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Rafael Cadenas, Premio Cervantes, exilio poético para ser un panóptico del país. |
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“La compra de más libros de los que uno puede leer es nada
menos que el alma buscando el infinito”
(Alfred Edward Newton)
La
trayectoria hacia el infinito como un decir de la perfección de lo humano,
contiene saltos formidables que únicamente pueden salvarse con el cuerpo y el
alma juntos después de fuertes dosis de preparación. Uno de esos saltos
identifica a la etnopsicoanalización para entender la matrisocialidad en tanto
cultura propia en Venezuela. Su aplicación va a requerir reconstituir, los
modelos de análisis dicotómicos, en formato tricotómico de acuerdo a una
dinámica centrífuga con que logre reconducir a fondo la comprensión de la cultura propia. Este proceso de comprensión
necesita una preparación epistémica ineludible con requisitos a su vez previos
para organizar la teoría en distintos tomavistas como modelos de visión.
En
primer lugar se requiere adquirir un talante de reflexividad en el que cuerpo y
alma, como conjunto configurativo del entender, organicen su estrategia para
acometer los obstáculos que ofrece la vida en sociedad (su referencia
ontológica), y asuman los desafíos de éstos encontrándose a veces con el
pensamiento en noches de honda oscuridad.
En
segundo lugar, lo reflexivo puede arribar a una situación asilvestrada de
suerte que al ejercitarlo pueden producirse en su interior roturas o deslaves,
que es preciso suturar o limpiar para su aplicación técnica o conceptual como
cuestión imprevista de carácter epistemológico.
En
tercer lugar, se trata de ir aprendiendo la capacidad de ver en los escenarios
mantenidos en opacidad, y eliminar los diversos ‘ídolos’ o errores adquiridos
en la tradición (Francis Bacon); además si es necesario, despejar lugares
sustantivos requeridos por la trayectoria de la visión sometida cada vez más a
ráfagas de luz y sombra, es decir, a una experiencia paradójica tal como se
presenta la realidad a los seres humanos (Barroso, 1987).
¿Cómo
combinar lo propio y lo ajeno, cuya conjunción se presenta como meta de
infinito en el resultado al mostrarse como tal en la formulación de extranjería de lo propio, saltándose por
encima del ‘ídolo’ de la simple enajenación o ideología? ¿Cómo vivir
simultáneamente en la intimidad y la extrañeza, o en la cercanía y la
distancia, cuando la experiencia vital constituye una única configuración, (más
allá de los metonímicos procesos que como partes se generan en lo observado en
cuanto a lo propio del observador, que debe dar cuenta de la misma observación
como ajena de sí mismo)? ¿Cómo sobre-montar el falso dilema de lo secular y lo
divinal, cuando el mandato está inscrito en la libertad digna del trabajo
humano, aquel que proviene de la ética según el cual nos pertenecemos unos a
otros (we belongs together), y por lo
tanto, compelidos a vivir juntos como extranjeros aún en nuestro lugar propio,
nativo?
Esta
trayectoria para el no-valiente, esto es, carente de valores que inscribir en
el desafío, se presenta como una locura de los dioses impuesta a los humanos.
Pero hay un lugar al que los dioses contribuyeron para remediar la precariedad
humana: este lugar como una gracia de la
naturaleza que se nos dio a los humanos es la cultura.
Esto obliga a tener y desarrollar un comportamiento prescriptivo, tal como dice
Linton en su formulación de cultura y personalidad: No te vuelvas loco, pero si
pretendes volverte loco, tienes que hacerlo dentro de tu cultura propia. Esto es válido aun para entender la ‘locura’
particular de tu trayectoria emprendedora en los posibles saltos exigidos para
alcanzar la perfección de tu comprensión de eventos y sentido de las cosas; tu
vivencia existencial propia no puedes hacerlo sino dentro de la cultura, la
tuya propia, colocada además en la mira de la ajenidad transcendental.
¡Qué
bien la imagen!: ¡seguir en la locura bajo la protección de la cultura misma!
¿Será el proceso expresivo de la dulce locura cultural? ¿Qué más podemos hacer
aún en nuestro mundo visto como un lugar de exilio? ¿A qué más transcendencia
se puede uno aventurar considerando lo propio como ajeno, es decir, extrañando a la misma intimidad de sí
mismo?
Hay
un escalón más abajo apuntando a la hondura de la adquisición de ser de cuerpo
y alma (cultura y personalidad, en su relación etnopsiquiátrica) como
configuración total si apuntamos a la comprensión de la cultura propia con
referencia al país de pertenencia cercana por su raigambre en el inconsciente.
Si optamos por imaginar un escenario que pretenda hacer sensible al país en su
talante cultural, podemos argumentar: No
se te ocurra imaginar tal escenario, como por ejemplo escribir una novela o una
etnografía, para explicar en ese proceso de fábula al país…, pero si al fin te
pones en ello no puedes hacerlo sino dentro de tu cultura y la del propio país
‘objetado’. ¿Cómo entonces poder ‘leer’ una cultura que nos atañe de
pertenencia por la gracia del arraigo natural, inconsciente?
