
[1]
Este modelo comprometido políticamente me lo inspira el final de la película de
El Empecinado (Juan Ruiz, el
guerrillero emblemático de un pueblo del sur de la provincia de Burgos en la
guerra de independencia española contra el ejército francés de 1808). En la
escena final que comparte con Wellington, el general inglés que entrando por
Portugal es aliado de los españoles, pretende algunos privilegios en el
comercio liberal inglés y comienza a sabotear la manufactura española. Han
logrado el objetivo mayor: expulsar al ejército de Napoleón de la península
ibérica, ahora queda cómo deshacerse de los que ayer como amigos tácticos
advienen como nuevos enemigos, ahora estratégicos, pero esto ya es un problema
de otro o segundo orden. Lo principal está cumplido.
[2]
Ritual que consiste en destruir las cosas del presente para
que mágicamente venga hacia nosotros e infinito futuro prometido.