De
ello aducimos la fórmula de Animal in
fábula, no para quedarnos en la semiótica de U. Eco (2010: 43-47): Lector in fábula, ni de Mangieri (2010:
79-82): Lector in urbis, sino en la
etnológica de Animal in urbis (Hurtado,
2017: 176-180) para operar Animal
como la metáfora de naturaleza o barbarie, referida al entendimiento de la
cultura antropológica, esto es, la etnicidad. Tal es la trayectoria que
pretendemos otorgar en el presente texto de Animal
in fábula. Aquí la sub specie de fábula hace la función de foco dentro
del marco metafórico de Animal en el
texto del inconsciente donde arraiga, como principio y opera con miras a la
realidad, el mito mismo de la cultura étnica. De este modo, el mito en cuanto
fábula se presenta como una estrategia de sentidos reales y posibles, según compromiso que adquiere el observador de sí
mismo. El juego de la cultura, subjetivo y objetivo, permite toda esa
estrategia del sentido multi-visionario de la realidad.
Ya
no se trata sólo de aplicar in fábula
la objetividad del país venezolano, sino también, y sobre todo, la de fabular la propia experiencia expresando
el mundo real y el mundo posible por imaginar en la conciencia al acceder a la
comprensión de la cultural propia e íntima como ajena y extraña (Eco, 2010: 48). En este proceso de generar
el conocimiento como avance de perfección, el observador entra al interior de
sí mismo con la idea de autenticarse
bajo la guía ecológica de la autoestima (Barroso, 1987); ello tendrá como
correspondencia simétrica el adentrarse en las profundidades, además, del país
propio, el verdadero país adentro.
De
esta forma y siguiendo el camino etnopsicoanalítico alcanzamos al sustrato de
la etnicidad,
que resulta ser, asumiendo el término y la realidad psicosociales, el sí mismo colectivo, funcionando éste
como centrífuga en la tricotomía de los términos con el fin de afianzar en el
análisis la objetividad científica en las ciencias del comportamiento. Estamos
apuntando a la técnica de la contra-transferencia (Devereux, 1989b: 69). ¿Cómo
se puede hacer para aplicar este proceso técnico, aún sabiendo, o para saber,
combinar los términos dicotómicos de la intimidad y la extrañeza, de lo propio
y lo ajeno, de la cercanía y la distancia, en tanto que de entrada se muestran
como paradójicas descripciones de la vivencia sustancial del sí mismo?
Referencias
Barenboim,
Daniel (2003). “La finalidad del Estado
es
la libertad”. La Nación. Buenos
Aires,
http://www.lanacion.com.ar/03/12/26/do_558430.asp
Barroso, Manuel
(1987). Autoestima: ecología o
catástrofe. Caracas: Galac.
Bueno, Gustavo
(1991). “El reino de la cultura y el
reino
de la gracia”. Basilisco, segunda época,
n° 7 invierno, 53-56. Reproducido en Proyecto
Filosofía en español, Symploké, Seminarios.
Bueno, Gustavo
(1997). El mito de la cultura.
Ensayo de una filosofía materialista de
la
cultura, Barcelona: Prensa Ibérica.
Delgado, Manuel
(s/f.). Bases teóricas de la gestión
cultural. Universitat de Barcelona / Institut
Catalá
d’Antropología. Documento de
reflexión
y debate
N° 17.
Devereux, Georg
(1989b). De la ansiedad al método
en las ciencias del comportamiento. México:
Siglo
XXI, 5ª edición.
Eco, Umberto
(2010). “Personajes imaginarios y
ciudades
reales”. En Tulio Hernández,
Ciudad, espacio público y cultura urbana.
Caracas: Fundación
para la Cultura
Urbana, 41-65.
Hurtado, Samuel
(2017). El animal urbano.
Espacio y proyecto de sociedad en la
ciudad de Caracas. Saarbrücken:
Editorial Académica
Española.
Mangieri, Rocco
(2010). “Espacio urbano
y estrategias narrativas”.
En Tulio Hernández,
Ciudad, espacio público
y cultura urbana. Caracas:
Fundación para la Cultura Urbana, 77-111.
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Apartado I del “Panóptico
etnopsicoanalítico en las ciencias del comportamiento. El acto de observación”.
Caracas, 10 abril 2023, 50
Índice
I. Exilio de sí y locura fabulada hacia
la perfección.
II. Remontando el sí mismo para poder
ser.
III. El problema del sujeto y la
sociedad.
IV. Contratransferencia e inspección
total al hombre.
V. Conexión paradójica entre miradas
intersubjetivas.
VI. Deslinde subjetivo y conciencia
creadora.
VII. Operación del sentido y análisis
del inconsciente sociologizado.
VIII. Conclusión aplicativa en
investigación etnopsiquiátrica.
Referencias.